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«¡¡¡Mamá absurda se nos jubila!!!». Este es el mensaje que desde hace un par de semanas se puede leer bien grande en la entrada ... de la tienda La absurda zurda, una novedosa 'concept store' que abrió hace nueve años en Cruces para ofrecer artículos «originales y muy divertidos» para niños, aunque su «universo absurdo» acabó cautivando también a muchos adultos. Ángela Allende, conocida como 'mamá absurda' por su hija y sus clientes, se jubila después de más de 30 años con una sonrisa detrás del mostrador. Una noticia que ha sido recibida con «mucha pena» por parte de su fiel clientela, que estos días no para de agradecerle su entrega, dedicación y cariño durante todo este tiempo. «Cruces no va a ser igual sin ti», aseguran. Y es que Ángela, «tan cercana y dulce», se hace querer en el barrio desde que en el año 95 abrió el bazar Sonytel, donde lo mismo vendía una plancha que una Game Boy.
A su lado ha estado siempre su hija, Xandra Álvarez, «la absurda zurda», que pasó gran parte de su infancia «debajo del mostrador». Cuando el pasado 23 de febrero anunció en Instagram que su madre se jubilaba, pidió a la clientela que se acercarse a la tienda para llevarse los últimos juguetes, libros o disfraces, pero sobre todo para sacarse para el recuerdo una foto con mamá absurda. Lo que no imaginó es que se iba a presentar allí medio barrio. «Nos han mandado flores, muchísimos mensajes... está siendo una pasada, muy emotivo». Tanto que Xandra ha impreso en blanco y negro cada una de las fotografías que los clientes se están haciendo estos días con su madre. Y ha cubierto todo el escaparate, de arriba a abajo, con todos estos instantes llenos de abrazos y sonrisas.
También ha pegado alguno de los mensajes más cariñosos: «Nosotras os conocimos en el primer año de vida de mi hija, que tuvo que hacer varios controles en el Hospital de Cruces y tenemos muy buen recuerdo de la tienda, del trato... ¡MUY BUEN TRABAJO! Un abrazo desde Gernika»; «Te vamos a echar terriblemente de menos. En mi caso, formas parte de mi infancia, mi walkman en la adolescencia, formaste parte de la ilusión de estrenar casa, he sido madre y le habéis sacado las primeras fotos a mis hijos... Ha sido una constante imperturbable, tan cercana y dulce»; «¡Muero de la pena! Os conocí siendo una niña, yo conocí el antiguo Sonytel y os he conocido como absurdas, pienso en esa persiana cerrada y os juro que no puedo evitar que se me salten las lágrimas», se puede leer en el escaparate.
Después de la crisis de 2008 y el auge de los centros comerciales, Ángela se vio obligada a cerrar Sonytel. «En aquella tienda, aprendí lo que era tener ideas, ponerlas en práctica, intentar siempre sorprender y hacer barrio», recuerda Xandra. Su madre se inventó un estilo, transmitió con pasión su pasión y tiró de ingenio para sobrevivir. «Con la compra de una sartén, se me ocurrió regalar media docena de huevos. Con la compra de una olla express, se llevaban un pollo asado del local de al lado. Y con el cortapelos, les regalaba un corte en la peluquería vecina», cuenta Ángela entre risas. Además, en cada aniversario obsequiaba a sus clientes con una planta. Aquel día el barrio se transformaba en alegría.
También a Xandra se le acumulan estos días los recuerdos. Inolvidable aquel primer Alcatel que tuvieron en la tienda. «Costaba 1.050 pesetas. ¡Fuimos de la primeras en venderlo! Había cola de toda la gente que venía a recargar el teléfono». También fueron de las primeras distribuidoras oficiales de las cintas de VHS de películas Disney. Y Xandra nunca tuvo una Game Boy, pero las vendía como churros. «Me convertí en la probadora oficial de juegos, la trastienda era mi sala de operaciones. Jugaba y luego explicaba a ama de qué iban para que se convirtiese en una experta a la hora de vendérselos a otras madres».
Ya en su juventud, Xandra se formó como fotógrafa y montó su estudio en la planta de arriba de Sonytel, donde retrataba a las familias en poses muy espontáneas. Por ejemplo, a una niña de comunión con una máscara de Darth Vader. «El concepto en sí era bastante absurdo. Ibas a sacarte unas fotos y de paso te comprabas una plancha». Aquella experiencia duró un tiempo, hasta que cerraron Sonytel y abrieron La absurda zurda, esta «locura colorida y maravillosa» que llega a su fin, pero solo como tienda física. «Los comienzos fueron bastante duros, porque la gente no entendía nada y no entraba en la tienda. Mi madre fue contando a cada persona de qué iba la vaina mientras yo subía cosas a las redes sociales», reconoce.
Calculan bajar la persiana en un mes, cuando hayan dado salida a sus divertidos libros ilustrados, peluches japoneses, mendigoizales de colores de la firma bilbaína Beletxara, batas personalizadas de su propia marca, Mamá absurda; juguetes de madera... todo con grandes descuentos. Los clientes también echarán de menos sus míticas felicitaciones navideñas «absurdas», que regalaban cada año con las compras. Las protagonizaban mujeres como Jessica Fletcher, Isabel II, Verónica Forqué o Lina Morgan, la última en sumarse a su felicitación. «Cada año es más difícil mantener un pequeño comercio, así que como cantaba Lina... ¡¡GRACIAS POR VENIIIRRR!!!», dedicaron el pasado mes de noviembre a su clientela, que ahora les devuelve a ellas el agradecimiento.
Eso sí, que no cunda el pánico. Se despiden de su tienda amarilla, muy próxima al Hospital de Cruces, pero no de este particular universo que han creado con tanto cariño. «Vamos a parar un poco, porque mi tótem se me va, pero este proyecto sigue adelante. Continuaré con la página web, que vivirá una transformación. Y voy a intentar mantener esto como sea, ahí estaré en la lucha, con alegría y muchas ganas, como hemos hecho siempre», adelanta Xandra sin dar más detalles.
Después de media vida dedicada a su comercio, Ángela se marcha para descansar y hacer todas esas cosas que le gustan, como viajar, ir al cine o cuidar de la huerta que tiene en su casa de El Regato. «Voy a poder disfrutar del tiempo libre, y como a mi marido también le gustan todas estas cosas, lo pasaremos bien». Eso sí, antes de despedirse, aquí va un último consejo de mamá absurda: «Sé que ahora hay muchas más opciones, como Internet y las grandes superficies, pero no os olvidéis del comercio local, de las tiendas de vuestro barrio. Os necesitan».
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