Tienda de galletas sin gluten en Bilbao
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Tienda de galletas sin gluten en Bilbao
Erica, la bióloga estadounidense que acaba de abrir una tienda de galletas sin gluten en BilbaoErica Mendel estudió Biología mientras recibía clases de interpretación, porque siempre soñó con ser actriz y abrirse camino en Hollywood. Esta joven estadounidense vivió tres años en Los Ángeles, donde intentó labrarse una carrera en el mundo del cine, pero su estancia coincidió con la pandemia y las oportunidades no llegaban. Decidió entonces volverse a Virginia, donde se crió con sus padres y sus dos hermanos, para cursar un máster de Publicidad. Entre sus planes nunca estuvo mudarse a Bilbao con Russell, su marido, a quien conoció hace una década en el gimnasio de Crossfit próximo a su universidad. «Nos vinimos en junio del año pasado, porque Russell estudia un doctorado en Eficiencia Energética y Sostenibilidad en la UPV/EHU y trabaja como investigador en el BC3, el Centro Vasco de Cambio Climático», cuenta esta emprendedora de 29 años.
Estos días Russell le echa una mano en su nueva tienda de galletas, Kuki Cookie, que inauguró el pasado miércoles en el número 34 de la calle Colón de Larreátegui. Este proyecto personal nace de la pasión de Erica por las galletas y, además, de la necesidad de dar opciones sin gluten a todas las personas que, como ella, también son celíacas. «Cuando vine a Bilbao me llamó la atención que faltaban pastelerías sin gluten. Empecé a buscar trabajo en agencias de publicidad, pero no tuve suerte, porque no domino el castellano, así que me puse a hacer brownies, tartas y galletas en casa». Dulces que las pasadas navidades repartió incluso entre sus vecinos, que se encontraron con esta sorpresa en la puerta de sus casas junto a una nota. «Nunca he trabajado en restaurantes ni he regentado mi propio negocio, pero tenía muchas ganas y sentí que mi sueño de abrir una pastelería podía hacerse realidad».
Erica empezó a experimentar con sus propias recetas de galletas y un día paseando con su perrita Luna encontró un local libre muy cerca de la plaza Moyua. «Me pareció el espacio perfecto para albergar mi proyecto, así que me puse a aprender castellano y a dar forma al negocio». En una de las paredes, ha pintado un colorido mural de rayas, y en la otra, decorada con un papel pintado de flores, ha colgado pequeños cuadros que ha comprado por internet «para que parezca un saloncito y la gente se sienta como en casa». Del logo se ha encargado su amiga Calyssa y el nombre enseguida lo tuvo claro. «Quería jugar con la palabra cookie y cuqui, pero con 'K' para hacer un guiño al euskera, que ojalá algún día pueda aprenderlo».
Allí es habitual encontrarse a esta emprendedora horneando sus cookies, esas irresistibles galletas gordotas con pepitas de chocolate cuya invención se atribuye a la pastelería Levain Bakery de Manhattan. Pero ella deja su estilo en ocho apetitosas variedades: oreo, pepitas de chocolate y nueces; fresa y crema; canela, nueces de macadamia y chocolate blanco; doble chocolate, de limón, de nutella, de crema de cacahuete... También tiene una opción vegana, con chocolate. «Mi motivación es hacer galletas sin gluten, que llevan harina de arroz o maíz, pero igual de riquísimas, con el mismo sabor y calidad». Y no falta el brownie, que prepara con mucho mimo y la receta de su abuela. Además, sirve café de especialidad de la marca vizcaína BB'S, té y otras infusiones, kombucha... todo para llevar.
«Para perritos, ¡gratis!», se puede leer en un frasco de cristal lleno de premios para los amigos de cuatro patas. «Estas galletas no las he hecho yo, ¿eh?, pero aquí los perros están más que bienvenidos», precisa. De momento, solo abre de miércoles a sábado, porque está ella sola, pero Erica celebra que la acogida «ha sido muy buena» y espera que Marijaia impulse aún más su negocio. «Yo creo que con tanta fiesta y kalimotxo, mis galletas van a entrar de maravilla». Aunque en el instituto disfrutaba haciendo galletas para sus compañeros de clase, Erica nunca imaginó que acabaría abriendo una tienda especializada en este dulce a miles de kilómetros de su casa. «Ya he mandado fotos de la pastelería al grupo de WhatsApp de la familia, pero en octubre vendrá mi madre de visita, porque quiere ayudarme y quedarse tranquila viendo que todo va bien. Esta aventura es nueva y difícil, pero estoy muy feliz. Quiero devolver a los bilbaínos todo el cariño que me han dado desde que llegué».
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