Una gran boda en Nochevieja y dos conocidas invitadas con looks vizcaínos

Aunque forman una pareja discreta, la lista de invitados ha estado repleta de nombres destacados, empezando por el de José Fernández-Pacheco, más conocido como Josie. El estilista fue el encargado de ayudar a la novia con su espectacular vestido de Jan Taminiau «con el encaje más bonito de Europa» antes de coger un AVE destino Madrid para hacer lo propio con Cristina Pedroche en la Puerta del Sol. Una Nochevieja inédita para el manchego, en la que han conseguido batir récord de audiencia con las Campanadas de Antena 3.

Sofía Palazuelo fue una de las ilustres invitadas que se tomó las 12 uvas en esta celebración excepcional. La duquesa de Huéscar asistió al enlace acompañada de su marido, Fernando Fitz-James Stuart (primo de la novia) y de Rosario, su primogénita y heredera del ducado de la Casa de Alba. La joven ha vuelto a mostrar públicamente su afinidad hacia las firmas de autor con sello nacional, como ya hizo el día del bautizo de su pequeña. Aquel día confió en las joyas del artesano portugalujo Jabier Bilbao y el pasado viernes repitió la jugada, apostando por la moda vizcaína por partida doble, ya que también eligió un diseño de la santurtziarra Leyre Doueil.

De su última colección, llevó un vestido de gasa estampada, con manga larga, lazada al cuello y cierta estética 'gypset'. Se trata del modelo 'Vicenzo' y está disponible tanto en la página web de la diseñadora como en la plataforma de moda lenta española Es Fascinante por 265 euros.

Es la tercera vez que la Duquesa incorpora a su joyero una pieza de Javier Hernández, el artífice de su nuevo collar. «Es una pieza que ya tenía hecha y reservaba para ofrecerla en una ocasión especial», revela. Aunque en otras ocasiones había lucido pendientes creados en exclusiva en el taller del portugalujo, esta vez se ha aventurado con una gargantilla de bronce dorado con baño de oro de 24 quilates y cuarzos hialinos. Una joya muy especial que le regaló por Navidad su íntima amiga Blanca Barrera-Cuadra, otra de las invitadas a esta boda. Casualmente, también apostó por este dúo de creativos vizcaínos a la hora de elegir su look. «Cuando quiere hacer un regalo especial suele contar conmigo», asegura.

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Aparte de ser una de las mejores amigas de la duquesa de Huéscar y madrina de su hija Rosario, también guarda un estrecho vínculo de amistad con Javier Hernández. «Nos conocemos desde hace unos cuantos años. Nos pusimos en contacto a través de una amiga en común y decidió llevar mis joyas a la boda de Sofía Palazuelo. A partir de ahí, también comenzó a formar parte de mi vida«, explica el joyero. En este caso, Blanca eligió unos pendientes de su última colección basados en la joyería bizantina. Una personal interpretación con un toque minimal, acabado de oro de 24 quilates entre mate y satinado, que da a la pieza un aspecto antiguo. «Me dijo que los iba a estrenar en la primera oportunidad que tuviera», puntualiza.

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Esta joven empresaria tiene su propio estudio de interiorismo y lleva las riendas de Aguacatte, uno de los caterings favoritos de la 'jet-set' de nuestro país. De maneras exquisitas y gusto estético refinado, suele plasmar esa esencia sibarita en sus eventos, mesas, casas y looks. Prueba de ello es su último estilismo, un conjunto de blusa y falda 'midi' con lazada en terciopelo quemado perfecto para asistir a una boda de invierno. Está disponible en la web de Leyre Doueil en un tono más claro y en Es Fascinante, por 165 y 255 euros respectivamente.

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Son incontables las veces Blanca ha llevado joyas de Jabier Bilbao y no pocas las que ha decidido combinarlas con diseños de la creativa de Santurtzi. «Nos ha cogido mucho cariño y no pierde la oportunidad de mostrar nuestras creaciones», reconoce Hernández. Y es que forman un tándem de lujo en el panorama de la moda vizcaína desde aquel día que conocieron por casualidad gracias a una clienta. «Fue un flechazo, ahora somos inseparables. Como Pili y Mili», bromea Hernández. «El mismo día que mi marido me pidió el divorcio conocí a Javier. Fue como uno de esos ángeles que la vida te pone en el camino», recuerda Leyre. Una sinergia creativa que comenzó por la admiración mutua y se transformó en una gran amistad. Un dúo que ya comienza a despuntar, juntos y por separado.