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Vizcaínos con estilo

Así es Azucena Ordóñez, la Carrie Bradshaw vizcaína

Esta experta en moda y estilismo sabe defender los looks más imponentes de Alicia Rueda sobre las rosetas de la villa con la misma soltura que lo hacía Sarah Jessica Parker por el Upper East Side de Manhattan

Viernes, 12 de marzo 2021

Un vistazo rápido por el Instagram de Azucena Ordóñez es suficiente para deducir su fuerte unión con el sector de la moda. Desde su pequeño espacio virtual, esta vizcaína se ha convertido sin pretenderlo en una prescriptora de tendencias, con más de 6.000 seguidores que siguen sus andanzas desde Bilbao a París, en el backstage o en el 'front-row', en el atelier de Alicia Rueda o en el flamante nuevo espacio que inauguraron hace más de dos meses. Y es que su nombre va ligado directamente al de la diseñadora de Markina, ya que se ha convertido por méritos propios en su mano derecha desde hace casi seis años. «Parece que llevamos toda la vida juntas. Ella es la parte creativa y yo la cuadriculada. Hacemos un buen tándem», reconoce. Ahora, esta gallartina es quien se encuentra al frente de la nueva apuesta de la firma, Alicia Rueda Experience, un nuevo espacio situado en el número 4 Bis de la calle Diputación, con vistas privilegiadas a ese reconocible ventanal del atelier al que siempre se asoman sus novias.

Anteriormente fue la responsable de la línea 'Whitealice' y ahora es la encargada de asesorar y ayudar a las clientas a encontrar su look ideal, ya sea de novias, 'prêt-à-porter' o invitada. «El recibimiento ha sido increíble y la experiencia con las clientas es mágica», asegura. Con este estrecho vínculo que le une con una de las firmas más relevantes del panorama nacional, no es de extrañar que esta experta en moda y estilismo se haya convertido en una de sus mejores embajadoras. «Más del 60 % de la ropa que tengo en el armario es de Alicia Rueda. Me encanta vestir de su firma, me identifico mucho con su ropa y me siento muy cómoda con ella», afirma. Y a sus lookazos dignos de cualquier editorial de moda nos remitimos.

Azucena es imagen reconocible de la marca y ha posado delante de sus objetivos defendiendo desde el más onírico de los vestidos hasta la pieza más impecable de sastrería, una de esas que tanto abundan en su vestidor. «Tengo un muestrario de trajes, y todos son de Alicia», reconoce. No sería la primera vez que más de una persona se da la vuelta a su paso cuando va enfundada en una de esas imponentes faldas de corte 'New Look' que combina con antagónicas camisetas marineras o que capta todas las miradas con algunos de esos vestidos 'mini' que la diseñadora renueva con hombreras envolventes. Azucena sabe recrearse en sus irreverentes diseños con flecos infinitos o en esos cuerpos de lentejuelas con voluminosas faldas de tul que harían las delicias de la mismísima Carrie Bradshaw del siglo XXI. Sus mandamientos de estilo cuando posa ante la cámara nada tendrían que envidiar a los de Sarah Jessica Parker en 'Sexo en Nueva York', tan únicos e inimitables que, a día de hoy, siguen resultando memorables, como lo son muchos de los diseños que han lanzado al pódium de la moda a la modista marquinesa. De hecho, uno de los sueños de esta vizcaína es vestir como la columnista neoyorkina más famosa de la pequeña pantalla sin tener que convertirse en el centro de atención. «Me encantaría ir así por la calle, sería feliz. A mi novio le suelo decir que cuando vayamos a Nueva York me voy a llevar una falda de tul enorme solo para hacer el paripé», nos cuenta divertida.

Ya sea por Manhattan, París o Bilbao, Ordóñez no renuncia a un buen tacón si es preciso ni a un 'vestidazo' si la ocasión lo requiere. «En ese sentido soy muy protocolaria», reconoce. Sin embargo, en su día a día prevalece la normalidad de unos looks con los que se siente cómoda, prescindiendo de los dictados de pasarela y de las ataduras de las tendencias. «Voy por libre, tengo un estilo muy personal y versátil. Si algo no me gusta no me lo pongo, por mucho que se lleve», reafirma. La ropa deportiva no es su fuerte, aunque no puede asegurar que «de esa agua no beberá»; da más importancia a las prendas potentes y a los accesorios discretos y asegura que no hay ningún icono de moda que a día de hoy le haga ojitos, puesto que reconoce no ser una mujer de caprichos. Azucena cree en la magia de la moda, esa que te hace crecer ante la adversidad, pero también en su poder curativo, capaz de levantar el ánimo en un día gris. «Durante el confinamiento tuve que teletrabajar y me arreglaba, me peinaba y me maquillaba. Sabía que si caía en la dejadez iba a ser un error, por eso intentaba hacer todo lo contrario», recuerda.

En aquellos primeros días de pandemia, y como le ocurrió a tanta gente, también se dejó embelesar por los beneficios del yoga, práctica a la que ahora está «enganchada». Y eso que reconoce no ser carne de gimnasio y no haber hecho nunca deporte para mantener su esbelta figura. De hecho, gracias a sus 1,74 metros de altura y a su genética privilegiada, esta gallartina se alzó con el título de 'Miss Cuerpo' en el certamen de 'Miss Bizkaia' «hace más años que la carraca», reconoce entre risas. «Yo no habría cumplido los 20 y quedé en el tercer puesto», recuerda.

Hoy, a sus 38 años, vive una etapa serena y especial con planes de boda a la vista. Si Carrie tenía predilección por los 'manolos' con los que se casó con Mr. Big, ella los tiene por el par de zapatos que le ha regalado su hermana para caminar hacia el altar. Paradojas del destino, Azucena es una de esas novias 'Covid' a las que la pandemia ha trastocado sus planes, ya que tenía previsto casarse en 2020 como otras tantísimas novias que habían acudido a ella en busca de su vestido ideal. «Me ha tocado por partida doble y me ha servido para ponerme completamente en su lugar y entender mejor sus circunstancias». A pesar de los posibles contratiempos que puedan surgir de aquí en adelante, esta vez lo celebrará contra viento y marea porque, al final, «el sentido de la boda es casarme con la persona que más quiero». Un círculo que se cerrará el próximo 31 de julio cuando veamos a Azucena defender el mejor de sus vestidos, confeccionado, como no podía ser de otra manera, por su amiga, compañera y confidente Alicia Rueda. Y es que, si algo ha aprendido de ella es a «ser fuerte y luchar por lo que quieres a pesar de las circunstancias».

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