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J. Fernández
Jueves, 3 de octubre 2024, 10:43
Los delfines son una de las especies marinas que más simpatía despiertan. Su actitud amable y juguetona, su baja agresividad pese al tamaño y su conducta social (viven siempre en grandes grupos familiares) han contribuido a ello. Y a raíz de esto, también los han convertido en objeto de multitud de estudios para descubrir, por ejemplo, cómo se comunican. El último, recientemente publicado en 'iScience' es el de la científica italiana Elisabetta Palagi, de la Universidad de Pisa.
En su trabajo, la bióloga evolutiva ha detectado que los delfines mulares ('Tursiops truncatus') se ríen cuando juegan con otros compañeros. «Hemos descubierto la presencia de una expresión facial distintiva, la boca abierta», describe Palagi, un gesto que puede entenderse como un sonrisa Según ha comprobado la nueva investigación, casi siempre utilizan la expresión facial cuando están en el campo visual de su compañero de juego y cuando este la percibe responde de la misma manera en más del 30% de las ocasiones.
Para el estudio, los científicos analizaron 1.288 expresiones diferentes de delfines en cautiverio a los que grabaron mientras jugaban con sus parejas y con sus entrenadores humanos. Gracias a esto, se dieron cuenta de que se 'ríen' con frecuencia, aunque fundamentalmente en las interacciones con sus semejantes, no en las que tienen con personas. Tampoco lo hacen cuando están solos.
El 89% de las expresiones de boca abierta registradas ocurrieron, además, en el momento que las caras de los delfines estaban en el campo de visión de los compañeros de juego. Y reciben como respuesta el mismo gesto en apenas un segundo, lo que los científicos llaman mimetismo facial rápido y que también se ha estudiado en otros mamíferos terrestres como las suricatas.
«Algunos pueden argumentar que los delfines simplemente imitan las expresiones de boca abierta de otros por casualidad, dado que a menudo están involucrados en la misma actividad o contexto, pero esto no explica por qué la probabilidad de imitar la boca abierta de otro delfín en un segundo es 13 veces mayor cuando el receptor ve realmente la expresión original», explica Palagi.
Lo que no registraron en el estudio fueron señales acústicas durante el juego. «Las investigaciones futuras deberían profundizar en ello», continúa el zoólogo Livio Favaro, que también participó en el trabajo. Y es que los sonidos que emiten los delfines son su idioma y través de ellos pueden comunicarse de tal manera que, ante un depredador, el primer delfín que lo detecta podría avisar al resto del grupo para que se replegaran.
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