Claves para entender cómo nos ayuda el sentido del humor

En muchas de las consultas de los psicólogos y psicólogas, una de las herramientas que enseñamos a trabajar a las personas que acuden a nosotros es saber identificar, fomentar, aprovechar y aplicar el sentido del humor para mejorar sus situaciones personales. Convirtiéndose este en una habilidad siempre a su alcance, que no sólo le ayude a él o ella sino que sirva para dar ejemplo a todas las personas con las que interactúa, ya sea familia, amigos o compañeros de trabajo. A su vez, en los últimos años, son muchos los hospitales y centros que confían en la magia que provoca la chispa del sentido del humor, permitiendo que grupos voluntarios de cómicos y de payasos se acerquen a las unidades de infantil, creando un ambiente que anima a los más pequeños y a sus familiares, sin olvidarnos de los equipos médicos.

Cuando sonreímos y experimentamos el placer de la emocionante hilaridad, se activa en nosotros una red maravillosa de conexiones neuronales que intercalan mensajes con cada una de las células de nuestro cuerpo, que no sólo nos conmueve a nosotros sino que provoca un efecto contagioso, ya que es una emoción social que nos permite conectar con los demás. ¿A cuántos de vosotros, no se nos ha saltado la risa contagiosa después de visualizar alguno de esos videos graciosos que se difunden por la red y has experimentado sentirte mejor inmediatamente después de esas carcajadas liberadoras?

Es tiempo de poner la mirada en este valioso recurso, que quién más o quién menos hemos utilizado en algún momento. Ahora más que nunca, hemos de saber que el sentido del humor se puede mejorar y fomentar. Aunque te encuentres en un momento en que sientas que las cosas no están para risas, recuerda que si lo practicas de forma frecuente te proporciona beneficios que favorecen el equilibro emocional, físico y mental.

Aquí te dejo algunas de las razones por las que nunca has de darle la espalda al sentido del humor e intentar hacerle cosquillas a la vida, sea la dificultad que sea la que te presenta la vida y aprender a quedarnos con lo mejor en nuestra mochila de vida.

-Favorece la calma en situaciones de conflicto y estrés. Ayuda a reducir los niveles de ansiedad y mejora la presión sanguínea. Provoca en efectos analgésicos y nos facilita el aumento de la producción de endorfinas, las hormonas de la felicidad, provocando un aumento de la serotonina y la dopamina y una reducción del cortisol.

-Permite reforzar nuestro sistema inmunológico.

-Mejora la distención y relajación corporal. ¿Recuerda las sensaciones que experimenta tu cuerpo cuando te enredas en un baño de carcajadas? Puede que te llegue a doler el abdomen de la fuerza de la risa, pero «bendito dolor».

-Nos activa a la hora de buscar diversas soluciones ante los problemas, evitando el bloqueo ante la dificultad y nos ayuda a aceptar aquellas circunstancias que no tengan la solución que nosotros deseamos.

-Permite el ser más flexibles con nosotros mismos y con los demás.

-Es un potente activador de nuestro estado de ánimo positivo.

-El sentido del humor es beneficioso para mantener la memoria a corto y largo plazo.

-Ayuda a aceptarnos y mejorar el propio autoconocimiento y la autoestima.

-Favorece las habilidades sociales, nos acerca a los demás de forma y nos permite ampliar nuestro círculo de relaciones. Recordemos que el sentido del humor es contagioso, pudiendo así mejorar el estado de ánimo de los demás.

-Mejora la capacidad de atracción. Una persona que sonríe de forma agradable, que trasmite simpatía y sentido del humor siempre tendrá mayor facilidad para estar en compañía.

Estos son parte de los beneficios más importantes que te puede reportar el aplicar el sentido del humor en tu vida. ¿Merece la pena fomentar esta fortaleza humana? Sin lugar a dudas, sí. Por ello, ríete, ríete y recuerda repetir. Pon un buen chiste en tu vida, una conversación divertida, una película de comedia en una tarde de lluvia o simplemente desmelena tu sentido del ridículo solo, sola o en compañía y conviértete en tu mejor cómico.