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Borja Crespo
Jueves, 26 de noviembre 2015, 12:39
Su arte va ligado al sambenito de la popular frase "¿a qué huelen las nubes?", pero la obra de Isabel Coixet es mucho más que un sensiblero anuncio de compresas. Flaco favor se hizo a sí misma con los grititos que le salieron del ... alma recogiendo un Goya, pero a lo tonto, tras dejar claro que sabe lo que hace detrás de la cámara con películas como 'La vida sin mí' o 'La vida secreta de las palabras', su trayectoria no cesa y es, probablemente, una de las voces más prolíficas y versátiles de nuestro cine. No se le caen los anillos afrontando proyectos de presupuesto más que modesto, como 'Ayer no termina nunca', y coquetea a conciencia con el cine de género por encargo, como bien demostró en 'Mi otro yo'. Con 'Aprendiendo a conducir' todavía fresca en nuestras retinas, la reconocida realizadora, un torbellino de creatividad, estrena 'Nadie quiere la noche', vista en el festival de Berlín, una propuesta de bella factura cuyo mayor reclamo es la presencia de la magnética actriz francesa Juliette Binoche.
Binoche cuenta con una filmografía excepcional, desde que se diera a conocer al gran público de la mano de 'El paciente inglés', con un Oscar bajo el brazo. Antes había llamado mucho la atención de festival en festival, de cine-club en cine-club, con títulos como 'Azul', pieza maestra de Krzysztof Kieslowski, un hombre de cine con talento incuestionable que estuvo en boca de todos y parece caer en el olvido. Antes había protagonizado 'Yo te saludo, María', 'La insoportable levedad del ser', 'Los amantes del Pont-Neuf', 'Herida' y un largo listado de películas esenciales. Recientemente hemos podido ver su arte, exultante, en 'Viaje a Sils María', y algunos no podemos quitarnos de la cabeza su excéntrica intervención en 'Cosmópolis'. Juliette ha rodado con grandes cineastas de la historia del cine y deviene reina de la función sin cortapisas en 'Nadie quiere la noche', la historia de una mujer de la alta sociedad que se empeña en unirse a su marido, un explorador, en su deseo de descubrir el Polo Norte. Le acompaña en su viaje una esquimal (Rinko Kikuchi) que ejerce de guía. A pesar de sus diferencias, no les queda otra que entenderse para poder sobrevivir a la dura climatología.
'Nadie quiere la noche' es una historia de aventuras, de descubrimiento, de dolor, de supervivencia y, por supuesto, de amor. El binomio Binoche-Coixet se antoja, de entrada, sumamente interesante. "Conocí a Juliette hace diez años, cuando un productor nos presentó en París con la idea de hacer una película que contaba la historia real de una actriz durante la Segunda Guerra Mundial", relata la directora catalana. "Recuerdo como si fuera hoy mis nervios mientras la esperaba en un restaurante, y el silencio que se produjo en él cuando entró, despeinada, sin maquillar, con la cara roja de frío, sin prestar atención a los comensales embobados que dejaron los tenedores súbitamente en sus ensaladas de endivias para mirarla. La conversación fue estupenda, dijo que haría la película si yo la hacía. Yo salté de alegría y . meses después el productor desapareció. Esas cosas pasan en el cine más a menudo de lo que se cree. Seguimos en contacto buscando una película que hacer juntas. La hemos hecho".
Juliette interpreta a la mujer de Robert E. Peary, el explorador que descubrió el Polo Norte en 1908. "Mucha gente me pregunta cómo es trabajar con una actriz casi legendaria como es Juliette", continúa Coixet. "Cómo es de verdad. Qué come. Cómo se viste. La fascinación que despierta se alimenta de un misterio que va más allá de los atormentados y fascinantes personajes que interpreta en la pantalla. Hay algo que está por encima de todo: es la actriz más currante y mejor preparada de la historia. En los cuatro meses entre la preparación y el rodaje no la he visto descansar un momento, literalmente. Tampoco he visto a nadie tan concentrado, tan apasionado, tan metido no sólo en el personaje sino en el mundo del personaje. Y estamos hablando de un rodaje a catorce grados bajo cero en la intemperie más brutal. Es valiente, arriesgada, apasionada y terriblemente inteligente. Es el mejor aliado imaginable con que un director puede contar. Es una máquina y su pasión se contagia a todos los miembros del equipo".
Rinko Kikuchi da la réplica a Binoche. Es la segunda película que hace con Coixet tras 'Mapa de los sonidos de Tokio'. "Me prometí y le prometí que haríamos otra película juntas", señala la cineasta. "Cuando leí el guión de 'Nadie quiere la noche' supe que la única actriz que podía interpretar a Allaka era Rinko. Y no, no me ciega el cariño que le tengo. Porque soy totalmente consciente de que la capacidad de entrega de Rinko no tiene límites. Porque sé hasta qué punto puede abandonarse al personaje y crear una simbiosis con él. Porque tiene una carnalidad inocente y hermosa y salvaje y humana y etérea al mismo tiempo. Porque para mí, su rostro cruza fronteras y nacionalidades y trasciende. Aunque ha hecho grandes películas y ha estado nominada al Oscar, el mundo todavía tiene que descubrir lo inmenso de su talento".
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