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Es la última chica de moda de las páginas de sociedad y abandera a una nueva generación de nobles españolas unidas por la discreción y buen gusto. Al igual que ocurrió con Laura Vecino en la casa de Feria, la popularidad de Sofía Palazuelo ... se incrementó al entrar a formar parte de una de las familias con más solera de nuestro país. El pasado mes de octubre, la mallorquina se casó con Fernando Fitz-James Stuart, duque de Huéscar, 'nietísimo' de Cayetana de Alba y heredero de su inmenso ducado. El interés mediático que despierta esta joven experta en arte, nos ha llevado a analizar sus looks en lugares tan dispares como el aeropuerto, de compras por el barrio de Salamanca, de paseo con su Teckel e, incluso, durante una comida con el cura que oficiaría su boda en el Palacio de Liria. Una exposición pública intensa, sí, pero que al menos nos ha dejado un buen manual de estilo. ¿Su última y más comentada parada? La Feria de Sevilla, una de las citas sociales más importantes del mes de abril que cada año reúne a lo más granado de España y el extranjero (léase, los reyes de Holanda y sus tres hijas a golpe de palmas). Con una flor en lo alto y un mantón sobre los hombros, como manda el estricto protocolo que rige la semana grande de la capital hispalense, la duquesa de Huéscar paseó sobre el albero vestida de gitana luciendo unos pendientes que no pasaron desapercibidos para la crítica. Su origen lo encontramos a más de 800 kilómetros de la ciudad del Guadalquivir, concretamente, en Portugalete.
Jabier Bilbao es el nombre empresarial elegido por el diseñador de joyas vizcaíno Javier Hernández, uno de los responsables de hacer brillar con luz propia a la futura duquesa de Alba. La hija del empresario Fernando Palazuelo y de la experta en arte, Sofía Barroso, se estrenaba en la Feria en calidad de duquesa de Huéscar y recogía el legado de doña Cayetana, poniendo énfasis en unos coloridos accesorios que levantaban su sencillo traje de volantes. Primero, un mantón con larguísimos flecos multicolor y, segundo, unos interesantes pendientes que seguían la tendencia XL y acapararon el protagonismo del look. Estas piezas formaron un tándem perfecto entre norte y sur, modernidad y tradición, folclore y tendencias, que reinventaron para siempre el clásico vestido de gitana.
La culpable fue una amiga en común que quiso hacer un regalo especial a Sofía para que pudiera lucir en esta nueva edición de la Feria de Abril. Por eso, confió en las manos expertas del vizcaíno para hacer sus deseos realidad en tiempo récord. Aquí comenzó un reto para Javier, que bajo estas premisas y sin saber quién iba a ser su destinataria final, tan solo contó con 48 horas para idear y elaborar los pendientes más personales que se vieron aquellos días por el Real. Tan personales fueron que los creó exclusivamente para ella a partir de unas flores doradas de su propia colección. «Quise reinterpretar estas flores con una pieza blanca de resina, que permite aligerar el peso sin quitarle esa sensación de ser una piedra. También utilicé detalles en coral, un color muy clásico en los looks de gitana que suele combinar con todo», asegura.
Su objetivo no era otro que reinterpretar el clásico pendiente de gitana y lo consiguió con creces gracias a su intuición. «No sabía cómo iba a ser el vestido con el que se iba a combinar, por eso intenté que fuera un modelo neutro», afirma. ¿Cuál fue su sorpresa? Ver en todas las portadas nacionales la imagen de la duquesa de Huéscar luciendo su especial creación. «Me alegré mucho porque conseguí el objetivo de que no fuera el típico pendiente y, sobre todo, porque mi amiga acertó con el regalo. Casualidad que, al final, encajaron perfectamente con el look de Sofía», resuelve orgulloso.
«¿De dónde son esos pendientes?» Se preguntaron muchas. Pues salieron del taller de Javier en Portugalete, municipio donde nació y en el que ha vivido la mayor parte de su vida. Sin embargo, si te ha gustado el modelo que lució la Duquesa, sentimos comunicar que el diseñador crea piezas únicas y exclusivas. No hay dos iguales, quizás parecidas. «De vez en cuando saco alguna pequeña colección, pero lo normal es que sean todo modelos limitados debido a la forma de producirlas. Huyo de técnicas como la microfusión, lo moldeo todo a mano», revela.
Jabier Bilbao es el nombre de guerra que utiliza un mundo donde llegó por casualidad. «Estaba estudiando una carrera y tuve la oportunidad de hacer un curso de joyería. Me gustó y al final dejé mi carrera para seguir con los estudios de joyería, engaste y gemología. Ahora le dedico prácticamente todo mi tiempo». Ha trabajado con iconos consolidados como Ion Fiz en Cibeles y con talentos emergentes como Eduardo Navarrete en Samsung EGO y, aunque reconoce que las 'e-shops' y las redes sociales son una buena herramienta de visibilidad, prefiere los métodos tradicionales. «Tengo una tienda online, pero cuando son piezas tan especiales es mejor verlas primero», se reafirma. Por eso, él mismo busca lugares especiales para vender sus joyas, como floristerías o galerías de arte. Sus creaciones llegaron a estar presentes en la tienda del Museo de Bellas Artes de Bilbao, y actualmente cuenta con dos puntos de venta en la capital vizcaína: Meridiano, en Iparraguirre 33, y Coquelot, en Licenciado Poza 8, un par de pequeñas ventanas al mundo donde apreciar de cerca el encanto de unas pequeñas joyas con alma moldeadas a mano.
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