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Carmen González siempre ha sido una aventurera, tanto en lo personal como en lo laboral. Fue la primera mujer que vendió perfumería en el País ... Vasco y ha pasado por diferentes empresas y negocios, desde un bar en Ledesma a otro en el Casco Viejo. También ha vivido temporadas en Londres o Australia y ahora, a punto de cumplir los 62 años, se acaba de embarcar en la que que cree que será su última aventura profesional antes de la jubilación: la apertura de Casa Juana en el número 16 de la calle Henao a mediados del pasado mes de febrero, donde el producto estrella son los quesos artesanales.
Han sido sobre todo dos las poderosas razones que han impulsado a esta emprendedora de Etxebarri a abrir su nuevo local en Bilbao. «Primero, porque estoy en una edad en la que es muy difícil encontrar trabajo. ¡Ya no te quieren en ningún sitio, así que no te queda más remedio que emprender!», confiesa. La segunda y no menos importante empezó a gestarse ya hace algunos años, cuando por diferentes problemas digestivos, comenzó a investigar para mejorar lo máximo posible su alimentación y, en consecuencia, optimizar su estado de salud. «Me puse a buscar los mejores alimentos para cambiar mis hábitos. Encontré lo que buscaba, productos elaborados por productores locales, ecológicos y sin aditivos y que, evidentemente, me sentaban mucho mejor», explica.
Esas han sido las dos líneas principales que le han llevado a emprender con Casa Juana, aunque también reconoce que hay algo que siempre se ha quedado en su memoria y que la ha dirigido, inconscientemente, hasta este lugar. «Recuerdo mucho los olores y los sabores de la cocina de mi casa, de los platos que hacía mi ama sin prisa y con mucho cariño. Además, siempre teníamos un queso para cenar», rememora. De hecho, el nombre del local está dedicado a su madre, no solo por los alimentos y sabores que ella conseguía en su cocina, sino también por ser una mujer «muy valiente, divertida, guerrera y adelantada a su tiempo», cuenta emocionada.
Como un recuerdo imborrable de aquellas cenas familiares de antaño, no es casualidad que al cruzar la puerta de Casa Juana el primer olor que se perciba sea el del queso. «Tenemos los mejores quesos locales, nacionales e internacionales. Hay de Extremadura, Gipuzkoa, Cangas, Francia, Galicia... Siempre de pequeños productores y queserías artesanales. Los elegimos con mucho mimo», detalla. La variedad es muy amplia, desde quesos elaborados con leche de vaca o de oveja, hasta aquellos que son moldeados a mano o que incluyen tomate, romero y bregano o, incluso, corteza natural comestible. Y en breve, explica emocionada, le llegará el considerado el mejor queso del mundo, el denominado Ojos de Guadiana, que se elabora en Castilla-La Mancha.
«El pan y el queso son la comida de los humildes, pero también el festín de los sabios». Esta frase de Víctor Hugo ocupa una pared en el pequeño local de Casa Juana y es toda una declaración de intenciones. Pero como no solo de queso vive el hombre, Carmen ofrece mucho más. «Otro de nuestros productos estrella son los tomates secos, pero también tenemos chocolate, una variedad con pimentón, picante y sal, vermouth, vinos, huevos, miel, pimientos del piquillo artesanales o sidra natural de Cantabria», explica. Para que todo el mundo pueda conocer estas delicatessen también organiza catas de productos, que irá anunciado en sus redes sociales. De hecho, este mismo viernes 21 de marzo a las 19.00 horas se organizó la última y los asistentes pudieron degustar productos de Tologorri, una empresa de Orduña especializada en mermeladas, compotas y zumos.
Con todo esto, Carmen quiere convertir Casa Juana en un refugio de recuerdos y tradiciones y «ofrecer alimento, que no comida, que es muy diferente. El alimento te nutre no solo el cuerpo, también el alma. Eso me lo enseñó mi madre y nunca lo he olvidado», explica. Su madre, que se fue muy joven, estaría muy orgullosa de este cuarto emprendimiento de su hija porque cada rincón de este local es un homenaje a su legado. «Y también a aquella forma de cocinar y disfrutar de la comida en familia que estamos perdiendo por la vida acelerada actual. Aquí intentamos devolver ese placer.»
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