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El 18 de febrero de 2021, nada más aterrizar en Marte, el todoterreno Perseverance de la NASA llamó a la Tierra. Lo hizo a través de una antena construida en España por Airbus DS, que sabía adónde apuntar en el cielo para dar con nuestro ... planeta gracias a un mecanismo diseñado y fabricado por Sener. Once minutos y 204 millones de kilómetros más tarde, captó la señal la antena de 70 metros del Complejo de Comunicaciones con el Espacio Profundo de Madrid, ubicado en Robledo de Chavela, y la reenvió al Laboratorio de Propulsión a Chorro, en Pasadena (California). El caso de Perseverance, que tiene además dos de sus elementos diseñados por la compañía AVS, impulsada por Miguel Ángel Carrera -el sensor de velocidad y dirección del viento y el sistema de calibración de la cámara láser-, demuestra la relevancia que ha alcanzado el sector espacial vasco en 55 años, los que han pasado desde que Sener construyó en Suecia una torre de lanzamiento de cohetes para la Organización Europea para la Investigación Espacial, antecesora de la Agencia Espacial Europea.
«Fue un reto. Además de soportar temperaturas de hasta 40 grados bajo cero, la estructura se tenía que orientar, inclinar y mover para lanzar con gran precisión cohetes muy cerca de la frontera con la Unión Soviética», explica Diego Rodríguez, director de Espacio y Ciencia en Sener Aeroespacial. Detrás del éxito de la torre de Kiruna estuvo «un excelente equipo de ingenieros mecánicos» que hasta entonces había trabajado en la construcción de grandes grúas portuarias. Así empezó una aventura cuya próxima meta es la plataforma multinacional que orbitará la Luna.
Gateway, cuyos primeros módulos despegarán en 2024, será una estación de tránsito desde la que astronautas y robots bajarán a la superficie lunar. Sener se encarga, entre otras cosas, del diseño del mecanismo del sistema de atraque y amarre del complejo, que atrapará las naves cuando se acerquen y creará el compartimento estanco a través del que pasarán astronautas y mercancías. «Hacemos una parte crítica de ese mecanismo, que es además muy difícil de simular en la Tierra», dice Rodríguez. La plataforma servirá también de enlace de comunicaciones entre la Tierra y la Luna, para lo que la ingeniería ha desarrollado las antenas y los sistemas de apuntado.
Diego Rodríguez
Sener Aeroespacial
Sener ha diseñado «varios centenares» de dispositivos para satélites y vehículos de las agencias espaciales estadounidense, europea, japonesa y rusa. Ha participado en misiones como las del Spacelab, el Hubble, SOHO, Envisat, Rosetta, Herschel, Planck, Curiosity... Y está embarcada en las futuras JUICE y Euclid. Su división espacial cuenta con unos 500 trabajadores y su volumen de negocio ronda los 70 millones anuales. «Es el gigante vasco del sector y una de las grandes ingenierías espaciales españolas, junto con Indra y GMV», apunta Martín Fernández Loizaga, director adjunto de HEGAN, el Clúster de Aeronáutica y Espacio del País Vasco. Sener consigue contratos de la NASA, la ESA, Airbus DS y Thales Alenia Space España y otras empresas, y subcontrata componentes a firmas vascas. Por eso hay empresas del sector de la máquina-herramienta trabajando en el espacio.
El año pasado, los socios del clúster con actividad espacial facturaron 86 millones y trabajaron en 224 proyectos, de los que Sener se encargó de 176. «Ninguno de los mecanismos que hemos diseñado y desarrollado desde 1967 ha fallado en el espacio», destaca Rodríguez. En unos casos, han tenido que hacer frente al espacio propiamente dicho; en otros, como en los de los todoterrenos Curiosity y Perseverance, al polvo, que en Marte es muy fino y una amenaza para las misiones robóticas y las futuras tripuladas. El desarrollo de un sistema para una misión como Euclid, que despegará en 2023 para estudiar la energía y la materia oscuras, puede exigir 7 u 8 años de trabajo.
Juan Tomás Hernani
Satlantis
La ingeniería Satlantis, con sede en el Parque Científico de Leioa, tiene su mirada más lejana puesta en el lanzamiento de la misión Arrakihs de la ESA. Equipada con una cámara binocular en el espectro visible y el infrarrojo, despegará en 2030 para caracterizar la materia oscura. Será la primera misión cosmológica de la ESA liderada desde España, por Rafael Guzmán, del Instituto de Astrofísica de Cantabria y cofundador de la ingeniería. «Es la misión para la que nació Satlantis», dice Juan Tomás Hernani, consejero delegado de la empresa.
Fundada hace nueve años y especializada en pequeñas cámaras y minisatélites, cuenta con 70 empleados y facturará este año 10 millones, que espera duplicar en 2023. Las de Satlantis son cámaras de muy alta resolución y pesan entre 2 y 17 kilos, frente a los más de 120 de una normal. «Si la cámara es pequeña, el satélite es también pequeño y eso abarata toda la misión». Poner un kilo en órbita puede costar entre 5.000 y 50.000 dólares, según el lanzador. La compañía llevó en 2020 una cámara a la Estación Espacial Internacional con la agencia japoneasa y en diciembre de 2021 mandó otra a órbita terrestre con la NASA, en una misión del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Hace una semana, Satlantis entregó a Armenia el primer satélite vasco, Urdaneta, que despegó el 25 de mayo. Pesa solo 15,5 kilos y está equipado con una cámara de 2 metros de resolución, para planificación agrícola y vigilancia ambiental. «Si Armenia, con un tercio del PIB de Euskadi, tiene un satélite, es que ya son asequibles para pequeños países y empresas». Es lo que se llama el 'nuevo espacio', un escenario con productos más baratos y de desarrollo más rápido, y una oportunidad de negocio y de impulso a la I+D que en el caso vasco podría verse favorecida si Zamudio es elegido como sede de la Agencia Española del Espacio, algo a lo que aspiran 21 localidades.
millones facturaron en 2021 las empresas del sector espacial agrupadas en HEGAN.
La facturación de las firmas vascas del sector espacial ascendía hace diez años a 34 millones.
son los proyectos en los que trabajaron 18 empresas y 3 centros tecnológicos en 2021.
El sector ocupaba el año pasado a 647 personas, frente a las menos de 300 que empleaba hace diez años.
EL ORIGEN
La torre de Kiruna para el lanzamiento de cohetes para el estudio de las auroras boreales sigue funcionando en el Ártico sueco 55 años después. Su construcción supuso un desafío por las duras condiciones meteorológicas y también porque, debido a los problemas para contratar personal local, los montadores viajaron desde España. Fue el primer paso de Sener en el espacio. Hoy, Sener Aeroespacial tiene oficinas en dieciocho países y desarrolla sistemas mecánicos en Getxo -donde fabricó elementos para el laboratorio Columbus de la Estación Espacial Internacional-, equipos de astronomía y radiofrecuencia en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) y sistemas de navegación en Tres Cantos (Madrid).
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