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Maitena Ganboa se despertó este miércoles sobresaltada por un fuerte estruendo. Pero esta creadora de Elorrio de 53 años, que vive en el bloque de viviendas en el que se ubica su tienda taller de Bilbao La Vieja, no pensó que había sido víctima de ... un asalto. Un individuo rompió el cristal de su negocio para robar 35 joyas exclusivas que tenía expuestas en el escaparate. «Noté el ruido, pero al tener alarma, persiana y un buen cristal de seguridad no creí que me hubiese pasado a mí, ya no sé qué más poner», lamenta esta emprendedora, que abrió su tienda taller hace cinco años en el número 5 de la calle Aretxaga. Los hechos se produjeron sobre las 06.00 horas, cuando un vecino descubrió al ladrón y alertó de inmediato a la Policía Municipal. «Le vio dejar una bolsa en el suelo con el botín y luego se la llevó. Al parecer, se valió de una alcantarilla para romper la luna», cuenta. No sonó la alarma porque «no entró dentro y porque el cristal está por delante de la persiana».
El asaltante se apoderó de 35 joyas únicas realizadas a mano por Maitena en su taller, en su mayoría pendientes, anillos y unos siete colgantes. Un botín que asciende a 4.500 euros, más todo el tiempo que esta creadora ha empleado en concebir cada una de estas piezas. «Estoy de bastante mala leche, tengo una impotencia... son casi todas de plata y algunas están bañadas en oro, van a sacar poco por ellas y a mí me han robado cantidad de horas de trabajo. Además, algunas están realizadas con la técnica de electroformado, que requiere mucho tiempo. Se han llevado mi trabajo de estos cinco años», lamenta. De hecho, hace una semana, al enterarse de que habían intentado robar en la óptica que un amigo regenta en el Casco Viejo, pensó en distanciar del escaparate sus joyas, que tiene expuestas sobre peanas de acero, para impedir que los cacos pudiesen alcanzarlas. «Pero no lo hice y se me adelantaron».
Maitena concibe en su tienda taller piezas contemporáneas exclusivas, delicadas y rotundas. «Imperfectas y perfectas a la vez», describe. Además, crea joyas de encargo teniendo en cuenta los gustos de los clientes y en consonancia con la personalidad de su firma, Ganboa Jewellery. A través de sus creaciones, con texturas y formas que recuerdan a pequeñas esculturas, esta creadora encuentra «una vía de escape» de su imaginación. «Son sentimientos, formas, imágenes, convertidas en algo palpable… es mi forma de expresarme, una manera de hablar sin palabras, por eso me duele tanto que me las hayan robado».
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