La Reina reivindica el 'azul Bilbao' con un diseño que llevó Diana de Gales hace 31 años

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Dicen que no es un azul marino ni un azul cielo. Es un azul limpio y puro, como el color que ofrece Bilbao tras un día de lluvia, cuando las nubes se alejan y se unen la tarde y la noche en un broche perfecto. Aparte de ser utilizado por los bilbaínos más elegantes para distinguir el tono de sus txapelas, también ha sido elegido hasta la saciedad por actrices, modelos, reinas y princesas en estilismos de gala como la alternativa perfecta al recurrente negro. Doña Letizia se siente cómoda vestida así, realza sus rasgos y es su comodín perfecto cuando busca una elegancia diferente. Y es que, según valora el Instituto Pantone, este tono «destaca por su elegancia y simplicidad. Infunde calma, confianza y conexión». En este caso, la simplicidad se materializa en la silueta del diseño, que prescinde de bordados ostentosos, encajes o tejidos troquelados como en anteriores ocasiones. Tan solo un pequeño botón-joya para rematar un vestido-blazer reinventado como estilismo de gala.

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Tiene silueta 'wrap', escote en 'v' y abertura lateral en la falda. Es de líneas puras, muy sobrio, pero de rabiosa actualidad. Aunque durante estos años ha confiado en firmas como Felipe Varela, Lorenzo Caprile o Emporio Armani para asistir a este acto, el diseñador que ha elaborado este vestido sigue siendo una incógnita. La Reina ha dejado todo el protagonismo a su look y lo ha completado con un sencillo recogido 'messy', unos salones negros y el inseparable anillo de Karen Hallam que le regalaron sus hijas. Además, ha recuperado los pendientes de perlas, diamantes y zafiros que los reyes eméritos le regalaron en su pedida de mano y que pertenecieron a doña María de las Mercedes, condesa de Barcelona. Letizia no se los ponía desde su preboda en 2004.

Y volviendo al diseño en cuestión, si alguna vez pensaste que el tan recurrente vestido-blazer fue un invento del siglo XXI, te equivocabas: Diana de Gales lo llevó primero, y también en versión de gala. En pleno resurgir nostálgico que está viviendo la moda, recordamos muchas de esas prendas que llevó Princesa y que hoy vuelven a primera plana. Esas que podríamos tener ahora mismo en nuestro vestidor. Y es que adelantarse a su tiempo y a los dictados de pasarela fue un don innato que le hizo convertirse en un icono de estilo atemporal. Ocurrió en 1988, en la localidad de Chambord, durante la visita oficial a Francia de Diana de Gales junto a Carlos de Inglaterra. Allí se ofreció una cena de gala en su honor y se produjo el encuentro inesperado de dos de las princesas con más glamour de Europa. Diana compartió confidencias con Carolina de Mónaco en aquella noche de noviembre y nos dejó para el recuerdo este diseño de hombreras marcadas, botonadura cruzada, brocados en color hielo y bordados joya. Hoy, aunque en versiones mucho menos barrocas, los diseñadores siguen reinventando esta silueta de corte originalmente masculino para adaptarla a los vestidos de noche.

De hecho, fue la propia doña Letizia quien apostó por esta silueta (y por primera vez) el pasado mes de septiembre, durante la inauguración de la temporada de ópera del Teatro Real. Desde el palco y junto a don Felipe, presenciaron el estreno de la obra de Giuseppe Verdi, Don Carlo, y para la ocasión eligió un sorprendente vestido blanco con silueta 'wrap' y tejido de seda, de la firma española Lola Li, toda una novedad a su vestidor. Esta tienda ofrece modelos similares que ahora están rebajados a 140 euros aproximadamente. En este caso, la Reina lo combinó con salones negros, a juego con la cartera de mano, pendientes de Grisogono y las impresionantes pulseras gemelas de Cartier, que pertenecen a las joyas de pasar de la corona española. Un conjunto realmente favorecedor con el que consiguió el aplauso unánime de la crítica, tal y como ocurrió el pasado 6 de enero. ¿Volveremos a ver a doña Letizia repitiendo silueta a lo largo de este 2020?