Tiendas en Getxo (Algorta)

Taichí, nutrición, asesoría de imagen, conjuntos a medida... Así es la tienda de ropa más especial de Algorta

En Getxo, a la tienda de Amaia Sertutxa en la Avenida de Algorta le llaman «la de los escaparates redondos» por su fachada. Sus ventanas circulares llaman la atención. «Es un local muy emblemático de los años 70; lo diseñó un arquitecto de Getxo», confirma ella. Pero no son fuegos artificiales, está a la altura de lo que ofrece dentro: ropa diferente con la que marcar estilo.

La abrió en 2014, poco después de quedarse en paro. «En aquel entonces, la situación en el pequeño comercio era complicada, pero yo siempre he sido valiente y he tirado hacia delante. Además, lo que más me gusta es la gestión empresarial», admite. Así que se lanzó a la aventura y dio forma a un local a su imagen y semejanza. A Sertutxa, de 56 años, le gusta la danza contemporánea, el campo, ir en moto, disfrutar de su furgoneta… Y todo ello está en la esencia de su negocio a la perfección.

HER tiene un encanto especial y no es casualidad. Todo el equipo cuida mucho la atmósfera: la música, el ambiente, el olor… Además de las ventanas, dentro llaman la atención la rotonda interior, los espejos y los mosaicos del suelo. «La voy mejorando todos los años», confiesa. Y también cada temporada busca como enriquecer su oferta, que es uno de sus objetivos.

El proyecto nació como una asesoría de imagen para diferenciarlo del resto de tiendas. De hecho, en sus inicios, Sertutxa organizó hasta talleres para sus clientes sobre cómo organizar el armario, la maleta para ir de viaje… Viendo el tirón, se lanzó a colaborar con otros profesionales y allí se han hecho sesiones de taichí, peluquería, maquillaje y nutrición. Gracias a ello, ha atraído a clientes de diversos sectores y ha logrado consolidar un negocio que la hace feliz.

Esta leiotarra afincada en Algorta desde hace 22 años se ha formado en el mundo textil durante más de 30 años y esta es la clave de su éxito. Sabe de merchandising, escaparatismo, dirección de equipos… Y todo lo pone en práctica para no quedarse atrás y sorprender, ya no solo con la mercancía sino con lo que hay detrás de ella.

Las prendas que cada temporada selecciona Sertutxa para llevarlas a su tienda están dirigidas a una mujer adulta que valora la comodidad y la calidad. Pero además de ser una boutique convencional, HER ofrece un servicio de cita previa a las clientas para personalizar la atención al máximo. Es uno de los rasgos más especiales del negocio. «Concertamos un día y una hora y tenemos todos los conjuntos preparados que pensamos que les van a gustar para que los vean», señala la dueña. Una tarea que también ahorra tiempo y que las clientas reciben con aplausos. «Hay algunas que no quieren ir de compras, prefieren venir aquí directamente».

Sertutxa también cuida mucho la sostenibilidad y su compromiso con el medio ambiente se refleja en las firmas con las que trabaja, como Studio Manna, Hïka, Imz Ordizia, Ecoalf, Blundstone o Name The Brand, entre otras. Selecciona la ropa con una visión muy comercial y vivir cerca de la costa le sirve de inspiración a la hora de escoger cada prenda. «Me guío por mi instinto», comenta.

También ha sabido delegar y confía plenamente en las tres trabajadoras que la acompañan para sacar adelante el proyecto, todas ellas con una gran trayectoria profesional en el mundo de la moda. «Son muy buenas profesionales y eso se refleja en el trato», asegura. Hace un año abrió una segunda tienda HER, pero que está más centrada en el calzado y los complementos. Lo hizo con la ayuda de Nuria, una de sus empleadas. «Me propuso este proyecto para dar espacio a esas marcas que me parecían interesantes y ha ido muy bien», revela.

La empresaria ha conseguido hacerse un hueco en el pueblo y sacar adelante el negocio con mucho esfuerzo, pero sobre todo, con ilusión y pasión. «Ver que crece la empresa me da una satisfacción inmensa». Sertutxa cree en la atención personalizada, en la cercanía y en la experiencia de compra, y trabaja a diario para ofrecer un servicio de calidad. «No me interesa la venta online, creo en el comercio local: pasear por el pueblo, ver un escaparate bonito... Es una manera de vivir el pueblo», dice.

El apoyo de su familia ha sido fundamental desde los inicios. «Mis hermanos, por ejemplo, me ayudaron a acondicionar la lonja. Somos un gran equipo, siempre he sentido su apoyo», confiesa. También recuerda un consejo que le dio Miren Lauzirika en una de sus formaciones cuando decidió emprender: «Cuidado con los bichitos que te van quitando la energía, los que te van diciendo: no lo hagas». Ella se hace la sorda cuando la visitan: «Siempre tiro hacia adelante».

Y puede decir con la boca bien grande que le encanta lo que hace y que no tiene la sensación de ir a trabajar. «Quiero contagiar eso a las personas que están conmigo y crear un entorno laboral sano donde todas estemos contentas y bien valoradas. Sin la labor del equipo, nada funciona». Su sueño de cara al futuro consiste en seguir mirando al frente y que HER sea algo más que un espacio para vestir a la mujer.

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