Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Estás leyendo BizkaiaDmoda, la Newsletter de tendencias de moda, belleza, decoración, salud, relaciones de pareja y más cosas bonitas cada semana en un tu mail, por Virginia Melchor. Si quieres recibir este boletín cada domingo en tu mail, apúntate aquí.
¿Cómo estás? ¿ ... Cómo ha ido la semana? Yo he aprovechado estos días para enfrentarme a la tortura del cambio de armario. Por suerte, he contado con una ayudante de primera. Pedí a Tamara Calvo que viniese a casa para enseñarme a hacerlo bien y así poder compartir por aquí todo lo aprendido. Tamara se crió en Santurtzi, tiene 35 años y es Organizadora Profesional. Vamos, que en cuanto ella entra por casa consigue que todo esté donde debe estar. De pequeña, ya era una apasionada del orden. Me cuenta que pasaba las tardes organizando los cajones de sus padres. Pero trabajó en un despacho de abogados hasta que hace cuatro años decidió emprender y perseguir su sueño.
Tamara también es colaboradora de Bizkaia Dmoda. Lleva dos años ayudándonos con sus artículos a tener una casa más ordenada, es decir, a ser más felices, ya que está convencida de que un hogar en armonía aporta paz mental. Aunque hemos hablado mucho en todo este tiempo, aún no habíamos quedado para tomar ese café pendiente, así que la invité a desayunar antes de ponernos manos a la obra.
Llegó puntual, a las diez y media de la mañana, luciendo una sudadera con volantes personalizada con sus iniciales en la que se podía leer: 'Organizadora Profesional'. «Ostras, esto va en serio», pensé. Hasta a mi perro le impuso el 'outfit' porque se portó sorprendentemente bien (no suele ser tan simpático cuando alguien toca el timbre). Durante el desayuno, hablamos del último gran 'shock' (sí, Ana Obregón), del trabajo, de la conciliación familiar, de su hijo, Adrián, y de su espíritu emprendedor con solo seis años. «Dice que cuando sea mayor quiere montar un negocio de crepes con caras de animales. Y que dibujará su nariz con nata, pero la cobrará aparte». Adrián sí que sabe. En fin, nos comimos alguna uva, varios frutos secos, demasiados dulces y pasamos a la acción.
Fuimos a la otra habitación en busca de la ropa de verano, que guardo en el canapé. «Buen sitio, el altillo del armario también es una gran opción». Eso sí, recomienda las cajas de tela en vez de las de plástico. «Y preferiblemente, que sean opacas en vez de transparentes para evitar el ruido visual». Es decir, para no tener que ver mi falda estampada con flores cada vez que abro el rincón de almacenaje para coger los patines. Por suerte, hay algo que sí he hecho bien: la caja tiene una abertura para que la ropa transpire.
Tamara aconseja hacer el cambio de armario del tirón, sin distracciones, así que enfréntate a él sin prisa, con tu música preferida de fondo... ¡y a por ello! El primer paso es sacar toda la ropa y limpiarlo por dentro, que suele ser el gran olvidado cuando quitamos el polvo en casa. «Conviene pasar un paño húmedo con un poco de jabón neutro por las superficies y después secarlo bien». A continuación, toca la fase de descarte: «Hacemos dos montones. En uno irán las prendas que nos quedamos y en el otro las que vamos a donar, regalar o vender».
En mi armario, con semejante explosión de color -el de Agatha Ruiz de la Prada es más discreto-, enseguida detectó aspectos a mejorar. Por ejemplo, cada percha es de su padre y de su madre. Encima, al ser la mayoría de madera ocupan bastante. Y, claro, teniendo tan poco «espacio de perchado», como dice ella en su jerga organizadora, me queda poco sitio para colgar la ropa. «Las perchas mejor que sean todas iguales y siempre con el gancho mirando hacia dentro». Y para nivel Marie Kondo, lo preferible es que sean todas del mismo color. En mi caso, me ha recomendado estas finitas de terciopelo, sus favoritas: «Vas a flipar con todo el espacio que vas a ganar».
Como se puede observar, lo mismo cuelgo una camisa al lado de un pantalón que de una americana. Para este popurrí estilístico, Tamara también tiene su truquillo: la forma más práctica consiste en colocar la ropa unificada por tipo de prenda, empezando por las exteriores hasta llegar a las interiores (primero los abrigos, después las americanas, los jerséis, las camisas, las camisetas...) Y, por último, los pantalones. Dentro de cada tipo, ordenamos por colores. Por ejemplo, si estamos colocando la categoría de camisas y van perchadas, a la izquierda irían las de color blanco y en la parte derecha las de color negro, es decir, de más claro a más oscuro.
Tamara vino a casa con una tabla de doblado. También personalizada, claro. Con su nombre y apellidos, teléfono, Instagram... ¡Qué maravilla cómo queda la ropa! Mira la diferencia:
También me enseñó que los pantalones es mejor guardarlos con el botón abrochado y que al doblarlos este vaya hacia dentro en vez de hacia fuera, como los ponía yo.
Tamara aconseja colgar las camisas abotonadas y las cazadoras con la cremallera subida para que no se caigan o deformen. «La ropa cuanto más perchada mejor, porque se arruga menos», asegura.
En cuanto al cajón de la ropa interior, también me dio varias claves. Yo guardo los calcetines al estilo bola, campando a sus anchas por el cajón. Error. Deben ir en cestas con compartimentos o en organizadores. En este artículo nos mostró diferentes tipos de separadores en función de las necesidades de cada persona.
En cuanto a la forma de doblar la ropa interior, recomienda el doblado vertical, porque se gana mucho espacio y encontramos todo de un vistazo. También me enseñó cómo guardar los sujetadores para que se conserven perfectos. Y varias formas de doblar calcetines y medias de manera muy sencilla con el método Konmari de Marie Kondo. Las puedes ver en este vídeo.
Para los cinturones, también me dio uno de sus 'tips' infalibles para ahorrar espacio en el cajón y tenerlos a la vista. Lo explica en este otro vídeo.
En cuanto al calzado, sacamos todos los zapatos y los extendimos en el suelo. Después, los fuimos colocando por categorías, es decir, los de tacón por un lado, las botas de monte por otro, las zapatillas de diario en otra balda... y así con cada tipo. También los ordenamos por color, de más oscuro a más claro. Además, los más pesados o altos, como las botas, los pusimos en la parte inferior y los más ligeros en la superior para conseguir la famosa armonía visual. Y, atención, el trucazo para ganar espacio: hay que colocar un zapato con la punta hacia delante y la pareja con la punta hacia atrás, y así con todos los pares.
Por último, tres consejos de Tamara que me quedaron muy claros:
- Los saquitos perfumados que metemos en el armario hay que cambiarlos. Los míos llevaban ahí desde 1854 por lo menos.
- A veces nos gastamos un dineral en el armario, pero después no lo diseñamos según nuestras necesidades. Yo tengo una zona desaprovechada porque para llegar al colgador necesito al primo de Zumosol.
- Y, por último, la ropa que no vemos no existe, se nos olvida que la tenemos. Por eso es conveniente colocar todo a la vista.
Espero que te haya servido algún truquillo. Gracias Tamara por el ratito. Me marcho corriendo a mi amado pueblo, Pradoluengo.
Hasta el próximo domingo. Sé feliz.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.