Lo mejor de la pasarela madrileña llegará a esta tienda de Bilbao

En el panorama de la moda nacional a pocos les pasa desapercibido el nombre de Lola Casademunt. Cuarenta años de trayectoria a sus espaldas para una firma de cuño catalán que se ha sabido adaptar a los tiempos, a las tendencias y al vaivén de un sector complejo sin perder ni un ápice de su identidad. Maite Casademunt, hija de su fundadora Lola, es quien lleva el timón de la dirección creativa y la flamante artífice de la línea 'premium' que ha subido a pasarela madrileña este fin de semana. 'Lola Casademunt by Maite' es su proyecto más personal, «es algo que me permite dar rienda suelta a la creatividad y hacer un poco lo quiero, sin ponerme límites de ningún tipo», nos cuenta. Su colección primavera-verano 2023 fue un sueño rematado en fiesta que consiguió levantar al público, a las propias modelos y resquebrajar la seriedad que a veces impera en este tipo de presentaciones.

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«Es una colección que tiene que hacernos soñar», nos contaba la diseñadora en pleno 'fitting', con la tranquilidad de quien ha jugado bien sus cartas, pero con las mariposas de quien sabe que el trabajo frenético de los últimos seis meses dará sus frutos en unas horas. «Desfilar en Madrid es como el regalo de fin de curso», reconoce. Y con mariposas, precisamente, dio comienzo el espectáculo onírico en el pabellón 14.1 del recinto ferial de Ifema. Fundido a negro, mariposas revoloteando en una pantalla gigante, música de misterio como banda sonora de fondo y una primera modelo caminando a paso lento sobre una pasarela de purpurina. Llevaba una capa bordada de aplicaciones, tan delicada como poderosa, que parecía ser el preludio de lo que estaba por llegar. Maite quería dar un recital de moda y nada mejor que abrirlo con su embajadora de excepción, Nieves Álvarez, una de las mejores modelos que ha dado nuestro país.

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«El público enmudece cuando sale a la pasarela», reconoce Casademunt, aunque lo cierto es que su aparición - con un conjunto de vestido y chaqueta 'crop' - no provocó otra cosa que la gran ovación de los asistentes. La top madrileña daba el pistoletazo de salida a una sucesión de looks fantasía envueltos en purpurina, lentejuelas y tonos flúor -con el naranja y el malva a la cabeza-. No faltaron los tejidos enriquecidos con bordados, exóticos jacquards, 'animal prints' reinterpretados a todo color, capas de tul con incrustaciones de pedrería y materiales fluidos que parecían flotar sobre la pasarela. «Es una colección muy femenina que hemos combinado también con un toque masculino muy chulo», apunta la creativa.

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Un trabajo hecho a conciencia en el que la propia Maite Casademunt muestra debilidad por alguna de sus prendas, como una falda de tul con volumen o una exquisita falda con luz propia confeccionada a base de microvolantes, «como aquella que te podría regalar el 'hada madrina». Porque de sueños va su colección, inspirada en ese estado de duermevela en el que todo es posible. «Cuando tu mente no es prisionera de ningún pensamiento y te vas a un mundo mágico donde todo es buena energía, buen rollo y positividad. Ese mundo en el que te imaginabas cuando eras pequeña, en el que nunca hemos llegado a vivir y nos gustaría ir algún día. Pues ahí es», nos desvela.

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Muchas de esas piezas oníricas que tanta emoción despertaron entre el público de Ifema se pondrán a la venta la próxima temporada primavera-verano y estarán disponibles en la tienda que Lola Casademunt abrió el pasado mes de mayo en el número 2 de Rodríguez Arias, su primera apertura en Euskadi. «Los looks más interesantes los pasaremos a tienda», explica. Maite Casademunt fue personalmente a la inauguración de este local, donde fue recibida por las autoridades y el calor de sus fieles del norte. «Me encanta la mujer vasca, es muy nosotras, encaja con nuestra filosofía. Son mujeres fuertes, con carácter, clase y personalidad. Pero, sobre todo, son personas simpáticas y disfrutonas», recalca la creativa, que ha abierto otro local en San Sebastián.

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Porque dar a conocer 'Lola Casademunt by Maite' es una de sus grandes aspiraciones, y no solo entre los límites de nuestras fronteras, sino a nivel internacional. «Me queda el mundo por conquistar», sonríe. «Soy diseñadora de grandes sueños, me encantaría que mi marca fuera un referente a nivel internacional, subir la firma a un estatus de esos que va pasando de generación en generación. Llevamos unos cuantos años, pero vamos a por ello».