Tiendas en Getxo (Nui Style, Algorta)
De antigua librería de Getxo a tienda de ropa «para ir diferente en el día a día»Tiendas en Getxo (Nui Style, Algorta)
De antigua librería de Getxo a tienda de ropa «para ir diferente en el día a día»A Nere Illarramendi el mundo de la moda le ha gustado siempre. Desde casi la adolescencia, compra y colecciona revistas y libros especializados. «Es mi pasión», reconoce. Parte de esos tesoros los usa ahora para decorar su tienda, Nui Style, de Algorta. Es un local lleno de encanto desde que se entra hasta que se sale. Y de historias.
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«Lo monte en 2016, después de haber estado viviendo en Madrid y Barcelona», dice. Se quedó embarazada y junto a su marido, Nacho, pusieron rumba a la tierra para asentarse: él es de Getxo y ella de Orio. En ese momento, Nere vio la oportunidad de lanzarse a una experiencia nueva, pero con la que llevaba enredada algún tiempo.
«Aunque estudié Comunicación Audiovisual, cuando acabé la carrera empecé a trabajar en el mundo de la moda», explica. Primero, como «becaria en Vogue Complementos después de hacer el Máster de Comunicación y Belleza de Vogue». Luego, pasó a una agencia de comunicación para marcas de lujo como Ralph Lauren, Etro, Gucci, Loro Piana, Hogan. «Ahí aprendí muchísimo organizábamos eventos, negociábamos todos los reportajes de las marcas en españa para las revistas de moda, íbamos a los desfiles de Milán y París..».
Pero no se quedó solo con eso, quiso aprender más de las tripas del negocio e hizo MBA en el Isem Fashion Busines School que le abrio las puertas en Hoss Intropia, una firma histórica que hoy vive una segunda juventud. La conoció en su primera etapa y trabajó codo con codo con su fundador, Constan Hernández. «Aprendí un montón sobre el negocio», dice. Y eso le ha servido para mantenerse hoy como uno de los locales de referencia para el buen vestir en Getxo.
«Somos una tienda para el día a día, pero con toque especiales», comenta mientras mira la ropa colgada en las perchas. Son prendas llenas de color, con cortes estudiados y favorecedores, que destilan elegancia y toque chic. Tienen lo que los franceses llaman 'allure'. «Le puse Nui por las iniciales del nombre y los apellidos de mi primer hijo, Nicolás», explica. Y con él recién nacido abrió el local: «Tenía miedo, claro, pero mucha ilusión». Hoy, siete años después, recibe a sus clientes con la misma calidez y la misma sonrisa que entonces.
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- Nui Style nació en Getxo, pero tiene una hermana gemela en Zarautz. Esa segunda tienda se abrió cuando nació Manuela. «Por cada hijo, lanzo nuevo proyecto», se ríe Nere. De hecho, ahora, con Cosme en brazos ya, está trabajando en la versión online del negocio. La razón de abrir el segundo local en esta localidad guipuzcoana tiene mucho que ver con sus raíces y con que es un lugar muy 'nui'. Cada viernes va allí a visitarlo, ver cómo van las cosas y mover 'stock' si hace falta. «En el fondo, es una ventaja tener dos tiendas, sobre todo porque no te piden lo mismo en una que en otra y le das salida a todo».
Atiende el negocio con la ayuda de Leire y Naiara, que se turnan y se desviven por las clientas. Y su marido, Nacho, le echa una mano con los números. «Rodearse de un buen equipo es fundamental», dice. Pero en lo que no delega es en la selección de lo que luego veremos en su tienda. Ella elige cada pieza y prepara las colecciones con mimo, aunque eso le suponga tener que irse hasta a París y dejar a sus peques unas horas: tiene dos más aparte de Nicolás: Manuela, de 6 años, y Cosme, que todavía no ha cumplido un mes. «Tengo que actualizar la foto de familia del mostrador», ríe. También le supone echar muchas horas en el trabajo, pero como le gusta, «compensa».
Viaja mucho, no solo por España para visitar 'showrooms', también al extranjero porque el repertorio de marcas que ofrece son muy especiales y algunas son de fuera. «Todas tienen algo diferente para que te sientas diferente». Frnch, Designers Society, Mila&Grace, Batela, Mércules, Zubi, Circo, Bonne Maison, Mint&Rose, Tantä... Y algunas veces, se trae cosas con la seguridad de que van a enamorar a tal o cual clienta. Y no falla: «Muchas veces en cuanto lo colgamos por Instagram nos escribe en quien estamos pensando».
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También le gusta abrir su espacio a nuevos creadores. Nerea nunca ha tenido intenciones de pasarse al diseño, sabe que es una plaza difícil, pero le gusta servir de plataforma de lanzamiento para marcas artesanales. «Es bonito poder cederles un espacio y darles a conocer». Sobre todo, si tiene label vasco, como los cinturones de Latch, hechos a mano hilo por hilo y que llaman la atención por sus colores.
Los tiene expuestos en la impoluta escalera de madera que preside un local que también tiene su historia. «Era una antigua librería. Cuando lo vi no tuve dudas de que tenía que ser para mí». En cuanto firmó el contrato empezó a acondicionarlo: lo primero que hizo fue precisamente descubrir los peldaños que se ocultaban bajo «una moqueta roja que no me gustaba nada». A lo largo de estos seis años, le han pedido poder celebrar en él diferentes eventos «y hasta se rodó un anuncio con una influencer».
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Todo lo que está dentro de esta lonja de dos plantas es especial, no solo la ropa. Los muebles son únicos porque los hace el padre de Nerea, Jose Mari, en su casa de Orio. «Le encanta restaurar cosas antiguas y cuando ve algo siempre me llama para decirme que tiene un regalo para mí». Son auténticos tesoros, como el mostrador, que es un balcón enrejado, o el perchero de los chubasqueros, un remo viejo de la trainera de su pueblo.
También tiene puertas restauradas a modo de mesa, redes para decorar las paredes, una bici con más años que ella misma... «Alguna vez nos han preguntado por ellos», admite. O más bien por quién los ha hecho para hacerle encargos.
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- ¿Los admite?
- Jajajaja. No sé yo. Es su hobbie.
La tienda es cuca, pero si hay un lugar que llama la atención es su despacho de la segunda planta: está en lo que era un escaparate elevado con vista al plaza del Tilo. Allí, puso un escritorio porque tener una tienda también implica mucho trabajo de mesa «y a mí me gusta estar aquí y oír a las clientas, así también veo qué quieren y qué me falta». Dan ganas de sentarse a trabajar sin duda, aunque a los visitantes más pequeños lo que más les llama la atención es una mano articulada decorativa.
Y es que en este sitio, pese a todos los detalles decorativos, los niños son bienvenidos también. «Nos importa mucho el cliente, queremos que esté a gusto y, sin avasallarlo, también nos gusta atenderlo y aconsejarlo», señala Nerea. Leire, que anda por allí con una mujer que busca vestido, lo confirma: «Jamás vendería algo que no le queda bien a esa persona. Va en contra de mis principios», dice. Ella es diseñadora, pero no cambia la atención al público por la máquina de coser.
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Nerea ha aprendido a tratar con la gente viendo a su abuela, Mari Carmen. Ella abrió su centro de belleza en Orio hace muchos años y lo convirtió en una visita obligada para las vecinas. Además, siempre incorporaba novedades. Una pionera, sin duda. «De ella me viene el espíritu emprendedor», admite.
Hoy, el local sigue abierto y el negocio continúa en manos de la familia, concretamente las de su madre, Cristina, y las de su tía, otras dos grandes empresarias. Se ha criado viéndolas dirigirlo y eso le ha dado muchas tablas. También le ayudan a ella cuando lo necesita. «A mi ama no hace falta que la llame», ríe.
Todo ello ha forjado su personalidad: sin miedo al fracaso y con mucho empuje para sacar las ideas adelante. Al tiempo que le ha enseñado a trabajar en lo que se ama: «Si te gusta, no te importa el tiempo que hay que dedicarle».
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