¿Vaqueros a medida? Sí, desde Bilbao y para todos los gustos

'Skinny', 'wide-leg', 'bootcut', 'flare'… Hay tantos términos para definir su extenso catálogo como calidades existentes en el mercado. Un doble filo que podemos achacar a la democratización de la moda y la consecuente corriente 'fast-fashion' que ha tenido nefastas consecuencias sobre el medio ambiente. Según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid, fabricar un modelo de cualquier vaquero conlleva entre 2.100 y 3.000 litros de agua. En palabras de Celia Ojeda, responsable del Programa de Consumo de GreenPeace, «tendríamos que utilizar tanta agua como la que consumiría una persona en diez años». Cifras escalofriantes que pocos se plantean al enfundarse cada mañana en su particular uniforme diario.

Los límites de lo que es un buen vaquero se han difuminado en la vorágine de la industria. Cuántas veces hemos visto peligrar la integridad de nuestro pantalón en el tercer lavado… Sin embargo, en su afán por volver a subirlo a su trono imperecedero, ya son muchos los que están levantando la mano para encontrar esas referencias perfectas de talla, corte, color, que funcionen con todo y durante muchos años. Y no son menos los que también se están esmerando en buscar procesos de confección que aboguen por la sostenibilidad. Unos requisitos no siempre fáciles de cumplir, pero en los que Sastrería Foraster ha trabajado con ahínco para conseguirlo.

Siempre a la vanguardia, el que nació como uno de los emblemas de la sastrería bilbaína se lanza ahora a la inédita aventura de la confección de vaqueros a medida bajo la misma premisa con la que realizan sus trajes: la calidad y la personalización. Y es que Foraster siempre ha estado asociada con la innovación desde que, en 1921, el pionero Antonio Foraster viajara desde Bilbao a México para crear allí la primera fábrica de algodón. Un siglo ha pasado de aquello y las sucesivas generaciones de su familia han cogido sus riendas, adaptándose al vaivén de los tiempos y a las demandas de la industria textil.

Para dar vida a esta nueva aventura, de la que Foraster presume ser pionera, la firma se ha centrado en la selección de tejidos de la máxima calidad con el único objetivo de dar vida a piezas 'premium' únicas, hechas bajo pedido y totalmente personalizables para cada cliente. «Tomar decisiones juntos, cortar, hilvanar, probar, corregir y deshacer el hilván, y volver a construir, poner todos esos detalles que van hechos a mano, desde botones hasta etiquetas de cuero. El proceso del vaquero nunca había sido tan sofisticado», cuentan.

Nada de esto sería posible sin poder contar con una buena materia prima, por eso, no han dudado en aliarse con los mejores: la prestigiosa firma italiana Candiani. Se trata de una empresa familiar de renombre internacional que cuenta con el respeto que otorgan los años. El de tres cuartos de siglo surtiendo al mundo de este característico tejido azul para los nombres más prestigiosos del mercado. Ellos son los fabricantes de mezclilla más fina, de calidad y sostenible del planeta, esas que han dado origen a la industria de mezclilla 'premium' que Foraster ha seleccionado para sus clientes. Una sinergia entre dos fuerzas de la que solo pueden salir cosas buenas.

Los vaqueros de caballero a medida de esta firma de Bilbao, que también tiene sede en Madrid, se pueden personalizar hasta límites insospechados. Hablamos de un diseño en el que entran en juego la elección de los colores, pudiendo escoger entre una paleta de 9 tonos diferentes de 'denim' y tres tipos de lavado: 'clean'. 'washed' y 'washing 2.0'. Lo demás, como todo, se compone de pequeños detalles, desde la elección de los botones, las cremalleras, los bolsillos, la hebilla y los bordados, hasta la posibilidad de agregarle, si se desea, monogramas. Se trata, en definitiva, de una forma de aplicar valor a una prenda a veces denostada por el auge de la moda rápida. Una manera más de contribuir a la mesura de las compras compulsivas a favor de las piezas de calidad, esas que puedan permanecer inalterables en el tiempo y con las que, de paso, se puede poner un granito de arena para cuidar el medio ambiente.