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«Antiguamente, los cardiólogos nos reíamos cuando oíamos que alguien se había muerto de un susto o de disgusto. Hoy, sin embargo, sabemos que es muy difícil que le pase a un hombre, pero no tanto que le ocurra a una mujer». Un 2% de ... los infartos que sufre la población femenina se deben a la brutal descarga hormonal que puede llegar a desatar en ellas una situación de angustia extrema, según explica el cardiólogo Iñaki Lekuona. La práctica totalidad de las personas afectadas por esta forma anómala de ataque cardiaco, nada menos que el 98%, tiene rostro femenino. No es una situación única. Los desequilibrios hormonales están detrás de múltiples trastornos y enfermedades que afectan de manera específica a las mujeres y que tradicionalmente la medicina no ha tenido en cuenta.
«Cuando se habla de mortalidad y mujer, muchísimas personas piensan directamente en cáncer de mama o de útero y ése es un mito que hay que romper ya», defiende Lekuona, jefe de servicio de Cardiología del centro de Leioa. «El asesino real, la causa número uno de muerte entre las mujeres, son las enfermedades del corazón».
Accidentes coronarios, derrames cerebrales, hipertensión y trombosis figuran a la cabeza de las complicaciones cardiovasculares más temidas para la salud de la mujer. El síndrome del corazón roto, como se conoce a esta rara forma de infarto de miocardio, también se recoge ya en los manuales de la especialidad con el nombre de cardiopatía de estrés o Takotsubo, que fue como lo denominaron los científicos japoneses que lo definieron. El Takotsubo es un arte de pesca especialmente diseñado para la captura de pulpos, que tiene la forma de una vasija abombada con el cuello estrecho. Su apariencia, similar a la de un «reloj de arena», se asemeja a la que adopta el corazón cuando se infarta de golpe, ante la noticia de una muerte súbita, una ruptura de pareja o cualquier acontecimiento inesperado generador de angustia, tristeza y desasosiego.
infartos
El incontrolable estrés que puede provocar una situación así favorece la liberación de enormes dosis de unos neurotransmisores llamados catecolaminas, muy similares a la adrenalina, que tienen un efecto tóxico demoledor sobre el corazón. «El músculo se contrae de forma tan impresionante –describe el especialista– que puede llegar a partirse una válvula cardiaca o incluso la propia pared del corazón y morirte», describe el experto. La mayoría de las afectadas logra superar el envite, que en ocasiones llega a repetirse. Fallece un 5% de las pacientes.
El síndrome del corazón roto no es, con todo, el único rasgo diferenciador de la enfermedad cardiovascular en la mujer. Las hormonas femeninas protegen del infarto hasta la llegada de la menopausia, que se produce en torno a los 50 años en España. A partir de ese momento, el riesgo de ellas es, en teoría, idéntico al de ellos, con la diferencia –que es una notable desventaja– de que los síntomas resultan por lo general muy diferentes. En la mujer, el infarto no se anuncia con un dolor torácico a la altura de la corbata que se extiende por el cuello y los brazos. Es algo más sutil, tan tenue que a menudo se confunde con problemas de salud más livianos.
Una sensación de fatiga, náuseas, malestar general que, otra vez por efecto de esas hormonas protectoras, se produce siete o diez años después de que comiencen a infartarse los corazones de los varones. «Las mujeres, además, siempre están más pendientes de todo y pensando en los demás, el marido, la casa, los padres, los hijos...», añade el cardiólogo. «Todo esto hace que se preocupen menos por ellas y lleguen al hospital más tarde por lo general que los hombres y, en consecuencia, con peor pronóstico».
CEFALEAS
Los servicios de Neurología también atienden algunas de las complicaciones que se ceban con el sexo femenino. La más extendida es la cefalea, que castiga al triple de mujeres que hombres, precisamente por el factor hormonal. Los días de la regla resultan ser los más propicios para sufrir una crisis y, curiosamente, el embarazo actúa como factor protector frente a ellas. La aparición a mediados de los años 90 de una nueva familia de fármacos conocida como los triptanes cambio el curso de la enfermedad para muchas pacientes, según detalla el jefe de Neurología de Quirónsalud Bizkaia, Juan Carlos García-Moncó. Las terapias se refuerzan en la actualidad con tratamientos preventivos, que se prolongan de tres a seis meses y buscan evitar que el paciente tenga que estar permanentemente medicado.
La epilepsia y la esclerosis múltiple son otros ejemplos de patologías neurológicas que se complican más en la mujer a consecuencia del influjo hormonal.
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