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Trastornos mentales como la depresión y la ansiedad son considerados problemas de primera magnitud en el mundo occidental del siglo XXI. La forma de abordarlos puede tener diferentes enfoques: desde la psicología cognitiva, hasta la administración de psicofármacos. Cada tratamiento ataca una disfunción diferente ... que incluyen déficits en determinados neurotransmisores o problemas conductuales.
Esa forma de abordar uno de los grandes problemas epidemiológicos de la actualidad parecía la correcta pero no paran de acumularse evidencias de lo mucho que tiene que decir, en nuestro estado de ánimo, otra parte de nuestro organismo que a priori nadie relacionaría.
En cualquier momento, tenemos sobre nuestra piel muchas más bacterias que células componen nuestro cuerpo. Esto podría suponer un alivio para aquellas personas que tienen miedo a la soledad, pero la cosa va más allá. Podemos hablar de que somos un organismos simbiontes, es decir, que vivimos en relación íntima con otros seres vivos con consecuencias beneficiosas para ambos. Y no hablo de las bacterias que viven sobre nuestra piel sino de las que se hospedan al final de nuestro tubo digestivo, nada menos que 100 billones de bacterias, sobre todo en el colon, de unas 1.000 especies diferentes.
Este grupo de bacterias al que conocemos como flora intestinal es responsable de funciones como la producción de factores de crecimiento y vitaminas, la Vitamina K (esencial para la coagulación) y algunas vitaminas del Grupo B. También contribuye a la estimulación del sistema inmunológico, la inactivación de toxinas, la reducción de lípidos sanguíneos, el ahorro de energía y el efecto barrera frente a gérmenes patógenos. Muchos científicos consideran que el efecto barrera es vital, bloqueando hasta un 70% de posibles infecciones.
Ya hemos visto la importancia de estos 2,5 kg de bacterias que viven con nosotros. Lo sorprendente es que tan solo estamos empezando a entender como nos afectan sus alteraciones y disfunciones. Uno de los ejemplos más sorprendentes han sido las consecuencias derivadas de los trasplantes fecales. Sí, no me he confundido. Países como Australia o EEUU son pioneros en este tipo de técnica donde una muestra sana de heces fecales de un donante es introducida, por colonoscopia, en un paciente. Los resultados están siendo muy positivos, pero como si de la prueba clínica de la Viagra se tratara lo sorprendente está en lo que no se esperaba afectar, y es que ya son decenas los casos estudiados en los que una renovación de la flora intestinal ha dado como resultado la curación de una depresión severa.
Uno de los últimos estudios publicados por la Universidad de Deakin, en Australia, concluye con una afirmación categórica: «existen evidencias notables que relacionan la flora intestinal con la causa de la depresión». Parece ser que subyace una relación entre procesos inflamatorios desarrollados en esta zona, el síndrome del intestino permeable y la alteración de los neurotransmisores. Todo esto con funestas consecuencias para nuestro equilibrio mental.
El estudio se interesa por la acción de los alimentos fermentados en la flora intestinal y sus consecuencias a nivel mental. Con alguna reserva la publicación llega a afirmar: «este trabajo pone de manifiesto la fuerte relación entre alimentos fermentados, depresión y ansiedad».
Sabemos que los alimentos fermentados son grandes probióticos que contribuyen de forma esencial en la salud de nuestras compañeras de viaje. De forma que tomar este tipo de preparados como: Yogur, kéfir, chucrut, encurtidos… es una gran idea que debemos implementar a diario. Pero ¿y las bebidas alcohólicas? Al fin y al cabo son producto de fermentaciones. Un reciente estudio del departamento de Epidemiología Genética del King's College ha descubierto que el consumo de vino tinto repercute en una mayor variabilidad de la microbiota, lo cual es esencial para su buena salud. Esto no se vio en otro tipo de bebidas como cerveza, sidra o vino blanco. La razón principal parece estar en el gran contenido de polifenoles del vino tinto. Algo que podría terminar explicando la relación que existe entre su consumo y la mejora de determinados parámetros de salud cardiaca o la reducción de los niveles de colesterol LDL (sí, el malo).
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