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Las vacaciones no son solo un capricho, sino una necesidad para nuestro bienestar físico y mental. No solo es cuestión de tiempo, también de la calidad de los momentos que pasamos con nosotros mismos y con los demás. ¿Quién no piensa en varias ocasiones a ... lo largo del año en el verano y en las vacaciones? La época estival es el momento elegido para hacer ese viaje que tanto deseamos o para dejar de madrugar, al menos, por obligación. A veces, incluso, parece que nos tiramos gran parte del año esperando a que llegue julio o agosto para ser «felices».
Sin duda alguna, las vacaciones de verano son uno de los periodos más esperados por la mayoría; esa época en la que se supone que todos deberíamos ser felices, desconectar de la rutina, hacer más planes que nunca, estar rodeados de amigos y de familia, sentirnos con más energía…
Sin embargo, en algunos casos no es así. Y es que el verano es una de las épocas del año más idealizada por mucha gente. Y el problema es que cuando nuestro verano no se ajusta a esa idea que ronda nuestra mente, esto nos puede generar mucho sufrimiento. De hecho, no son pocos quienes, sin darse cuenta, se autosabotean a sí mismos durante este momento del año, y tienen dificultades para disfrutar de los beneficios de su tiempo libre durante las vacaciones.
Con el objetivo de que puedas aprovechar y disfrutar al máximo del tiempo libre, me gustaría hablarte de algunas estrategias y rutinas psicológicamente saludables que te ayudarán no solo a no autosabotearte y a no sufrir si tus expectativas no se ajustan a la realidad, sino también a escucharte más y disfrutar de un verano más saludable.
A lo largo del año, pasamos demasiado tiempo con el móvil, ya sea por nuestro trabajo, para evadirnos de la monotonía del día a día o por cualquier otro motivo. Por eso, te propongo que durante el verano desconectes del móvil durante un rato todos los días. Por ejemplo, si vas a la playa o a caminar, deja el móvil en casa. Haz esa actividad conectando con lo realmente importante: con el entorno en el que estás y contigo. Estoy convencida de que verás la diferencia entre hacer esta actividad de forma consciente o sin parar de mirar el móvil. ¡No tiene nada que ver la experiencia!
A veces puede parecer que en verano tenemos que aprovechar el tiempo al máximo, que tenemos que estar haciendo planes o actividades constantemente y que quedarnos en casa un día es perder el tiempo. ¡Nada más lejos de la realidad!
Dependiendo del momento de nuestra vida en el que nos encontremos, necesitaremos tener una vida más o menos activa. Ambas opciones son totalmente válidas. Por eso, te animo a que te escuches y a que te hagas la siguiente pregunta: «¿qué necesito yo realmente hoy?». Las vacaciones de verano deberían ser para que escojamos hacer lo que realmente necesitamos y deseamos; y no para seguir lo que socialmente es «correcto» o esperable.
Es tan necesario compartir momentos con amigos y familiares como con uno mismo. Generalmente, los momentos con nuestros seres queridos nos ayudar a recargar pilas y a disfrutar de su compañía. Y los momentos a solas son espacios de introspección para escucharnos, observar cómo nos sentimos en este momento de nuestra vida, reformular nuestras prioridades y motivaciones. ¡La clave del éxito está en el equilibrio!
¡Es cierto aquello de que las comparaciones son odiosas! También es cierto que los seres humanos tenemos muy interiorizada esa tendencia a compararnos con los demás. Te propongo que este verano realices aquellas actividades que te llenen de verdad y que realmente a ti te aporten, huyendo de convencionalismos sociales y sin compararte con las personas de tu entorno e incluso con 'influencers'.
Algo que te puede ayudar en este sentido es restringir el uso de las redes sociales. Si sigues alguna cuenta concreta que detectes que no te hace bien porque quizá fortalece tu tendencia a compararte, haz limpieza. Y si puedes, establece como máximo 2 o 3 momentos en los que vas a mirar tus redes sociales durante un tiempo determinado (no te recomiendo más de 15 minutos). El resto del tiempo, desconecta de la pantalla.
5. En el caso de las personas que somos autónomas, puede que lo tengamos algo más difícil para desconectar, pero no quiere decir que no podamos hacerlo. Te propongo establecer una franja horaria en tu día, a ser posible por la mañana, para atender el trabajo si tienes que hacerlo sí o sí. Pero después de este tiempo establecido, las llamadas o lo que quede pendiente, aplázalo hasta el día siguiente.
¡Espero que estos cinco puntos te ayuden a disfrutar de esta época del año de una forma más saludable! Además, una vez pasado el verano, puedes incorporar alguno de estos consejos en tu rutina diaria si detectas que te han ayudado.
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