SpaceX ya ha comenzado a llenar de combustible el Falcon 9, el cohete que va a llevar el primer satélite vasco al espacio. Según ha publicado la empresa de Elon Musk en su cuenta de X (antes Twitter), las condiciones meteorológicas son «buenas para el ... despegue». Minutos antes, la compañía había aplazado el comienzo de esta misión a las 20.56 horas.
La ventana de oportunidad de 53 minutos que tenía el propulsor de la empresa de Elon Musk queda reducida así a un escueto espacio de 17 minutos en el que sería posible practicar ese lanzamiento. Portavoces de AVS sostienen que el cambio se ha realizado «para minimizar el riesgo de colisión en el despliegue de los satélites». En caso de no poder despegar hoy habría que esperar a mañana a partir de las 20.20 horas, cuando se abriría una posibilidad durante otros 53 minutos.
El cambio de horario también modifica -y alarga- la duración de la misión. Lur-1 no podrá pasar por encima de Vitoria hasta poco antes de la medianoche, alrededor de las 23.50 horas según fuentes de AVS consultadas por este periódico.
Esta mañana en la nevera de la sede de Added Value Solutions (AVS) en Miñano, de momento, sólo enfriaba una botella de vodka ruso. «¿Habrá que traer champán, no?», preguntaba a sus compañeros Rainer Díaz de Cerio. En pleno 'ferragosto' la oficina es un desierto por el que peregrinan unos pocos empleados y un técnico de mantenimiento. Nueve trabajadores, tres ordenadores y seis pantallas bastarán esta tarde en Miñano para que el despliegue de 'Lur-1', el primer satélite 100% vasco, se haga realidad.
Díaz de Cerio ocupa el papel más relevante. Es el responsable de la misión que llevará al artefacto alavés, de 57 kilos de peso, al espacio. Además, coordina el área de pequeños satélites de AVS, lo que le garantiza, como mínimo, tres lanzamientos más en el próximo año. En el 'Día D' de AVS mantiene la calma. «Si no hubieseis venido todos los medios me habría bastado con venir a las dos de la tarde», comenta con sorna.
Junto a él, Javier Pérez, Maite Ríos, Mónica Martínez y Laura Fernández son algunos de los nueve responsables de que hoy salga todo bien. El grueso del trabajo está hecho, pero queda que lo que no depende de AVS, el lanzamiento, también se desarrolle según lo previsto. Y no es 'pecata minuta': el cohete Falcon 9 se enfrenta a su segundo vuelo después de que el 12 de julio sufriese un fallo tras más de 300 despegues con éxito. ¿No genera eso nerviosismo? «Más bien tranquilidad, porque sabes que todo se va a revisar y que lo que falla se ha retirado», replica.
Una vuelta a La Tierra cada hora y media
Para AVS el éxito de hoy se divide en dos partes. La primera es que el cohete de SpaceX, la empresa de Elon Musk, ascienda bien y pueda llegar a la órbita deseada. No será cosa de unos pocos minutos. Desde el despegue habrá que esperar 80 minutos y 23 segundos hasta que Lur-1 se desprenda del Falcon 9 y se sumerja en el espacio. El satélite vasco es el número 68 de los 116 que transporta esta noche SpaceX.
A partir de ahí comienza una segunda operación: establecer contacto con Lur-1. En Miñano una antena de 5,5 metros aguarda para darle comandos y descargar la telemetría, pero eso no se puede hacer siempre. El dispositivo de AVS da una vuelta a La Tierra cada 90 minutos, pero por Vitoria sólo pasa cuatro veces al día. Cuando pase por primera vez sobre Miñano se intentará contactar con él.
El satélite lleva fuera del parque tecnológico de Álava desde mayo. De aquí a entonces AVS sólo ha podido centrarse en uno de los dos actores de ese intercambio de información, la antena. «Es la encargada de descargar telemetrías, fotos, información... En los momentos de más intensidad podremos descargar unos 20 gigas de información, pero los primeros serán de unos pocos megabytes», explica Díaz de Cerio.
Pruebas con otros satélites
Para hacer posible esto durante las últimas semanas el equipo de operaciones de AVS se ha dedicado precisamente a probar eso mismo: intercambiar información. Para ello se han empleado satélites del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) que ya están en órbita y se ha conseguido.
El mayor factor que podría condicionar el lanzamiento no es tanto la meteorología abajo como «los vientos arriba», en altura. «Abajo puede estar diluviando y, sin embargo, que no hay problemas para despegar», destaca Díaz de Cerio.
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