Paula y el vestido de Balenciaga de su madre y abuela
Paula, la novia del vestido de Balenciaga que antes lucieron su madre y su abuelaSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Paula y el vestido de Balenciaga de su madre y abuela
Paula, la novia del vestido de Balenciaga que antes lucieron su madre y su abuelaEsta es la historia de un vestido que trasciende las tendencias efímeras de la moda; es una cápsula del tiempo, una narrativa viva de tres mujeres, tres generaciones, unidas por hilos invisibles de amor y legado. Una obra maestra que va más allá de lo ... estético, capturando en su esencia la emoción que ha marcado cada capítulo de esta historia familiar.
En 1957, María Jesús Ozcáriz, tuvo el privilegio de ser una de las trabajadoras en la emblemática tienda Eisa Costura, la casa de moda que el maestro Cristóbal Balenciaga abrió en Madrid para presentar sus colecciones. Su conexión con el reconocido modisto de Getaria no solo fue profesional, sino también personal. El lazo especial que compartían llevó a que Balenciaga le regalara un vestido único para el día de su boda. Sin ninguna duda, fue una muestra de aprecio por su dedicación y la relación que ambos compartían.
El vestido diseñado por el maestro vasco se convirtió en la encarnación del sueño de María Jesús. Cada detalle del atuendo era una expresión de la maestría del diseñador en alta costura: desde su ajuste a la cintura hasta el delicado escote barco adornado con encajes finos y las mangas francesas. La suavidad de la seda que envolvía cada hilo y la meticulosa colocación del encaje destacaba la elegancia atemporal de la prenda. «Mi madre siempre nos contó que el proceso de diseño del vestido y, sobre todo, el momento de probárselo fue una de las mejores sensaciones que siempre tuvo, estaba entusiasmada, sabía que le sentaba muy bien y que desde luego iba a ser el centro de todas las miradas», cuenta su hija, María Jesús.
En 1983, quiso darle una nueva vida y llevar el mismo vestido que lució su madre décadas atrás. «Actualicé el diseño a los años en los que estábamos viviendo, prescindiendo del casquete y del velo que mi madre había utilizado», recuerda. En su lugar, se decantó por un tocado de flores diseñado por su tía, Teresa Ozcáriz, diseñadora de los sombreros de Balenciaga; y un cinturón de seda de su otra tía, Carmen Ozcáriz, que también trabajó en Eisa Costura y lo guardó de su época en la tienda.
La historia ha continuado 66 años después de que lo utilizara María Jesús Ozcáriz, en Madrid, gracias a que su nieta Paula Garfella también lo ha desempolvado para pasar por el altar, fortaleciendo de este modo el legado del vestido. «Desde su infancia, había admirado este diseño en las fotografías familiares y no dudó ni un segundo cuando llegó su momento. Cuando se lo comunicó a su abuela, le hizo mucha ilusión», explica su madre.
Con la colaboración del diseñador zaragozano Enrique Lafuente Muñoz, Paula llevó a cabo una restauración meticulosa del diseño, embelleciendo sus detalles originales para agregar una nueva dimensión a su historia. Lafuente aportó un cinturón en forma de cascada mimetizándose de manera perfecta con el vestido del maestro guipuzcoano, realzando de esta manera la elegancia atemporal de la prenda.
Desgraciadamente, María Jesús Ozcáriz no pudo ver a su nieta el día de su boda, ya que falleció en 2021. Por esa razón, Paula decidió incorporar un detalle especial en su estilismo: lucir los mismos guantes que su abuela usó décadas atrás, en forma de homenaje. Completó su look nupcial con un sombrero de flores y plumas con redecilla a modo de panal de abejas.
El pasado 3 de noviembre llegó el gran día de Paula y Cristian. Una historia de amor que comenzó hace una década y junto a su hija Chloe, que acaba de cumplir 3 años, ponía el broche de oro con una ceremonia civil en Zaragoza, en la Finca Las Hiedras del Grupo Cachirulo. Un lugar muy especial para la familia, ya que es donde han celebrado varios eventos familiares muy especiales, como el bautizo o la comunión de Paula.
Fue una ceremonia muy emotiva en la que cada uno de los asistentes participó, demostrando a los novios todo su cariño y amor. «No pudo estar su abuela, como hubiera querido. Se hubiese emocionado al ver a su primera nieta con su querido vestido de novia en una ceremonia tan llena de amor», confiesa María Jesús, que no pudo contener la emoción al ver a su hija aparecer del brazo de su padre. «Me dio un vuelco al corazón y me vi yo justo hace 40 años entrando del brazo de mi padre en la Catedral de Albarracín», cuenta.
En cada novia de esta familia, este vestido de Balenciaga se alza como un símbolo intangible, trascendiendo su condición de prenda para encarnar la unión de un linaje arraigado en la tradición, el amor y la pasión por la moda. Sus líneas simples y sus detalles sofisticados encapsulan el espíritu atemporal del tiempo. Es la joya inmortal que narra la historia entrelazada de una familia con la magia eterna de la moda. «Tres mujeres, tres generaciones hemos podido lucir un vestido precioso, y quién sabe si lo utilizará una cuarta», concluye María Jesús.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.