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ÓSCAR B. DE OTALORA
Miércoles, 16 de marzo 2016, 19:57
'Get Carter', rodada en 1971, es una de esa joyas olvidadas sin las que el genero criminal actual no sería tal y como lo podemos ver hoy en día en las pantallas. Pero además, es una película pionera del cine negro británico, un tipo de historias mucho más oscuras y asfixiantes que sus homólogas norteamericanas, en las que el glamour desaparece entre la lluvia y los charcos. Pero por encima de todo, si el filme merece ser revisado es por la interpretación de Michael Caine, protagonista y también productor de la obra. En 'Get Carter', el actor inglés es la viva representación de la indiferencia moral, el desprecio por los seres humanos y la violencia como único argumento para seguir adelante. Es algo así como Tarantino con menos humor y cerveza caliente.
'Get Carter' cuenta la venganza de un asesino a sueldo, -Jack Carter, interpretado por Caine- que investiga la muerte de su hermano en la sórdida Newcastle de los años 70. A sus jefes no les acaba de gustar ese viaje al norte de Londres pero el delincuente se empeña. Al llegar a la ciudad comienza a desmenuzarse un laberinto de relaciones que termina degenerando en unos cuantos crímenes brutales. La propia imagen de Caine se va arruinando a lo largo de la película. De ser un glamuroso criminal londinense -lee 'Adiós muñeca' de Raymond Chandler, en un homenaje al noir clásico- pasa a ser un personaje que se va ensuciando entre minas de carbón y embarcaderos con aguas aceitosas. Al final, es la encarnación de un psicópata de ciudad portuaria. Sus propias motivaciones, en el puzzle de historias que mezcla 'Get Carter', son muy simples. Su hermano no le caía muy bien y apenas tenía relación con él pero alguien le ha asesinado y eso es una provocación personal que tiene que castigar. Es el código del hampa.
Pero uno de los grandes personajes de la película es Newcastle. La película se rodó en escenarios reales y por ello refleja con precisión exagerada la degradación de una ciudad provinciana, con callejones sucios, obras sin terminar o pubs de medio pelo. En este sentido, a 'Get Carter' se le ha asignado el adjetivo de fea, al entender que el director se esforzó en buscar la parte mas siniestra de la ciudad, evitando de forma deliberada algo que pudiera representar lo 'cool' británico. Hasta la iluminación es grisácea, hasta el punto que a veces parece que el humo de alguna fábrica empaña la pantalla.
La película fue un éxito comercial y sirvió de pista de despegue a Mike Hodges, un director británico que se ha especializado en cine criminal. El hecho de que no pasara a engrosar la lista de clásicos oficiales de este género puede deberse a que en esos años se estrenaron películas mucho más violentas y duras como 'La naranja mecánica' o 'Perros de paja'. Tarantino se ha confesado como un fanático de esta oscura obra y, por ejemplo, el cine del británico Guy Ritchie le debe mucho a está película a la hora de representar el submundo londinense del hampa en títulos como 'Snatch. Cerdos y diamantes' o 'Lock, Stock and Two Smoking Barrels'.
En 2000, la MGM filmó una nueva versión de 'Get Carter', interpretada esta vez por Sylvester Stallone. No tenían nada que hacer. Todos los músculos de 'Rocky' jamás conseguirán infundir el peligro que transmiten los ojos azules de un Michael Caine cabreado con el mundo.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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