Tiendas en Bizkaia (Barakaldo)

Carmen, la 'profe' de Historia que lleva 25 años enamorando con su bisutería desde su tienda de Barakaldo

Virginia Melchor

Jueves, 30 de mayo 2024, 18:50

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«No ha llegado todavía, chicas. Os doy un toque en cuanto lo reciba. Ya le he dicho a Kike, el representante, que se dé prisa», explica Carmen Raposo a dos clientas que acaban de entrar en su tienda preguntando por un collar. Ellas son Elisa y Edurne y el collar quieren regalárselo a su amiga Mentxu, que cumple años el próximo 3 de junio. «El año pasado le cogieron otro, con el colgante de una libélula, pero Mentxu lo ha perdido estando de vacaciones y tiene un disgusto... Como vuelve a ser su cumple, van a regalarle uno muy parecido, con otra libélula», cuenta esta emprendedora. Carmen se licenció en Historia en la Universidad de Deusto y trabajó un año como profesora en el colegio donde estudió, El Regato de Barakaldo. «Cuando era alumna, mandaban los 'profes'. Y cuando era profesora, los alumnos, así que siempre me tocó estar en el otro lado», ríe con cierta resignación.

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Tenía 32 años y muchas ganas de hacer cosas, pero sentía que su felicidad estaba fuera de aquellas aulas. En aquel momento, el matrimonio que regentaba un bar en un local de sus padres se jubilaba y vio una gran oportunidad para montar allí su propio negocio. Sus padres aceptaron, pero con condiciones. «Antes ellos también tuvieron un bar aquí. Trabajaban muchísimo. Mi madre me dijo: 'Yo la lonja, si vas a poner un bar, no te la dejo, porque son muchas horas y esto es muy sacrificado'». Carmen, que trabajó varios meses en una tienda de bisutería de El Max Center, decidió abrir un comercio especializado en moda y complementos. Así nació hace 25 años Cadó, en el número 17 de Avenida de la Libertad, en Barakaldo. «En aquel momento, estaba estudiando francés, así que pensé en llamar a la tienda 'Cadeau', que significa regalo, pero me pareció que Cadó se pronunciaría más fácil», cuenta esta comerciante, que también habla euskera, inglés y alemán.

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Carmen reconoce que los comienzos no fueron fáciles. «Yo no tenía ni idea de llevar un negocio ni de gestionarlo. Y cuando iba a la feria a Madrid a comprar la mercancía, se me olvidaba hasta comer. Ahora ya voy con los ojos cerrados y hasta me da tiempo a tomarme una cervecita con algún representante», cuenta. Ya tiene oficio y, además, nunca ha dejado de formarse. «Me he hecho todos los cursos que han salido para comerciantes: de ofimática, de Instagram, de TikTok...». Aprovecha las tres horas y media que tiene libres al mediodía para seguir aprendiendo y para ir al gimnasio, que le da «la vida». «Yo creo que no he ido al psicólogo por las sudadas que me pego, me desestresa totalmente». También le relajan las largas caminatas por la senda Itsaslur de Muskiz y por El Regato. Y, por supuesto, la música que siempre suena en su tienda: «Mis listas de Spotify son muy eclécticas, escucho desde flamenco hasta música punky. Y ahora me ha dado por Bruce Springsteen, que soy muy fan y en junio voy a su concierto de Madrid».

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En su mostrador siempre tiene un libro. Ahora está leyendo 'No todo el mundo', de Marta Jiménez Serrano. «Me lo ha prestado mi hermana, que está en el club de lectura de la librería 'Libreramente' de Barakaldo». Y también tiene expuesto el premio al comercio de Bizkaia que le entregó Cecobi el año pasado. «Me hizo muchísima ilusión, porque es un reconocimiento a mi trayectoria, como quien recibe el Cervantes, cada uno lo suyo», ríe. Al lado, conserva el ramo de flores preservadas que le regaló su clienta Elisa por el 25 aniversario de su tienda. «Lo que más me gusta es el trato con las clientas, el contacto, charlar con ellas. A veces solo vienen a hablar un rato, a que las escuches», dice después de que una de ellas le haya pedido que le guarde la bolsa de playa que ha visto en el escaparate porque se le ha olvidado la tarjeta de crédito en casa.

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Carmen nunca ha tenido empleados, porque el negocio no da «para contratar a alguien, ni mucho menos». Pero aún así nunca se ha sentido sola. «Mis amigas venían a ayudarme cuando la Navidad era Navidad y siempre he tenido el apoyo de mi familia». Sobre todo, de sus sobrinos, Josu e Irea, que le echan una mano con las redes sociales y con lo que haga falta. «Él hace de fotógrafo y videógrafo; y ella, de modelo en Instagram, como yo». Juntos han superado los 1.200 seguidores en esta red social, donde comparten vídeos en los que muestran desde la nueva colección de plata de la firma Pertegaz y los famosos collares de la libélula de la marca UNOde50 hasta capazos y bolsos de crochet o de rafia para el verano. «Todo lo que hay en la tienda me gusta, porque no podría vender algo que no me gustase, se me notaría un montón». Al principio, ofrecía sobre todo bisutería, pero hoy tienen mucho tirón sus bolsos, fulares, gorros... «Intento traer artículos originales y coloridos. Y firmas de bisutería que aquí en Barakaldo solo llevo yo, como Mila González, Fernando Aldazabal, Alibey o Émolo. Me gustan los diseños propios y hechos a mano». Y también la exclusividad, porque solo vende una unidad de cada modelo.

En todo este tiempo le ha tocado sortear varios obstáculos, como la crisis del 2008 y la pandemia. «En el confinamiento, lloramos lo más grande, porque lo peor de ser autónoma es la incertidumbre. Y, además, tienes que tener una salud de hierro, cuando me rompí la pierna aquí estuve con la pata pa' arriba mientras mis sobrinos atendían». También ha tenido que reinventarse para no dejarse engullir por las ventas 'online': «En su día se decía que nos perjudicarían los centros comerciales, pero el verdadero descalabro ha sido el comercio electrónico». Eso sí, pese a las adversidades, Carmen siente que Cadó ha sido precisamente eso: un regalo.

- ¿Piensas en la jubilación?

- Nooo, ni se me pasa por la cabeza. Y los domingos por la tarde tampoco me suponen ningún trauma. Disfruto mucho de mi tiempo libre y desconecto de la tienda, pero los lunes por la mañana soy feliz.