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¿Cuándo cambia más tu vida? ¿Con el primer hijo o con el segundo?Paula Fernández Solórzano
Viernes, 30 de junio 2023, 12:46
¡Hola amigos de Bizkaia Dmoda! Lo único que une a cada tipo de maternidad es el cambio que supone la responsabilidad de cuidar a un bebé. La forma de hacerlo dependerá de cada persona y de cada pareja, pero desde ese momento se ve ... la vida de forma diferente. Eso sí, ¿cuándo llega realmente el cambio? ¿Con el primer hijo o con el segundo? Difícil cuestión, sobre todo, dependiendo de quién realice la pregunta, si una madre primeriza o una que aún no tenga retoños en casa. Veamos cuánto cambia tu vida cuando tienes un hijo y cuándo tienes dos.
Aunque ya apenas lo recuerde, mi vida antes de tener hijos era tranquila. Tenía tiempo para mí, no dependía de nada ni nadie para tomar decisiones, existía el tiempo libre, incluso dormía a pierna suelta.
Cuando llega el primer hijo, todo cambia. Lo que antes se podía ahora menos o nada, vives a un ritmo diferente y las necesidades del bebé se convierten en tus prioridades. Todo lo que has idealizado en tu mente se transforma en realidades inimaginables para bien y para mal.
El cambio es brutal. Es un aprendizaje constante desde que amaneces hasta que te acuestas, unido a un sinfín de cuestiones, miedos, novedades y desconocimientos que retumban en tu cabeza mientras intentas hacer todo lo mejor posible. Pronto interiorizas la realidad de esa frase que tanto te has repetido durante el embarazo: «Cuando sea madre o padre no cambiaré, seguiré haciendo mi vida normal».
Las rutinas aparecen para salvarte parte de la maternidad. Poco a poco, aprendes a ser madre y avanzas en este camino saltando todos los obstáculos que tú misma te has impuesto. Todo se normaliza y se tranquiliza. En ese momento decides ir a por el segundo hijo pensando que ya sabes de qué va esto, pero nada más lejos de la realidad. Se empieza de cero otra vez, con más destreza, pero diferente. Nada es igual porque ningún niño es igual. Se multiplica el amor, pero no se multiplica la persona, ni se multiplica el tiempo ni el espacio. Más bien tendrás que apañártelas para aprender a dividirte.
Ahora hay que criar a dos, sin descuidar a ninguno. Hay que hacerles sentir igual de especiales y únicos. Y esto sí que es un cambio, porque todo lo que ya llevabas aprendido con uno, de poco sirve para el segundo. Cuando uno no duerme tu cansancio se aprecia, pero cuando no duermen dos el follón está asegurado. Cuando uno enferma, la angustia es doble, porque es seguro que el segundo caerá después, o peor, los dos a la vez. Yo con la primera niña pensaba que el cambio estaba en el primero, ahora con dos tengo claro que está en el paso de uno a dos. ¿Tú qué opinas?
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