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Ana posa durante una sesión de fotos para la tienda Lolísima. kunst PHOTO& ART
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Ana, la bilbaína de 63 años y looks «multicolor»: «Soy más atrevida que mis hijas»

Esta vecina de Getxo, que siempre ha mantenido una estrecha relación con la moda y disfruta del proceso creativo de construir sus looks, se ha convertido a sus 63 años en un referente de estilo

Sábado, 6 de febrero 2021, 22:55

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A Ana Basterra la moda le viene de cuna. Su abuela paterna, Marina, fundó su propio atelier de moda cuando enviudó de su marido. «Era una señora adelantada a su tiempo. Enseguida se le ocurrió diseñar unos maravillosos trajes con los que vistió a la ... sociedad de Neguri y la gente más pudiente de Bilbao», recuerda. Así, creció entre retales y apegada a este sector que tanto le apasiona. Desde joven tuvo identidad propia a la hora de vestir. Y, por supuesto, 'el qué dirán' no le importaba en absoluto: «Todos los veranos viajaba a Ibiza con mis padres y allí me compraba modelos atrevidos con estilo hippy. Cuando volvía al Bilbao gris y austero de los años 60 y 70, la gente me miraba como un bicho raro», recuerda. Pero ella seguía fiel a sí misma y a su estilo. Y no dudaba en adelantarse a las tendencias. Fue una de las primeras adolescentes que se atrevió a llevar los vaqueros rotos a la altura de las rodillas. «Me los ponía con 18 años con una camisa caqui y unas deportivas Adidas. Me acuerdo que mi madre me decía: ¡A dónde vas con esas pintas!», comenta entre risas. Hoy, a sus 63 años, esta bilbaína vecina de Getxo, se ha convertido en un referente de estilo con sus vestimentas diferentes y coloristas.

Ana posa durante una sesión de fotos para la tienda Lolísima. kunst PHOTO& ART

Pese a su pronta pasión por la moda, Ana decidió no dedicarse a ella profesionalmente. Estudió Geografía e Historia en la Universidad de Deusto y después empezó a dar clases sobre esta materia en euskera en un colegio. Y en los últimos 20 años en los que se dedicó a la enseñanza, trabajó en el centro de innovación pedagógica Berritzegune, ubicado en Leioa. «Ahí lo que hacíamos era formar al profesorado. Algo que me apasionaba y con lo que disfruté mucho», cuenta. En aquellos años, también tuvo tres hijos, Victoria, Rafa y Mariana, que crió ella sola. «Me pasaba los días de casa al trabajo», cuenta. Ahora, «con el nido vacío», tiene tiempo para dedicárselo a ella misma, así que en 2018 decidió abrirse una cuenta de Instagram para nutrirla de sus dos pasiones: la moda y la decoración. «Por mi trabajo, ya me manejaba de maravilla en las redes sociales. Por lo que me resultó fácil», reconoce.

Ana posa durante una sesión de fotos para la tienda Lolísima. kunst PHOTO& ART

Su visión de la moda no pasó desapercibida y enseguida los seguidores de su cuenta comenzaron a crecer - hoy supera los 11.200 'followers'-. Poco después de dar sus primeros pasos en este mundillo de las fotos y los 'likes', Ana decidió dar visibilidad al comercio local de Las Arenas, que considera que en estos últimos años «está de capa caída». «No hacen más que cerrar comercios», lamenta. Así que un día se acercó a la tienda Lolísima, una de sus preferidas, ubicada en la calle el Club número 2 en Getxo, y le propuso a Rosa, la encargada, llevar de forma desinteresada la cuenta de Instagram de la tienda. «Desde ese momento, también soy imagen de su negocio», añade Ana.

Ana posa durante una sesión de fotos para la tienda Lolísima. kunst PHOTO& ART

Esta mujer con estilo innato para la moda asegura que no hay que gastarse mucho dinero para ir bien vestida. Adquiere sus prendas y accesorios en tiendas 'low cost', a veces por Internet, donde considera que hay unas «rebajas impresionantes»; y también compra en las tiendas locales del municipio: desde en la ya mencionada Lolísima o en Bohemia&Co hasta en Ana Mandara o en el Atelier de Charo Álvarez. «Y tampoco te creas que compro demasiado, solo cuando lo necesito, tengo mucha ropa porque guardo piezas desde hace muchísimos años y no tiro nada. Al final, la moda es cíclica y siempre vuelve», asegura. De hecho, atesoraba una pequeña colección de chalecos en su armario, algunos masculinos, mucho antes de que se convirtieran en la prenda en tendencia de este invierno. El cuadro escocés y las blusas con lazada en el cuello también le han gustado siempre: «Las prendas de antes y las que se venden ahora en las tiendas no son exactas, pero no te creas que cambian demasiado».

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Ana disfruta de este mundillo 'fashion' creando sus propios looks, que luego muestra en sus fotos de Instagram. Dispone cada mañana sobre la cama diferentes combinaciones y luego entre ellas elige la que más le convence. «A veces acierto y otras no tanto», bromea. Eso sí, en sus looks nunca faltan los accesorios. Luce «desde siempre», y no porque se lleven ahora, las boinas parisinas. Tampoco sale de casa sin un pañuelo, que se pone de mil maneras, «en el cuello, como un cinturón, en el pelo…».

«La mujer multicolor»

Desde joven la llaman «la mujer multicolor» porque viste siempre con tonalidades vivas. «Mis vestimentas tienen un fondo clásico, pero diría que soy más atrevida que mis hijas. Creo que cuando más te pruebas, desarrollas más tu creatividad. Ahora llevo combinaciones que no se me hubieran ocurrido nunca», afirma. Prefiere las faldas y los vestidos para vestir porque se siente más a gusto, pero en invierno opta por los pantalones. Utiliza cada vez más el zapato plano o que tenga un tacón moderado, de cinco o seis centímetros. «Me pongo botines, botas…eso sí, siempre intento ir cómoda porque paseo mucho», añade. Y para sus largas caminatas, el chándal no es una opción válida, Ana prefiere lucir modelitos más pensados, que para eso los idea con tanta dedicación.

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También dedica tiempo a cuidar su aspecto físico. Desde la adolescencia se echa sus cremas en la cara, una de noche y otra de día. Y, en este sentido, admite que tiene la gran suerte de que le acompaña una buena genética: «Mi madre nunca tuvo ninguna arruga y tengo una tía de 92 años que tampoco las tiene». Eso sí, a sus 63 sigue todo un ritual de belleza antes de acostarse: se desmaquilla, se aplica su sérum y su crema antiedad. Un hábito que ha inculcado a sus hijos: «Siempre les he dicho que es súper importante, que la piel recuerda todo lo que has hecho con ella».

El deporte forma parte de su vida, practica 45 minutos cada mañana. Antes iba a un gimnasio para mujeres, pero desde que irrumpió el coronavirus, lo hace desde casa a través de una aplicación, con la que trabajan una parte del cuerpo cada día. «Luego también ando muchísimo», añade. Come de forma saludable y si nota que ha engordado, intenta bajar rápidamente los kilos que ha cogido para mantener la línea. «Una vez escuché en el supermercado que un chico había engordado 10 kilos durante el confinamiento ¡Qué barbaridad», exclama.

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Ana posa durante una sesión de fotos para la tienda Lolísima. kunst PHOTO& ART

Ana sigue comparte cada dos o tres días con sus fieles en Instagram sus combinaciones a la hora de vestir. Así consigue inspirar a mujeres de todas las edades: «Sin ir más lejos, el otro día una de mis sobrinas me dijo que nunca se le había ocurrido un look que había compartido en las redes recientemente, que le gustó y lo imitó con sus propias prendas». Ana suele pasear por Las Arenas con su gran amiga Rosa, que es la que le hace las fotografías con sus estilosos atuendos. «Siempre está dispuesta», agradece. Suelen detenerse en rincones con encanto, donde Rosa saca el teléfono móvil y Ana posa frente a él para luego poder regalar ideas de combinaciones estilísticas y alegrar a sus seguidoras en estos difíciles momentos: «Como pongo en mi cuenta de Instagram, sonreír es gratis».

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