Hazlo a pesar del miedo: por qué salir de la zona de confort

Virginia Melchor

Domingo, 2 de julio 2023, 01:47

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¿Cómo estás? La ... semana pasada me llamó Borja Elorza, de la agencia de comunicación Cid FCA!, para proponerme presentar la gala por los 40 años de las peluquerías Marcel Arranz. «La vamos a celebrar en el Hotel Carlton, habrá actuaciones musicales, un desfile, 180 personas...», me iba contando. «¿180 personas?». Mi cerebro solo procesó ese dato. «¿Cómo 180 personas? Borja, por favor, no me asustes, que yo casi no he presentado y mucho menos delante de tanta gente». Me asusté, la verdad. Pero Borja confió: «Sé que lo vas a hacer genial». Y, en el fondo, yo también lo sabía o, al menos, que haría todo lo que estuviera en mi mano para que saliese lo mejor posible. Me apetecía y me lancé. Con miedo, pero me lancé.

Con María, preciosa de naranja, antes de salir a presentar. Paula Arranz

El viernes me pidió la cuadrilla que me cogiese la tarde libre porque me tenían una sorpresa preparada por mi cumpleaños. «A las cuatro de la tarde te vamos a buscar a casa. Mete algún bikini y algo blanco». A las dos me tocó el timbre mi amigo Eneko para asegurarse de que dejaba ya de trabajar: «Apaga el portátil y haz la maleta. Y este fin de semana, prohibido hablar de trabajo». «Ay Eneko, que estoy de los nervios, que el miércoles tengo que presentar eso», le dije. Y no cedió: «Pues te pones de los nervios el lunes».

Me llevaron a Casa Lurgorri, una casa rural de diseño con preciosas vistas a los campos de viñedos donde conseguimos bajar el ritmo -y mira que nos cuesta- y disfrutar de los pequeños placeres. Barbacoa, piscina, siesta, risas, juegos, algún vinito... Y el guion del evento sin llegarme. Se estaba retrasando y yo poniéndome de los nervios. Y, claro, mi cabeza haciéndome de las suyas: «te vas a quedar en blanco», «te vas a equivocar», «te vas a caer con los tacones», «vas a hacer el ridículo»... Respiré y llamé a María, colaboradora de Bizkaia Dmoda, para pedirle que presentásemos el evento juntas. En otro momento, hubiese pensado de mí misma que soy una floja, que tengo que poder con todo sola, que hay que comerse el mundo... pero los años de terapia me han servido para entender que pedir ayuda es de inteligentes y disfrutar del tiempo libre también.

Los cambios y nuevos proyectos generan angustia y miedos. «Una de las funciones principales de nuestro cerebro es ayudarnos a sobrevivir. Y lo intenta manteniéndonos en un entorno conocido, predecible y aparentemente seguro, donde sabe cómo enfrentarse ante los estímulos y situaciones externas. Salir de nuestra zona de confort resulta incómodo, porque tenemos que enfrentarnos a caminos inexplorados», explica Lucía Aragón, psicóloga y coordinadora de equipo en Maitri Psicología.

Muchas personas encontramos alivio en una rutina sin sobresaltos. Apostar por nuevas oportunidades no es fácil, pero demasiadas veces lo que esperamos y deseamos está al otro lado de nuestra zona de confort. A Jennifer Aniston, por ejemplo, le costó salir de las comedias románticas. Cuando lo hizo, con el drama Cake (214), se ganó una nominación al Globo de Oro. «Cuando a pesar del miedo a la incertidumbre y a la pérdida de seguridad, nos atrevemos a dar el paso, tenemos la oportunidad de aprender, cambiar, mejorar, crecer... explorar nuevos caminos es fundamental para adquirir nuevos conocimientos. Surge la oportunidad de conocer otras partes y habilidades de nosotros mismos. Y, por tanto, mejora nuestra autoestima y autoconcepto, cómo nos vemos; y eso nos ayuda a creer más en nosotros», asegura Aragón.

El domingo a las 15.19 horas me llegó el guion. Y el lunes a las nueve de la mañana quedé con Borja y el equipo de Marcel Arranz para revisarlo y hacer algunos cambios. A las siete de la tarde, cuando salimos del trabajo, vino María a mi casa para empezar a ensayar. Y repetimos el martes a la misma hora, pero con una palmera de chocolate de por medio para coger fuerzas. El camino casi siempre es una de las mejores partes. Y lo hemos disfrutado, mucho.

Ensayando en casa con el modelito puesto.

Este miércoles llegó el gran día. Nervios. Muchos nervios. Pero la emoción y las ganas los superaron. A las dos de la tarde fuimos al Carlton para ver el escenario. Allí estaban algunos modelos ensayando mientras otros se peinaban y maquillaban en el backstage. Antes de las siete y media llegaron los primeros invitados. «Ay María, están entrando las autoridades, caras conocidas...». «Virginia, nadie somos nada». Hicimos las respiraciones que aprendió en yoga, que dice que le ha cambiado la vida. Y nos dimos un abrazo justo antes de salir. Fue una noche mágica, llena de momentos emotivos. Tantos que mientras presentaba tuve que pedir un clínex al público para secarme las lágrimas. Naturalidad ante todo, no pasa nada. Al acabar, nos sentimos realizadas, vivas, capaces. Ojalá dejásemos de escuchar las mentiras que nos contamos para quedarnos en nuestra zona de confort. Si hay malestar, descontento o muchas ganas, merece la pena atreverse. Quien no arriesga puede que no pierda nada, pero tampoco gana. Gracias por la confianza. Y, sobre todo, aupa nosotras por creer que sí, que podríamos hacerlo.