Muere Yanire Granero ('Memiimo')
Muere Yanire Granero ('Memiimo'), la joven vizcaína que puso color a la vida con su marca de accesorios

La creadora, de 35 años y natural de Abadiño, decidió fundar su propia firma de complementos al no encontrar turbantes que se adaptasen a sus gustos y edad durante el tratamiento oncológico

Virginia Melchor

Martes, 11 de julio 2023 | Actualizado 12/07/2023 11:45h.

Yanire Granero falleció este lunes a los 35 años. A esta joven de Abadiño le diagnosticaron cáncer de mama cuando tenía 27. Lo primero que hizo aquel 4 de enero de 2016 fue preguntar a su oncóloga si se le iba a caer el pelo. « ... Fíjate qué tontería, pero no quería mirarme en el espejo y notarme enferma», confesó en una entrevista a Bizkaia Dmoda en 2019. Entonces su vida «saltó por los aires», pero decidió afrontar la enfermedad con optimismo. Creó un blog en el que con ironía y sin paños calientes relataba su convivencia con el cáncer y ayudaba a otras personas en su situación. Durante el tratamiento, empezó a llevar turbantes, pero ninguno se adaptaba a su edad y sus gustos, así que decidió hacérselos ella misma. Así nació Memiimo, su proyecto más personal, la marca de accesorios solidarios y divertidos que le permitía unir sus dos pasiones, «el diseño y ayudar a los demás». «En cada tarjeta de agradecimiento, pinto un corazón, porque siento que cada clienta se lleva una parte de mí», reconocía.

Yanire confeccionaba y diseñaba coloristas turbantes, pañuelos, coleteros, diademas, carteras... También bañadores, carcasas para el móvil, fundas de gafas o camisas con las que buscaba «poner color a la vida». Todas sus creaciones contagiaban su optimismo y vitalidad. Empezó en una habitación de «10 metros cuadrados», pero después se trasladó a su acogedor taller-estudio de Abadiño, donde diseñaba los estampados y confeccionaba sus accesorios. «También saco las fotos, las edito, me encargo de la contabilidad, las redes sociales, las facturas... Vamos, que soy la jefa del cotarro, pero lo que más hago es divertirme con lo que hago». También era habitual verla desplegando sus alegres y vistosos diseños en ferias y mercadillos del territorio, donde disfrutaba conociendo personalmente a sus clientas.

La familia utilizó anoche su cuenta de Instagram para comunicar su fallecimiento. «Yanire nos ha dejado. El vacío que nos deja es inexplicable», escribieron en una 'storie'. Y anunciaron que cumplirán con su última ilusión. «Tenía un deseo, y era abrir las puertas de su taller para que pudierais comprar su última colección, así que cumpliremos con su deseo...», concluyeron. La enfermedad le enseñó a vivir en presente, pero cuando se le preguntaba por el éxito, por cómo le gustaría verse en un futuro, se le iluminaban sus ojos azules. «Me gustaría seguir haciendo lo que más me gusta, porque cuánto más crezca el proyecto, más podré ayudar a los demás». Destinaba el 2% del beneficio anual de Memiimo a la lucha contra el cáncer. Por ello, en 2019 su firma ganó el premio Urratsbat, otorgado por el Gobierno vasco, a Mejor Empresa de ámbito social de Euskadi.

Desde camisas hasta carcasas para el móvil, las coloristas creaciones de Yanire.

En la cuenta de Instagram de su marca, nunca se prodigaba. Ella cedía todo el protagonismo a sus diseños. Pero en una publicación de hace tres años, en la que aparece sonriente luciendo un pañuelo diseñado por ella, se autodefinía como una mujer «independiente, fuerte y con carácter, acuariana a más no poder». «Tengo un ramalazo que la familia Granero sabemos de lo que hablamos», bromeaba. Yanire también era una apasionada de la vida. Desde que sufrió la enfermedad, celebraba dos veces cumplir años. «Una excusa más para festejar todo lo bueno. Disfrutar y celebrar son cosas que se me dan bien. Proponme un plan donde haya amigos y birras, y no podré resistirme», decía. Le encantaba nadar. Se sentía más cómoda «dentro del agua que fuera». «En tierra firme, pierdo el equilibrio a menudo. Mis amigos podrían contar mil anécdotas de mis caídas», reía.

Decía que la rutina le «consumía», pero que su marca le aportaba la libertad que necesitaba en su trabajo. Le encantaba la «buena música, en cualquier momento, a cualquier hora». «Siempre quise tener mi grupo de música de chicas, pero canto fatal y tocar la guitarra es una de mis asignaturas pendientes». Admiraba al «Dios» Bob Dylan. Y adoraba a su perra Lolita, que le acompañó durante 16 años. También se derretía con su «sobri», a quien dedicó más de una lámina. Entre sus ilusiones, estaba estudiar Historia del arte. «El arte me da la vida, en cualquiera de sus vertientes y nunca está de más aprender algo nuevo».

Yanire era de esas personas que siempre te agradecía después del reportaje que hubieses contado con ella. «Eskerrik asko por el artículo, me ha gustado mucho como lo has redactado. Un beso». Y siempre acompañaba su mensaje de un corazón rojo. La última vez que la escribí fue el 14 de abril para preguntarle si seguían disponibles las carcasas para el móvil tan originales y divertidas que diseñaba, porque quería recomendarlas en la 'newsletter'. «Las carcasas son en preventa, ya solo las hago una vez al año, así que volverán dentro de un año», me contestó con dos caritas sonrientes.

Sus diseños transmitían su optimismo y ganas de vivir.

«Aprovecharé este tiempo para crear y crear. Dibujar y sacar cositas para la vuelta y que sea toda una fiesta. Espero volverte a ver a la vuelta de la esquina. Te espero», se despidió con corazón incluido el pasado 9 de mayo en la cuenta de Instagram de su marca, donde anunció que cerraba temporalmente su tienda 'online'. Sus incondicionales, más de 7.000 personas a las que cautivó con su talento y actitud, intuyeron entonces que las cosas no iban bien. «Muchísimo ánimo bonita», «Aquí estaremos esperando» o «ahí seguiremos», le dedicaron. Yanire, nos dejas huérfanos de tu arte, de tus ganas, de tu alegría... pero ya te imaginamos ahí arriba poniendo aún más color al arcoiris.