La alargada sombra de John Ford y Joseph L. Mankiewicz

Pero el triunfo de ayer podría ser la derrota de mañana. Méritos al margen, Iñárritu lucha contra la probabilística para repetir como mejor director en la 88 edición de los Oscar. Dos premios consecutivos supondrían situarle al mismo nivel que John Ford y Joseph L. Mankiewicz, los únicos realizadores que, hasta el momento, han logrado tal hazaña.

El primero, considerado por muchos como el mejor director de la historia del cine, con permiso de Ingmar Bergman, enlazó el reconocimiento por 'Las uvas de la ira' (1940) con el de '¡Qué verde era mi valle!' (1941).

El universo 'fordiano' que reivindica el triunfo de los humildes no se detuvo ante ningún género fuesen comedias o westerns con un John Wayne echándose sobre sí el peso de las historias como icono del hombre plagado de contradicciones. 'El renacido' de Iñárritu no tiene cowboys con sombreros ni ríos de whisky o duelos con pistolas pero sí un protagonista, Leonardo DiCaprio, que carga sobre sus hombros el peso de la historia, como hiciera el actor fetiche de 'Centauros del desierto', John Wayne.

El Arthur C. Miller de John Ford es el Emmanuel Lubezki -que aspira a conseguir su tercer Oscar consecutivo tras 'Gravity' y 'Birdman'- de Alejandro González Iñárritu. Los horizontes que se hacían paso entre las inolvidables planicies de Monument Valley son ahora los parques nacionales de las Montañas Rocosas del oeste de Calgary (Canadá). Eso sí, en ambos casos, un denominador común: la narración del lirismo que discurre entre la imagen y la palabra.

La 'Edad de Oro' de Hollywood

Aunque pertenece a una generación posterior, Hollywood elevó a Joseph L. Mankiewicz antes a su Olimpo. Primero, nominándole como guionista ('Skippy', 1931) y después convirtiéndole en el primer director que conseguía dos Oscar consecutivos: 'Carta a tres esposas' (1949) y 'Eva al desnudo' (1950).

A pesar de que el equipo de rodaje de Iñárritu sufrió numerosas bajas debido a las extremas temperaturas, y que encarecieron el presupuesto final de la cinta en 135 millones de dólares, poco podrá envidiarle al cúmulo de contratiempos y quebraderos de cabeza que supuso para Mankiewicz rodar la superproducción de 'Cleopatra' (1963).

Si con él se fue uno de los últimos destellos de la época dorada de Hollywood, algunas de las constantes de su filmografía se mantienen vivas en el cine del director mexicano: el interés por el ser humano o la búsqueda de héroes y de la verdad a través de historias lineales que huyen de los instantes.

A la Academia le toca decidir dónde sitúa a Alejandro G. Iñárritu: junto a Ford y Mankiewicz o al lado de Elia Kazan y Woody Allen, los dos directores que, otrora, fueron candidatos a lograr esta misma hazaña y se quedaron en el intento. Tampoco parece que sea mala compañía.¿Conseguirá trascender a la posteridad?