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Mikel Labastida
Jueves, 26 de noviembre 2015, 16:38
El año pasado estábamos todos tan entusiasmados, ensimismados, embelesados con 'True Detective', elogiando sus interpretaciones, su fotografía, su guión, su intento de recuperar el espíritu del género negro, su mítico plano secuencia de ocho minutos (ese que LaSexta no tuvo problema en mutilar ... para incluir anuncios). Bien, había tanto empeño en elevar a los altares la serie protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson y de catalogarla como lo mejor de la temporada que prestamos muy poca atención a 'Fargo' y a punto estuvimos de perdernos o de no dar el suficiente valor a la joya de la corona de las ficciones del curso pasado. Sí, porque al final 'True Detective' tuvo mucho hype, mucho culto a su alrededor, mucha pompa, pero fue 'Fargo', la que llegó de tapadillo, y se llevó el gato (los premios, el público, los aplausos) al agua.
Había poca confianza en un producto que nacía de la notable película que en los años noventa dirigieron los hermanos Coen y que no se sabía bien si sería un 'remake' o una continuación. Al final no fue ni lo uno ni lo otro. El hecho de que en otras ocasiones se hubiese trasladado un éxito cinematográfico a la televisión y de que los resultados hubiesen sido poco estimulantes no ayudaba mucho. Finalmente 'Fargo' se estrenó como una especie de miniserie de diez episodios que contaba una historia que se desarrollaba en los mismos escenarios que la película y que recogía su espíritu, pero que no tenía nada que ver con ella, salvo algún detalle que actuaba más como guiño para los seguidores más acérrimos.
La magia (y acierto) de este título precisamente es haberse impregnado del espíritu del filme y haberlo sabido trasladar a la pequeña pantalla, pero sin resultar repetitivo y manteniendo el nivel de la cinta original. Si la película ha envejecido tan bien y se ha convertido en una de las producciones de culto de las últimas décadas es por haber creado un universo propio y reconocible para el espectador, surrealista, plagado de coincidencias y de humor negro, que sabe combinar con maestría la comedia y el drama.
Aquello estaba en el filme y estuvo en una primera temporada con principio y fin. En ella Martin Freeman interpretaba a un vendedor de seguros en Bemidji, cercano a la localidad de Fargo, que es diana de insultos y de burlas de compañeros, antiguos compañeros de colegio y hasta de su propia mujer. Pero su vida dará un giro total cuando se topa con Lorne Molve, un matón sin escrúpulos, encarnado con maestría por Billy Bob Thornton, que le propondrá un acuerdo similar al de 'Extraños en un tren' de Hitchcock. Con Lester Nygaard, el protagonista, seremos testigos de un cambio como el de Walter White en 'Breaking Bad', de un hombre ninguneado y continuamente pisoteado que de repente se convierte en lobo. La tercera del triángulo de personajes es Molly Solverson, una policía novata cuya intuición le lleva a sospechar continuamente de lo que está realmente ocurriendo y que rinde homenaje, sin disimulo, a Frances McDormand en el filme. La primera tanda de capítulos es redonda, con una intensidad que sube episodio tras episodio, un guión que nunca decae y una ristra de secundarios que podrían llevar el peso de la ficción por sí mismos. Y no deja un cabo suelto ni un hueco sin hilvanar.
Con el listón tan alto había cierto temor por lo que podía ocurrir en la segunda temporada, que volvía a empezar de cero para narrar una trama completamente diferente. El único nexo de unión sería el protagonista, que es el padre de Molly, la policía, y se desarrollaría unos cuantos años antes, cuando ella era una cría. Estaba el precedente (de nuevo) de lo que había sucedido con 'True Detective' que tras un primer año regresó el pasado verano con nuevos capítulos, que decepcionaron hasta a los más defensores. Pero con 'Fargo' la historia no se repitió. La segunda temporada (actualmente en emisión en Canal +) mantiene la excelencia y se deja ver con la misma facilidad que la anterior. De nuevo se desarrolla en un pueblo cercano a Fargo, en Luverne, y otra vez hallamos en la trama a un pobre diablo (esta vez un ayudante de carnicero cuya única pretensión en su vida es comprar la carnicería) que se coloca en el centro de una guerrilla entre varias familias de mafiosos por culpa de un accidente de sufre su mujer. El reparto, con Ted Danson o Kirsten Dunst entre otros, ayuda a que el nivel no baje.
'Fargo' retiene los trazos grotescos, el humor negro, el guión plagado de giros y unos cuantos secundarios brillantes. Quizá la trama no discurra con tanta agilidad como la del curso pasado porque no hay un protagonista tan claro, pero los nuevos capítulos brillan gracias a una puesta en escena más ambiciosa y una fotografía sobresaliente.
La serie ya ha sido renovada para una tercera temporada, que traerá a los espectadores un crimen inédito. Y al verlo todo nos sonará pero nada parecerá repetitivo. Lograr eso es de un mérito absoluto.
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