Tienda en Bilbao (velas)
Dos amigos abren una tienda de velas en Bilbao... y además enseñan a hacerlasSecciones
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Tienda en Bilbao (velas)
Dos amigos abren una tienda de velas en Bilbao... y además enseñan a hacerlas«Vivir es urgente». Es el lema con el que mejor se identifican Asier Martos y Rosario Mohamed El Mamun. Una frase que han querido colocar destacada con luces de neón al entrar en su tienda para reflejar su filosofía de vida y el motor que ha impulsado su nuevo negocio. Los caminos de estos dos jóvenes de 28 años se cruzaron cuando eran pequeños y disfrutaban de una tarde de verano en las piscinas de Ortuella. Compartían chapuzones y juegos, pero nunca imaginaron que acabarían abriendo juntos una tienda de velas naturales, creadas por ellos, donde también ofrecen talleres para aprender a hacerlas. De hecho, ambos han dejado sus respectivos trabajos en dos empresas de producción para volcarse en este proyecto que nació como un hobby y que hoy es Karama Candle, el comercio que acaban de abrir en el número 48 de la calle Artekale del Casco Viejo.
Rosario, saharaui acogida cuando tenía 7 años por una familia de Ortuella, siempre ha sido una apasionada de las velas y, a raíz de un mal momento personal, encontró en ellas una vía de escape. «Hace un año pasé una época de ansiedad y depresión. Me aficioné a crear velas y descubrí muchísima paz, volví a conectar conmigo misma». No tardó en sumarse Asier, que también estaba en un etapa de su vida en la que buscaba un método de desconexión. «Había tenido un accidente laboral, me rompí el tendón de un dedo y estuve seis meses de baja. Después me operaron de un hombro y me encontraba muy desmotivado, así que en vez de quedar para tomar el café nos juntábamos en su casa a hacer velas. Me relajaba muchísimo y me ayudaba a trabajar la paciencia, que nunca he tenido mucha», ríe. Su afición fue creciendo, empezaron a vender sus velas en ferias y les entró el gusanillo de emprender.
En Karama candle venden velas de soja 100% naturales hechas por ellos mismos con «todo el amor del mundo» y siguiendo un minucioso proceso de elaboración. «Asier crea los recipientes, con resina ecológica, y yo hago las velas. Tardo unas dos horas en realizarlas, pero después hay que dejarlas secar durante siete horas. Y, además, necesitan una curación mínima de cinco días, aunque lo ideal es dos semanas. En ese tiempo, no se pueden encender», explican. Por un lado, ofrecen velas decorativas, con formas escultóricas, perfectas para adornar cualquier rincón de casa, aunque a «algunas personas les da pena encenderlas». Y por otra parte, crean velas aromaticas, disponibles en seis olores diferentes: lavanda, canela y naranja, palo santo, coco y cítricos... «La mecha, que es de madera, estalla y provoca una pequeña explosión cuando arde, creando una sensación agradable y relajante que, a muchos, nos recuerda al fuego crepitante de una chimenea», explican estos amigos, que también hacen jarrones, joyeros y candelabros.
Ambos se divierten, sobre todo, creando las velas, así que imparten talleres para compartir sus conocimientos y que otras personas también puedan disfrutar de la experiencia. De momento, ofrecen un taller al día los viernes y sábados de 17.30 a 20.30 horas y los domingos por la mañana (de 10.30 a 13.30 horas). Con capacidad para 10 personas, cuestan 50 euros, incluyen el material, sirven un brunch y los participantes se llevan a casa las dos velas (una aromática y otra decorativa) que hayan creado. «En Bilbao somos pioneros, porque no hay ningún local que se dedique exclusivamente a la venta de velas naturales y mucho menos en el que se enseñe a hacerlas. Queremos que los asistentes frenen un poco, salgan de la rutina y estén en el presente. Y que sientan esa relajación que experimentamos nosotros al fabricarlas», cuentan ambos emprendedores, que animan a la gente a apuntarse a sus talleres en su perfil de Instagram o pasando por su tienda.
Para un proyecto tan personal e íntimo, buscaron un nombre con un significado especial, vinculado a la infancia de Rosario. «Mi abuela siempre me repetía que nunca me olvidase de tener Karama. Esta palabra en hassanía, idioma de los saharauis, significa la dignidad, el autocuidado y el valor que te das a ti misma y a los demás», explica. Una idea que quieren extender a sus clientes para que conecten consigo mismos y saquen «ese cachito de paz» en una vida de ritmo frenético.
Asier y Rosario trabajan ahora en darse a conocer y hacerse un hueco en Bilbao con sus velas naturales. Reconocen que a los suyos les costó entender su nueva ocupación. «'¿Cómo que haces velas?' Mis amigos flipaban, no entendían nada», ríe Asier. Pero en cuanto vieron todas las horas que estos dos emprendedores entregaban a su hobby, no dudaron en apoyarles. «Nos compran, nos publicitan en redes... están muy orgullosos». Y también Asier y Rosario lo están de sí mismos por haber transformado su afición en su modo de vida y haberse atrevido a hacer lo que les gusta. «Venimos a trabajar con muchísima emoción y ganas de sacarlo adelante. Lo hacemos todo nosotros y aún nos quedan muchas cosas por aprender, pero estamos disfrutando mucho. Pase lo que pase, ya ha salido genial, porque lo hemos intentado».
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