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Tienda en Bilbao (decoración y clases de cerámica)
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Tienda en Bilbao (decoración y clases de cerámica)
Dos amigas abogadas abren en Bilbao una tienda de decoración en la que recibir clases de cerámicaLucía y Ana se hicieron amigas íntimas en la Universidad estudiando Derecho y aunque durante un tiempo sus trayectorias profesionales se separaron, la necesidad de cambiar de vida les unió de nuevo en un negocio que jamás se habían planteado. «Me gustaba el Derecho, pero tenía claro que quería ser mi propia jefa. Estaba especializada en Urbanismo, y era un sector muy complicado para conseguirlo», explica Lucía. Por su parte, Ana se había decantado por el Marketing: «Me dedicaba a hacer presupuestos y cada vez me sentía más estresada. Necesitaba algo para desconectar, para poner la cabeza a cero», cuenta. Y casualmente, ambas se apuntaron a un taller de cerámica, cada una por su cuenta. Empezamos a cambiar impresiones y al final decidimos que queríamos dedicarnos a ello. Habíamos encontrado nuestra verdadera pasión», detalla Lucía.
Sin dudarlo, estas emprendedoras getxotarras en la treintena dejaron todo y se pusieron a buscar un local en Bilbao. «Queríamos que fuese en el centro, porque por esta zona no hay muchos talleres de este tipo», explica Ana. Al final, encontraron el sitio perfecto en la calle Colón de Larreategui 48, donde se ubica Betty Mármol, en homenaje a la famosa Betty de Los Picapiedra. Además de talleres de cerámica, ofrecen una pequeña tienda con piezas exclusivas de artesanos portugueses o andaluces, manteles de lino franceses, cubiertos de bambú y de bistrôt o servilleteros hechos a mano. «El negocio principal es el taller, pero gracias a él nos hemos animado también a montar la tiendita, que probablemente sola no subsistiría. Nos gusta mucho la decoración y queríamos contribuir a mantener ese espíritu del Bilbao comercial de toda la vida con tiendas bonitas que creemos que está desapareciendo», confiesan.
Otro aspecto que tenían claro era que querían ofrecer un taller muy completo, sin ningún tipo de limitaciones para los usuarios. «En Betty Mármol tenemos todas las herramientas que precisa un taller de cerámica: torno, bizcocho, numerosos esmaltes, pinturas diferentes... Un taller de verdad para experimentar», detalla Ana. Todas estas herramientas facilitan que cada asistente pueda explorar libremente su faceta creativa, siempre con Lucía y Ana como guías y con el apoyo de Victoria, experta en moldeado y pintura cerámica. «En el taller tenemos de todo: desde una chica que solo quiere pintar los platos ya hechos de una vajilla, hasta otra que quiere hacerlos desde cero para regalárselos a su hermana por su boda con las iniciales de los novios», cuentan.
Este mes de octubre arrancan en Betty Mármol los talleres semanales, que se imparten todos los días por la mañana y por la tarde, con una duración de dos horas (excepto lunes por la mañana y viernes por la tarde). «Los grupos son diversos, desde niños hasta adultos y existe la posibilidad de crear grupos nuevos si se acercan, por ejemplo, cuatro amigas», precisan. Además, reciben a todo tipo de usuarios, puesto que también acuden a los talleres personas sordas o ciegas. Otra opción que ofrecen en Betty Mármol son los talleres monográficos, que se desarrollan los viernes por la tarde y los sábados, ya sea de mañana o tarde. Estos talleres tienen una duración de 2 horas y media, en los que se puede hacer una pieza y pintarla.
En estos meses de andadura, los talleres de Betty Mármol se han convertido para muchas personas en una forma de terapia y de socialización. «Es curioso porque vienen muchas personas que están de baja, por ejemplo, por ansiedad. Todos nos dicen que se lo ha recomendado su psicólogo. La verdad es que es una actividad muy terapeútica», explica Ana. También acuden personas que trabajan en puestos de responsabilidad, ya que les ayuda desconectar del día a día y a disfrutar sin presión. «Se crea muy buen rollo en los talleres. Nosotras también nos lo pasamos muy bien y nos alegra ver cómo muchos alumnos se van después a tomar juntos unas cañas», celebra Lucía.
El balance tras estos meses de 'nueva vida' no puede ser mejor para Ana y Lucía. «Todavía no me puedo creer que este sea mi trabajo. Y que además también haya gente que compre las piezas que hacemos nosotras. ¡Incluso para llevar a Japón o Canadá!», cuenta Ana. Por su parte, Lucía está feliz de poder ser al fin su propia jefa y de compaginar Betty Mármol con un negocio de agricultura en Cantabria que montó hace ya un tiempo. «Todo esto me ha permitido poder conciliar en la crianza de mis hijos y ser más libre, así que al que se lo esté planteando le aconsejo que se tire a la piscina».
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