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En este Bilbao empecinado en encadenar cierres, La Vajilla es el último comercio, de momento, en bajar la persiana. Es una clausura que en absoluto ha sorprendido puesto que el local de Astarloa lo venía anunciando desde hace tiempo. Llama, sin embargo, la atención por ... tratarse de ese tipo de locales que se había hecho un hueco en el denominado negocio tradicional y de cercanía, ese del que tan orgullosos se sienten las instituciones cuando toca defender lo autóctono y local. Sin embargo, los nuevos tiempos no parecen estar muy de su lado.
La Vajilla se fundó como ferretería en 1932 en la calle Berástegui y cambió su ubicación en 1942 a la calle Astarloa, donde se encontraba hasta hace unos días, compartiendo espacio, como podía, con una hostelería voraz que juega con el viento a favor y quiere comérselo todo. El comercio fue incorporando todo tipo de menaje y hogar hasta convertirse en una referencia en artículos de primeras marcas internacionales en el sector del hogar y la mesa.
«Si vas a organizar una cena o simplemente quieres darle un toque especial a tu mesa, La Vajilla es tu tienda. Tienen de todo y para todas las ocasiones. Desde 1942», es el lema que vendían desde una de las calles más pequeñas de Bilbao donde se concentran algunos de los negocios más longevos y emblemáticos de la ciudad. Ahí siguen Pastelería Arrese, Delicatessen López Oleaga, Calzados Alonso y Cuchillería Incháustegui, establecimientos que claman por su supervivencia como en un oasis.
La Vajilla, que anuncia en sus escaparates el alquiler de su tienda, era un establecimiento dedicado única y exclusivamente al menaje de cocina, la mesa y el regalo. No sólo ofrecían vajillas; también cristalería, cuberterías, «y los manteles más elegantes», añadían en su página web. Uno podía salir de allí con cazuelas, sartenes, vasos y todo tipo de utensilios.
Pero La Vajilla ha llegado a su fin. Sorprende la sucesión de establecimientos de todo tipo incapaces de aguantar este temporal, que se confía llegue pronto a su fin. Han cerrado Michael Kors, un emblema de la moda de lujo; Hurley, una icónica marca californiana de surf y skate; Naf Naf, la enseña francesa que vendía diseños dulces y principescos, y joyerías a los que jubilaciones y fórmulas más modernas han terminado arrinconando. La Vajilla, con casi un centenario de vida, desaparece pero reclamando un espacio para tiendas que hicieron de Bilbao un espacio único cada vez más raro de encontrar.
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