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Leire Pérez
Martes, 25 de julio 2023
Falta un mes para que Bilbao celebre la Aste Nagusia y Matilde Tamayo, vecina de Etxebarri, ya está a pleno rendimiento para que nadie se quede sin los originales broches que ha puesto de moda con Marijaia como protagonista. Tras el éxito del año ... pasado cuando volaron las existencias, este año ha comenzado antes a elaborar las pequeñas muñecas. Además ha registrado el diseño y ha creado una página web (marijaia.com.es) para que la comercialización de este producto festivo sea más fácil.
Su idilio con la que considera una especie de «hija» comenzó de forma pausada. Hace dos años esta comerciante, bordadora y costurera en una tienda de Bilbao comenzó a elaborar unas «poquitas», y el año pasado se echó los trastos a la cabeza. «Una amiga me pidió que le hiciera una Marijaia, pero le dije que no había hecho nunca. Al final tanto insistirme, probé e hice de prueba. Me salió lo más feo que se pueda imaginar, así que le di una vuelta y decidí hacerla a mi manera, algo bonita porque es cierto que no es nada agraciada, aunque la tengamos mucho cariño», recuerda.
Sus diseños empezaron a gustar en Etxebarri, a sus amigos y familiares, pero también conquistaron a los clientes de la tienda en la que trabaja en el Casco Viejo, entre ellos a Andoni Calvo, un periodista que le animó a vestirlas con una falda con los colores de la bandera del orgullo gay. «Me buscó la tela con la que hago la ropa y así empece a hacer también las Marijaias», explica. Hoy en día en la página web se pueden adquirir con diferentes ropas ambos modelos. «Es cierto que da mucho trabajo, para realizar una gran producción habría que estar todo el año montándolas, pero tampoco es mi intención», asegura.
«Me divierte montarlas, son mis niñas, son iguales pero a la vez distintas porque están pintadas a mano», comenta Matilde Tamayo. Para avanzar estos días ya tiene repartidas las diferentes partes de la muñeca en un montón de cajas. «Va todo en serie, aunque me lleva mucho tiempo, en cada una de ellas tardó cerca de 45 minutos», detalla. Así va más rápido. La vestimenta por un lado, el pelo por otro, la bola de la cabeza, las manos...
Con la pistola de silicona va ensamblando las diferentes partes. «Lo más complicado es poner el pelo para que quede bien y maquillarla, no hay dos iguales son exclusivas», afirma esta costurera de Etxebarri. Intentará quedarse con alguno de los broches, ya que el año pasado se quedó sin ninguna al subastar el último broche, con el que consiguió recaudar más de 100 euros para una ONG.
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