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Hoy todavía se sobrecarga de sexualidad el cuerpo de las mujeres. Por suerte, en menor medida que hace años, pero se sigue cosificando en el cine y en la publicidad. Dar el pecho en público es un acto ilegal en muchos países y en otros ... se ve con desaprobación. Ademas, el pezón se ha convertido en el caballo de Troya que revela desigualdad de género en las redes sociales. Ni Facebook ni Instagram permiten mostrarlo en imágenes, ya que se considera un acto pornográfico. Una realidad que cada vez más mujeres tratan de cambiar alzando la voz. Es el caso del ya sonado movimiento 'Free the nipple' - significa literalmente 'liberar los pezones' -, fundado por la actriz y activista Lina Esco en el año 2014 y que sigue avanzando de forma imparable. Una filosofía que comparte la creadora Itxaso Bruña, que aporta su granito de arena contribuyendo a crear un mundo mejor con sus propias manos. En concreto, esta joven de Lezama de 36 años ensalza los pechos femeninos con el objetivo de desexualizar las tetas hasta convertirlas en el icono principal de su marca, 'Titontziak'. Sus macetas y tazas, que muestran los senos al desnudo y empoderan a la mujer, triunfan en nuestro territorio.
El proyecto más personal de esta emprendedora y amante de las manualidades desde la infancia - «a mis hermanas, que son peluqueras, y a mí siempre se nos han dado bien»- surgió hace tres años, en su primer curso de la carrera de Bellas Artes. «En clase, cuando quieres trabajar una idea te hacen investigar y buscar referencias. En uno de los trabajos, quería reafirmarme como mujer y buscar dentro de mí esa parte femenina. Empecé a fijarme en el arte rupestre y, en concreto, en las esculturas de mujeres. Un busto desnudo que estaba cortado me inspiró. ¡Ahí lo tenía!», recuerda. Con sus piezas, Itxaso desea desexualizar el cuerpo de la mujer y reivindicar su belleza en todas sus formas. Sin censura, sin juzgar, sin prejuicios. Y, en este sentido, sus tazas y macetas tienen la diversidad como norma, ya que incluyen torsos de mujeres con diferentes siluetas, tonos de piel, rasgos y edades. «Yo antes me dedicaba al turismo, por eso tengo muy presentes otras realidades y culturas. Además, vas por Bilbao y ves gente de todas partes. ¡Hay que visibilizar esta realidad!», indica.
Itxaso recuerda que en su primera maceta representó sus propios pechos. «Fueron terribles, me salieron como una patata. Siempre guardo los modelos iniciales para luego ver la evolución», cuenta entre risas. Una pieza que cautivó a sus amigas y familiares, que empezaron a pedirle diseños con su propio torso. «De hecho, hice uno con la forma del pecho de mi hermana melliza, que es el modelo que más ha gustado. Ella estaba acomplejada con sus tetas porque acababa de dar a luz. Cuando le hablé del éxito que había tenido, me contestó incrédula: '¿En serio?'», cuenta.
Hace un año, esta creativa se propuso profesionalizar la marca. Desde entonces, compagina el proyecto -«le dedico media jornada al día»- con la carrera de Bellas Artes. «Hago mis piezas en el taller que he montado en mi antigua habitación de casa de mis padres», cuenta. En este acogedor espacio, moldea con dedicación unos diseños que elabora a partir de las fotografías que las clientas le envían de sus torsos. Los artículos llevan detrás un laborioso trabajo artesanal: «El tiempo que tardo depende de la dificultad y del material. Para los productos producidos con arcilla y secados al aire libre, puedo tardar tres o cuatro días. Los de cerámica me llevan casi una semana, porque tengo que llevarlos a un estudio para hornearlos dos veces», explica. Después, añade el color con pintura acrílica y, en el caso de las tazas, los impermeabiliza para darles brillo y resistencia. «Así podemos meterlas en el microondas», añade.
Itxaso encontró un filón a raíz de un encargo personalizado que le hicieron las amigas de una embarazada, que reflejaba su pecho y tripa antes de parir. «Este modelo tiene mucho éxito», asegura. Además, sus piezas no escatiman en detalles. Guarda en su memoria el pedido de una madre que anteriormente había sufrido un aborto y que recientemente dio a luz a su primera hija. «Su bebé le transmitía mucha tranquilidad y lo llamaba 'niño arcoíris'», indica. Un símbolo que Itxaso añadió a su 'titontzia'.
Buceando en su tienda online podemos encontrar macetas, tazas o dos modelos de camisetas unisex. «Incorporé el diseño 'mastectomía' para ayudar en la lucha contra el cáncer de mama el pasado mes de octubre. Como gustó mucho, decidí lanzar otro, en color rosa y con los dos pechos», cuenta. Su mente creativa nunca descansa: estos meses ha lanzado al mercado unos imanes con forma de pezones. Unas piezas que también ha pintado de diferentes colores en su empeño por visibilizar la diversidad. El precio de sus artículos va de los seis euros de un iman a los 58 de la maceta más grande. «Mis clientas valoran el trabajo que hay detrás de cada pieza», celebra orgullosa.
Las fieles seguidoras de su trabajo consideran que sus 'titontziak' «ganan en persona». Por eso, Itxaso acerca sus creaciones a los vistantes de los diferentes mercadillos que tienen lugar en nuestro territorio los fines de semana. «Intento asistir a dos encuentros de artesanos al mes», indica. Sus diseños nunca pasan desapercibidos. De hecho, una pareja le compró una maceta en el 'pop-up' que se organizó en septiembre en Bilborock y les gustó tanto que volvieron a por más modelos al 'market' que se organizó el pasado fin de semana en Algorta. Sus creaciones también se pueden comprar en la tienda Pachamama, ubicada en la calle Avenida del Ferrocarril, en Bilbao; y en la librería Libreramente, en la calle La Bondad de Barakaldo.
Tras las 'titontziak', también han llegado los 'pitontziak', tazas y macetas que representan los genitales masculinos. Un producto que fascinó a la actriz Maribel Salas en un mercado de Navidad. «Me quiso comprar uno, pero lo tenía reservado. Me pudo la integridad, así que se llevó una 'Titontzia'», recuerda entre risas.
La creatividad de esta emprendedora vizcaína no tiene límites. «Una clienta me propuso hacer tapas para las infusiones con forma de pezones y quién sabe... También he creado vasos de chupitos con forma de tetas y ahora estoy elaborando un jarrón. No sé hasta dónde me va a llevar esto», cuenta. Por el momento, sus piezas de cerámica han llegado hasta Tailandia: «Una mujer que estaba de vacaciones en Donosti se compró una maceta». Tetas y más tetas para transmitir que basta de censura, de juzgar y de avergonzarse del cuerpo, porque todos son hermosos.
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