Alicia Aldonza Pérez
Viernes, 6 de septiembre 2019
En el juego de la vida, la naturaleza es la maestra de ceremonias en el arte de seducir. Todo movimiento en el mundo natural y animal se ve envuelto por la sutileza de caer rendidos ante esa belleza embriagadora que consigue el propósito de ... perpetuar la existencia, eso es seducción. ¿Quién no se ha maravillado ante el cortejo de una flor cargada de una explosión de colores y un sutil aroma que atrae a nuestras valoradas abejas, o poder apreciar el rico colorido del plumaje que desarrollan los machos loros para atraer a las hembras? Sí eso es seducir. Queridos lectores, la especie humana no podía ser menos y, aunque no lo creamos, todos llevamos impregnados en nuestra naturaleza el arte de cautivar.
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El acto de persuadir e inducir a alguien con el propósito de conseguir que la otra parte adopte una conducta que sea acorde y que manifieste un comportamiento en base a la voluntad del que seduce. El arte de la seducción no sólo lo podemos encasillar en las interacciones de tipo sexual, es empleado también en todos los campos, laboral, familiar, comercial, con el fin de conseguir un propósito. Puede tener una connotación negativa (engaño), pero en nuestro caso, y como optimistas vitales que somos, nos vamos a centrar en la parte positiva.
Cautivar forma parte de nuestro equipaje biológico y cultural. El romano Ovidio ha sido considerado el primero en presentar una reflexión sobre la seducción y sus mecanismos, «todo amante es un soldado en guerra».
Un buen seductor/a mantiene un tiempo de sondeo, por poco que sea, pero hace un rastreo para analizar a quién van a ir dirigidas sus armas de seducción. Un buen seductor sabe halagar tanto la parte física como la parte más intelectual que vea en el otro, y un seductor sublime sólo halagará lo que verdaderamente ve en ti que le sea atrayente para no convertirse en un «franco tirador» sin estilo. Suele ser educado, buen comunicador y sabe esperar el momento adecuado para insistir. Una vez conseguida la atención del otro puede dar rienda a sacar sus puntos más fuertes para dejarte impresionado/a y profundizar en su aventura.
Mantén muy controladas las distancias físicas y consigue mantener la mirada unos segundos más sin que llegue a ser intimidadora. Consigue dar a entender que tiene un gran interés.
Consigue que sea la persona seducida la que piense que está seduciendo, siendo el otro el que la mayoría de las veces sea quien se acerque o proponga algo.
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Puede llegar a mantener un pequeño contacto físico, pero siempre que no incomode a la otra parte.
Muestra interés por la otra persona, le hace preguntas y le escucha atentamente.
Manifiesta una actitud alegre, jovial y en especial empática.
¡Feliz arte de cautivar amigos/as!
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