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La directora francesa Mia Hansen-Løve, autora de 'Edén'.
Mia Hansen-Løve, entre el éxtasis y el tormento

Mia Hansen-Løve, entre el éxtasis y el tormento

Con 'Edén', la joven directora francesa se mantiene fiel a un discurso, sincero y emocionante, que concede la máxima consideración a las luces y las sombras de toda trayectoria vital

david lópez

Miércoles, 16 de septiembre 2015, 11:33

"El tiempo lo destruye todo". A esta lacerante sentencia, una cita que abría 'Irreversible' de Gaspar Noé, la joven Mia Hansen-Løve respondería que el paso del tiempo no desintegra las cosas, sólo las transforma. A lo largo de su breve pero intensa carrera, la directora francesa se ha mantenido fiel a un discurso, sincero y emocionante, que concede la máxima consideración a las luces y las sombras de toda trayectoria vital, especialmente en lo que concierne a la figura del artista, aquel que jamás traiciona a sus pasiones, cueste lo que le cueste. De ahí su interés por el retrato, generacional, familiar o coyuntural. Ya en su primer cortometraje, 'Un pur esprit' (2004), mostraba la soledad de una adolescente que recorría un parque ensimismada en un monólogo interior: la vida, en definitiva, como la gran obra de arte.

'Edén' (2014), su cuarto largometraje, que compitió en la sección oficial del Festival de San Sebastián el pasado año, no es, como muchos creían, la historia de la eclosión del 'french touch' y el ascenso a la fama del dúo Daft Punk. La película, que llega hoy a la cartelera española, es la crónica de una época irrepetible, de los ideales de una juventud bohemia y su búsqueda de la felicidad, del complicado tránsito a la etapa adulta cuando se está preso de un espíritu peterpanesco. El filme, como gran parte de su filmografía, se cimenta en la paradoja, en el juego de opuestos que pertenece por derecho propio al proceso de madurez: el resurgir de la electrónica francesa narrado en clave individual en el marco de una efervescente colectividad, entre el éxito y el fracaso, entre el impulso creativo y la irritante insatisfacción personal que impone la cotidianidad. Lo universal y lo particular.

Inspirada en la vivencias y los tropiezos de su hermano Sven, 'Edén' es prácticamente un viaje iniciático que sigue durante dos décadas (de 1993 a 2013) los pasos de Paul, un DJ enamorado del house que se facturaba en Chicago, de ese sonido que Frankie Knuckles calificó como "la venganza de la música disco. En su odisea se alternan sin subrayados la rebeldía y los paraísos artificiales, los amores pasajeros y las noches eternas, la gloria efímera y la decadencia. Desde la intimidad, Hansen-Løve no juzga a su antihéroe, sólo explicita su inseguridad y sus ambiciones, su lucha por sobrevivir en un contexto en continua evolución: cuando Paul, que creció entre estanterías repletas de vinilos, termina en una discoteca en la que el maestro de ceremonias ha sustituido el giradiscos por un MacBook, comienza a ser consciente de que su pasado se desvanece, dando paso a otras modas, a otros rituales. No se trata de nostalgia, sino de sensaciones contradictorias. Y siempre desde la visceralidad a la que se aferra aquel que habla de lo que mejor conoce, sin duda, la característica que emparenta la obra de Hansen-Løve con la de Rohmer, el realizador con el que habitualmente se la compara. La proximidad (semi)biográfica, por así decirlo.

Devota de Jacques Doillon y la calidez del celuloide, la parisina alimenta también su amor a la profesión sin pretenciosidad, ni atisbo alguno de artificiosidad. Justo lo que cabría esperar de alguien que asegura no militar en la cinefilia y que resta importancia a su tarea crítica en las páginas del sacrosanto 'Cahiers du Cinéma'. Es la ligereza y la espontaneidad que se percibe en la discusión sobre la labor interpretativa de unos actores que mantiene la pareja protagonista de 'Primer amor' (2011), o en la minuciosa descripción de la figura del productor que ofrece en 'Le père de mes enfants' (2009). Sobre esta última, en la que rinde tributo a Humbert Balsan, cuyo inesperado suicidio dejó consternada a toda la industria, Jonás Trueba (de actualidad gracias al estreno de 'Los exiliados románticos') afirmaba que no recordaba "una película que hable del cine por dentro con tanta lucidez y exactitud. Sirva esta reflexión para reivindicar una vez más el trabajo de Mia Hansen-Løve, esa cineasta que sueña con un cine que produce tristeza, belleza y éxtasis.

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