«La película es un 'Gran hermano' siniestro»

¿Cómo describirías a tu personaje, Satur?

En principio Satur es el típico camarero que todos conocemos, un tipo legal, que trabaja para Amparo (Terele Pávez, un honor para mí), que tiene esa relación con ella como si fuera su madre, un señor amable que lleva toda la vida currando, muy amigo de sus amigos, al que desgraciadamente le toca vivir una experiencia que le cambiará para siempre. Es un personajazo que atraviesa un arco importante en la película y ha sido un gustazo como actor y una alegría que Álex confiara en mí para interpretarlo.

¿Crees que ya te has convertido en actor fetiche de Álex de la Iglesia?

Si Álex me llamara otra vez y me convirtiera en uno de su cuadrilla me sentiría el actor más feliz del mundo. Yo me siento muy agradecido de que confiara en mí para aquel papel más pequeño en 'Las brujas de Zugarramurdi' y aquí me haya vuelto a llamar para este papel más grande. Además ya le considero mi amigo y me siento tan bien que con eso que no necesito nada más.

¿Fue un rodaje muy intenso?

Lo que diferencia a Álex no es tanto el rodaje intenso sino el hecho de que es un genio. Es uno de los mejores directores con los que se puede trabajar, un tipo bendecido en los festivales de Berlín o Venecia. Vas a Japón, a Estados Unidos y le adoran. Ha trabajado con James Gandolfini y John Hurt. Es un cineasta en mayúsculas. Tienes que poner todo lo que él pone y dar lo mejor de ti.

Se recreó todo el bar en un set. ¿Fue difícil moverse en ese espacio?

Sin destripar la película, el bar tiene secretos y recovecos. Las primeras cuatro semanas de rodaje fueron todas en un set que copiaba al bar El Palentino, un bar muy típico de Madrid donde se mezclan los progres, los borrachos, los hípsters hay de todo. Al principio sí fue como una especie de película de Buñuel o Gran Hermano siniestro. Fue algo tremendo estar todos juntos cuatro semanas ahí metidos pero hicimos mucha piña. Luego la película cambia y también se desarrolla en un set, pero de otro tipo, en el que podíamos movernos con más libertad.

El camarero Bond

¿Hubo muchos momentos en los que tuvisteis que parar por las risas?

Había momentos en los que a mi personaje le salía esa vena de machito, de querer ser un héroe, o de hacerse un poco el MacGyver o defender a la chica y no sé por qué les resultaba a todos muy hilarante y teníamos que parar. Yo creía que hacía las cosas no como si fuera James Bond sino como lo haría Satur, el camarero, pero provocaba demasiadas risas y tenían que acudir los especialistas a solucionarlo.

Y ya que tienes experiencia en teatro, ¿la calificarías de película teatral?

Todo el mundo se quedaba asombrado de que en un espacio tan reducido aparecieran muchos espacios diferentes. No tiene esa connotación teatral. Cuando se dice eso se entiende que todo ocurre en el mismo sitio, en un horario real y que los diálogos son algo impostados. Esta película no es así. Es como si te dijeran que 'El coloso en llamas' es teatral, nadie lo piensa.

Y ahora ¿te da más respeto o claustrofobia entrar en los bares?

La verdad es que sí. Por la trama surgen muchas teorías y aparecen diversos personajes que no puedo desvelar pero sí que me da algo de respeto por el tema de las enfermedades, las conspiraciones ya me puse en youtube a investigar todo eso. Me he hecho fan de los Illuminati y todas esas cosas.

Muchas películas de género fantástico o thriller esconden un mensaje social.

Sí, aquí hay mucho de eso. Álex y yo fuimos hace unos días a la Complutense para ver la película y hubo un debate muy chulo. El final me parece un nuevo giro en los finales de este tipo de cine. Al igual que en 'La noche de los muertos vivientes' de Romero sorprendía que inicialmente sobrevivía un personaje negro (aunque luego le matasen) o en 'Alien' que la superviviente fuera Sigourney Weaver en lugar de Tom Skerritt. Aquí también hay un giro de ese estilo.