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La zapatería de Getxo favorita de Tania Llasera en la que encontrar el 'toque chic'Tiendas en Getxo
La zapatería de Getxo favorita de Tania Llasera en la que encontrar el 'toque chic'- Hola Vicky. ¿Qué tal?
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- Anda, ya estás por aquí de vacaciones.
- Sí, sí. Vengo buscando algo para este vestido, pero, chica, estoy tan blanca que no me veo con nada…
La clienta le muestra el móvil y la dependienta lo mira unos segundos y se va a la trastienda. Sale con dos cajas. Al cabo de unos minutos, la primera sale con una sonrisa de oreja a oreja y su botín en la bolsa. Ya tiene sandalias para el nuevo modelito. «Son divinas», dice. La segunda se despide de ella satisfecha y feliz. Después de 23 años al frente del negocio continúa con la misma ilusión y más sabiduría. Por si no se han dado cuenta, no le ha hecho falta ni preguntar la talla.
La escena, real, se repite mucho en la zapatería de Virginia García Ladrón, Vicky para sus conocidos. Se llama Calzados Vito 52 y lleva dos décadas vistiendo por los pies a las mujeres de Getxo. Estudio informática, pero su carácter emprendedor la llevó a montar este negocio junto a su socio. A ella siempre le había gustado el mundo de la moda e, incluso, se había sacado un máster. Los zapatos eran su perdición, pero se dio cuenta de que encontrar algo distinto cerca de casa era difícil. Así que decidió montarlo.
Apostó por el modelo y también por el lugar. «Elegimos la calle Basagoiti aún sabiendo que no era una calle para este tipo de comerció, si para la hostelería y la restauración, pero nos gustó». Encontraron la lonja en la que siguen y se enamoraron. Como para no, puesto que son los bajos de uno de los inmuebles con más historia de la calle. «Es precioso», enfatiza la empresaria.
Al final, su decisión fue un acierto y lo demuestra cada lunes el escaparate. «Está lleno de dedos y de manos de la gente que el fin de semana ha estado tomando algo y ha aprovechado para fichar algún modelo», explica. De hecho, ese día Vicky llega pronto y con fuerzas al local porque sabe que va a ser un día de trajín y no solo por la necesidad de limpiar las enormes cristaleras: «Vienen muchos a buscar esos caprichos que han visto», ríe.
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Interrumpe la conversación otra mujer que entra al local calzada con unas alpargatas. «Vengo a por algo como esto, pero en otro color. A ver si salen tan buenas, que no sé ni el tiempo que tienen», comenta la mujer, otra 'sospechosa habitual'. Vicky le responde sin pensárselo dos veces: «Ese modelo será de hace nueve años». «Pues está como nuevo», responde una tercera persona que acaba de cruzar la puerta en busca también de algo parecido.
Se nota la familiaridad y la confianza, dos valores muy importantes para Vicky, que tiene muy buena mano a la hora de tratar a la clientela. Le sale de forma innata pero también porque se nota que disfruta con ello. «Aquí la gente viene buscando algo especial», explica y ella es lo que les da. «Para preparar cada temporada y cada pedido me veo todos los desfiles de alta costura y de pret-a-porter». Así se hace una idea de las tendencias, de los colores, del estilo… Y luego va en busca de los tesoros que mostrar en su escaparate.
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Pero tiene un truco: no traer lo que ya sabe que va a tener Inditex. «Si se lleva el burdeos, este gigante va a tenerlo y competir con él es imposible. Yo prefiero tener otras cosas actuales para esa gente que busca algo diferente», explica. Es una visión inteligente y que revaloriza el pequeño comercio y la tienda de barrio. «En nuestro caso, especializarnos ha sido básico para que sigamos aquí», insiste. Con sus proveedores ha negociado la exclusividad de zona, es decir, que en Getxo difícilmente vas a encontrar lo que vende Vicky en otro sitio. Esto también ha convertido este negocio en uno de los favoritos de las presentadoras Tania Llasera y Maite Eskarmendi.
Aunque si de famosas hablamos, a Vicky no se le olvida el día en que se presentó Ángel Molina en busca de zapatos. «Fue hace unos añitos», puntualiza, pero lo recuerda como si fuera hoy mismo. Esa mañana, una clienta habitual se acercó a la zapatería y después de un rato de charleta y de ojear modelos le dijo que a la tarde vendría una conocida suya en busca de un par.
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La emprendedora no le dio mayor importancia y ni mucho menos se le ocurrió preguntar por el nombre. No era la primera vez que le avisaban de algo así. Lo que no esperaba es lo que pasó después. Al cabo de unas horas, apareció por la puerta la actriz Ángela Molina. Vicky la reconoció al segundo, pero le sorprendió más cuando dijo que venía de parte de la clienta de la mañana. La artista quería unos zapatos de salón y se llevó unos de estampado serpiente muy favorecedores. «Fue un shock», reconoce hoy a carcajada limpia.
Pocos modelos de los que Vicky tiene en tienda no se los pondría. Reconoce que tiene un buen fondo de armario en lo que a zapatos se refiere. Algunos, claro, muy buenos y con muchos años. Pero para trabajar los evita: «Alguna vez me ha preguntado por los que llevaba puestos y no los tenía». Le gusta cuidar todos los detalles, incluidos esos.
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Cada temporada elige con detenimiento los pares que va a lucir ante sus clientes. Parece una acto superficial, pero los zapatos, en general, ganan en las distancias cortas y con el pie dentro. También cuida mucho cómo los presenta en la tienda, los detalles decorativos, la luz… Todo eso influye mucho en la percepción de quien viene a buscar una sandalia o una bota. Y es también una reivindicación de la necesidad de emplear tiempo en nosotros y no ir a la carrera.
En Algorta a Calzados Vito la conocen como la zapatería de los nombres. Vicky pone a cada modelo un nombre de mujer: los Esmeralda, los Jimena, los Ane… «Es más fácil de memorizar para los clientes que las referencias numéricas». Y también para ella, obviamente. A lo largo de estas dos décadas largas al frente del negocio aún no se le han agotado. Y tiene mérito porque la oferta es grande
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En Calzados Vito, todos los zapatos son de piel salvo las alpargatas y los modelos de la marca Igor Shoes. «Una excepción por su gran calidad», admite. Y los proveedores son «casi familia», reconoce Vicky. A lo largo de los años ha forjado con ellos unas relaciones de confianza que le permiten hacerse con zapatos cuando hay poco stock, reponer esos modelos que se agotan en rebajas de manera excepcional…
¡E incluso hacer cambios en su diseño»! Así nació un modelo atemporal que se vende en la tienda a mujeres de todas las edades. «Es un zapato clásico», reconoce, pero ella le pidió a la marca unas modificaciones a su gusto. El más icónico es su escote corazón, que lo hace ideal para todo tipo de eventos. Por supuesto, lo tiene en varios colores a cuál más interesante.
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