![La sorprendente tienda de Bilbao en la que encontrar muñecas antiguas, bolsos de Gucci o ropa 'vintage'.](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202203/11/media/cortadas/tiendas-en-bilbao-munecas-antiguas-ropa-vintage-kmFE-U1601277697268Ho-1248x770@El%20Correo.jpg)
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Ver fotos
Silvia Marqués es una mujer que transmite vitalidad y alegría, y enseguida se percibe en cuanto tratas con ella y visitas su tienda, más cautivadora incluso si cabe. Nació en San Sebastián y estudió Secretariado de Dirección Bilingüe. Al igual que su osada abuela, comenzó a viajar desde joven. Visitaba infinidad de anticuarios buscando 'tesoros' exclusivos que no fueran fáciles de encontrar y que tuvieran ese 'no sé qué'. Una artista totalmente avanzada a su tiempo, que gracias a su educación en francés ha podido desenvolverse con soltura tanto personal como profesionalmente. «Mi abuela materna abrió una tienda de rosarios, artículos religiosos y abalorios en las Siete Calles. Tuvo cuatro hijos, y cuando enviudó, se iba sola a París en tren a comprar artículos que luego ponía a la venta. Con el paso de los años, yo me sentí muy identificada». Su tremenda afición por las muñecas antiguas y su olfato de coleccionista fueron el origen de su característico negocio en el año 1993. Una tienda sorprendente, que desde hace una década gestiona su hija Eva, llena de tesoros como vajillas, juguetes, ropa y accesorios 'vintage', cajitas, elementos decorativos, lámparas, mueble auxiliar y, ante todo, muñecas antiguas. La palabra comercio se queda corta para describir este atípico espacio, ubicado en el número 24 de la calle José María Escuza de Bilbao, en el que no sabes muy bien dónde posar tu mirada, ya que toda la mezcla en sí de elementos te acaba atrapando.
«Mis hijos ya habían crecido, Eva tendría unos 15 años. Yo tenía unos pocos ahorros, y me alquilé una pequeña tienda muy bien situada en esta misma calle. Me llevé cuatro muñecas que había coleccionado, y saqué una grande bien vestida al escaparate. Puse un letrero que decía 'restauración de muñecas' que causó un impacto tremendo», evoca orgullosa Silvia, que permaneció en ese local de 25 metros cuadrados durante seis años. Después, se mudó a escasos metros, donde se encuentra actualmente. Tanto interés generó el proyecto que enseguida se formaron colas de personas que querían arreglar sus adoradas 'Mariquita Pérez': la muñeca española más querida y deseada, que se convirtió en toda una celebridad hasta principios de los sesenta. Su origen data de la época de la posguerra y fue creada por Doña Leonor Coello de Portugal. Las primeras versiones españolas vieron la luz en los años cuarenta y costaban 85 pesetas, claramente una 'chiquita' que solo estaba al alcance de unas pocas privilegiadas. También cruzaban la puerta otros familiares modelos como la 'Nancy', la 'Barriguitas' y la 'Mari Cris' y todo tipo de muñecas antiguas de colección (alemanas, francesas, americanas…). Sin olvidarnos de 'Linda Pirula', que solía vestir trajes regionales y tenía ojos 'flirting', de coqueteo.
Casi tres décadas después, todavía hay muchas personas nostálgicas que acuden a la tienda con un propósito claro. «Llegan jóvenes que quieren restaurar muñecas antiguas de sus madres que están deterioradas, para sorprenderlas y regalárselas. Se las ponemos preciosas y nos lo agradecen de corazón, es muy emocionante. Hace poco vinieron tres generaciones a recoger una muñeca 'Cayetana' de los años 50. Son historias que nos animan a seguir adelante», cuenta Eva de Miguel, quien estudió pedagogía y trabajó durante años en la gestión de proyectos sociales en los ámbitos de la exclusión social y la cooperación al desarrollo. Y es que arreglar una muñeca no es para nada una tarea sencilla, y se necesita tiempo para valorar su puesta a punto. Madre e hija estudian constantemente para mantenerse al día de las novedades y nuevas marcas. A la hora de aceptar y llevar a cabo un encargo, entran en juego factores como adquirir repuestos, cada vez más difíciles de conseguir. «Cambiamos lo que haga falta. Buscamos nuevos ojos, cambiamos pelucas, las vestimos y hacemos trajes, pegamos, pintamos, quitamos manchas… No veas el lío que tengo montado en casa», se enorgullece Marqués, que decidió cambiarse el apellido y ponerse el de su abuela materna. «San José me parecía una birria. Yo era la mayor de nueve hermanos, y siempre les decía 'mirad, somos súper importantes porque nos apellidamos Marqués'», ríe. «Ellos alucinaban y me miraban tan embelesados, estaban contentísimos. Era muy divertido», reconoce.
El mercado de muñecas buenas de colección no termina nunca. En nuestro país no hay tanta tradición, pero a nivel internacional es un mundo, sobre todo en Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica y Estados Unidos. «La figura del coleccionista sigue existiendo. Yo misma colecciono y vendo las muñecas de la tienda, pero me da pena hacerlo porque estas joyas cada vez son más complicadas de encontrar», explica Silvia. Cada país tiene sus muñecas. «Mariquita causó tanta sensación a nivel europeo que se exportó a Portugal, así como a Argentina, Venezuela y Cuba (también conocida como «la Reina de Cuba»). Estados Unidos, por ejemplo, tiene a Barbie, que nació en 1959 y también incluye maletines y modelitos de ropa original. Cada conjunto tiene un nombre y una numeración. Hay millones de códigos y los verdaderos coleccionistas se pelean por esto», concreta Eva, mientras enseña las muñecas de los sesenta que guardan en sus vitrinas verticales. La 'Barbie' era la favorita de Silvia, porque su padre le regaló una cuando era pequeña. «Cuando la llevé al colegio de monjas, se armó una verdadera revolución y escándalo. Me la confiscaron las monjas, era algo tan moderno...», reflexiona. En este local disponen de tantas marcas y 'muñequitas' que es inevitable que la memoria viaje a la infancia en un abrir y cerrar de ojos. «Las de boquita cerrada son más antiguas y tienen más valor», aclaran.
Eva cambió la monótona vida de oficina por este nuevo universo creativo hará ya una década. Siempre acompañaba a su madre en sus viajes, y poco a poco se fue enamorando de la tan divertida rutina de la tienda. Tras completar varios cursos de artesanía, en marzo del año pasado dio rienda suelta a su talento y creó su marca de bisutería artesanal de inspiración japonesa: Yugen. «Me siento atraída por su cultura, llena de riqueza y encanto. Son creaciones exclusivas hechas de madera y acero y tengo varios formatos, algunos diseños más largos que cuelgan y otros más chiquitines. También hago broches, colgantes, marcapáginas y anillos. Hemos estado en muchos mercadillos hasta hace tres años, desde el mítico 'Dos de mayo', donde teníamos puesto fijo, a 'Espacio 600' en Zorrozaurre». Aquí no sólo vendían accesorios, también las capas, vestidos y trajes que confeccionaba Silvia. Unos diseños muy coloridos que esta imaginativa mujer aún desarrolla en su tiempo libre.
Su pasión por los vestidos 'vintage' de novia las ha llevado a tener una pequeña selección de ellos en el almacén de abajo, separados y guardados cuidadosamente en fundas para su óptima conservación. «Tenemos vestidos preciosos de los años 40-50 en adelante. Hasta algún 'Pronovias' de los 80 de seda salvaje. Preciosidades para novias distintas y chicas con una sensibilidad especial, que suelen venir con cita previa. En Bilbao ha tardado un poco en introducirse, pero cada vez está más de moda, siendo en otros países algo habitual. Gustan mucho las coronas y tiaras antiguas», cuentan. Además, a las más 'fashionistas' se les hará la boca agua con la división de moda. Verdaderas maravillas antiguas como kimonos, vestidos, chaquetas y trajes de dos piezas. Conjuntos que, una vez adaptados, pueden volver a lucirse hoy en cualquier ocasión especial. Balmain, Lacroix, Kenzo, Loewe, Yves Saint Lauren, Victorio & Lucchino, Lorenzo Caprile, etc. Hace poco, hasta vendieron una chaqueta de Moschino para un rodaje en Londres. «Ahora mismo en tienda tenemos un bolso Gucci negro con hebilla y un pequeño Valentino alta costura de fiesta. Nos da pena venderlos porque luego tardas bastante en volver a ver uno», admiten estas dos creadoras, que señalan no tener un perfil concreto de cliente: «Suelen venir chicas jóvenes, así como señoras y caballeros de todas las edades».
El diseñador vasco Ion Fiz, amigo de ambas desde hace años, confío en el buen gusto y saber hacer de estas profesionales para su colección 'Boudoir' Spring/Summer 2019 (Couture Collection) inspirada en las maravillosas y elegantes muñecas francesas Boudoir de 1910. «Las modelos desfilaron acompañadas de las muñecas que yo misma diseñé con las telas y abalorios de Ion Fiz. Cuando las vio se emocionó mucho», recuerda Silvia.
Una prueba más de que, por mucho tiempo que pase, las muñecas antiguas siguen y seguirán dando que hablar.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.