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La bilbaína Saioa Galarraga todavía se sorprende al relatar cómo ha sido el proceso que le ha llevado de una incipiente afición por los quesos a organizar tanto catas a domicilio como en bares y restaurantes. «Realmente siempre me han gustado los quesos, pero hace 8 años empecé a meterme más en este mundillo», recuerda. Su interés provocaba que amigos y familiares le trajeran siempre algún queso cuando viajaban, así que finalmente le picó «el gusanillo». Saioa, psicóloga de formación y estilista de profesión, comenzó a visitar queserías, compró libros especializados y asistió a diferentes catas y cursos. «Cuando yo misma viajaba, también me interesaba por los quesos de cada zona y un día pensé que sería buena idea compartir mis descubrimientos con mis amigos». Ese fue, sin saberlo, el primer paso de Sai Cheese, un servicio que profesionalizó hace ya tres años.
Precisamente fueron esos amigos con los que realizó sus primeras catas 'amateur' los que le impulsaron a poner en marcha este proyecto. «Cuando organizaba catas en sus casas, siempre me decían que tenía que ofrecer esa experiencia a más personas, que seguro que tenía éxito. ¡La típica idea que comentas entre cañas, medio en broma medio en serio, y luego mira, se hace realidad!», comenta riendo. Saioa, que ahora tiene 35 años, no tenía ninguna expectativa ni ambición, simplemente probó suerte, lanzó su Instagram y las peticiones empezaron a llegar. «Creo que también llama la atención la forma en la que preparo las mesas y las tablas, una parte del proceso que me encanta. Siempre he sido muy creativa y como soy estilista, aplico esa vena artística en cada presentación», apunta.
Una de las características más destacadas de Sai Cheese es que cada cata es totalmente personalizada y siempre con quesos artesanales, nunca industriales. «Me adapto a lo que me pidan. Por ejemplo, si un grupo de amigas me dice que van a asistir dos mujeres embarazadas, pongo también quesos pasteurizados. O hace poco hubo un grupo que me pedía una cata que tuviera solo quesos fuertes», detalla. Los quesos siempre van acompañados de fruta fresca, picos de pan, frutos secos... En algunos casos, bajo petición, también ofrece complementos como embutidos, conservas o lo que el cliente prefiera. A veces, colabora también con un sumiller, para catar los vinos que mejor pueden maridar con cada tipo de queso.
La idea es que durante la hora y cuarto aproximadamente que dura cada cata, los asistentes se animen a preguntar todas las dudas que les surjan, para crear una experiencia dinámica y participativa. A veces incluso pone a su disposición fichas para que valoren el aroma, la textura o la apariencia del queso. «Con el sumiller lo comento muchas veces. Al principio, la gente es más vergonzosa, pero con el segundo vino ya se animan y se sueltan un poco más», ríe. Para Saioa, las catas a domicilio también suponen una vivencia muy enriquecedora. «La verdad es que siempre me tratan muy bien, todos me dicen que me sienta como en mi propia casa y algunos grupos quieren que me quede después a tomar unas cervezas. A veces, me saluda gente por la calle y yo no me acuerdo de qué les conozco, pero en cuanto me dicen, '¿Tú eres la chica de los quesos?', ya sé dónde les he visto antes», explica riendo.
Gracias al boca a boca y a las redes sociales, Saioa ha ido ampliando el número de catas que organiza, no solo en domicilios, sino también en bares y restaurantes. «Al final Bilbao es muy pequeño y muchas veces me contactan por Instagram para proponerme catas en sus locales». La próxima cita será el 21 de mayo, en Bitsa, en el número 1 de la calle Príncipe, donde se catarán los cinco finalistas al mejor queso de España, que se deciden estos días en el Salón Gourmet de Madrid. «Me encanta hacer catas temáticas. Recuerdo, por ejemplo, que tuvimos mucho éxito con una cata inspirada en los quesos que se sirvieron en la última cena del Titanic. Siempre estoy buscando ideas diferentes para que las catas vayan cambiando y llamen la atención».
Además, Saioa descubre continuamente nuevas marcas de queso artesanal, tanto en ferias como en las propias redes sociales, desde donde también se ponen en contacto con ella a menudo para mandarle productos o proponerle visitas a sus queserías. «Aunque llevo ya un tiempo, todavía no me puedo creer que me pasen cosas así. La verdad es que estoy muy entretenida, contenta y motivada con este proyecto y con muchas ganas de que siga creciendo», confiesa.
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