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Parecen de verdad, pero son flores hechas a mano por Mariana Barturen para Palomo Spain

La sombrerera bilbaína ha trabajado en la última colección del diseñador cordobés, que se ha presentado en la primera edición virtual de semana de la moda masculina francesa

Miércoles, 15 de julio 2020

Palomo Spain ha presentado su undécima colección, 'The Rehearsal', en el marco de una Paris Fashion Week muy diferente a las demás. Ha sido la primera edición digital de la pasarela más famosa del mundo y cada uno de los artistas ha tenido ... que echar mano de su creatividad para encontrar una alternativa al tradicional pase de modelos. El diseñador español, afianzado ya en la cita con la moda francesa, ha compartido en la plataforma un 'fashion film' con tintes documentales donde explica la colección y su inspiración.

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Se trata de un vídeo en el que se ve al propio Palomo como único espectador de su desfile, en una alegoría de esta nueva realidad, sin eventos masivos y con distancias de seguridad. Tiene lugar en una habitación austera, de suelos de madera, luz tenue y un 'front-row' de sillas trianeras vacías que pretenden emular a esas pasarelas en petit comité que se estilaban antaño. En las paredes blancas, plantas trepadoras como único motivo ornamental. Cierto sabor andaluz que nos traslada a los orígenes del diseñador cordobés y que sirven para reflexionar sobre cómo el COVID-19 nos ha robado la primavera de 2020. Una primavera sin mes de las flores ni Festival de los Patios que salpican Córdoba de macetas y color cada vez que llega mayo. Una primavera ausente que hemos mirado por la ventana, que ha sido más salvaje que nunca y ha revivido gracias al confinamiento, entre adoquines, grietas y alquitrán. Un concepto que Alejandro Gómez Palomo ha querido recoger a través de sus nuevos diseños, contando para ello con la habilidad de la persona que, quizás, mejor conoce el arte de hacer flores en el circuito de la moda: la sombrerera bilbaína Mariana Barturen.

Esta reputada sombrerera de raíces vizcaínas afincada en la capital, lleva 25 años de impecable trayectoria profesional. Se licenció en Diseño Gráfico por la Escuela de Arte Parsons de Nueva York, donde también tuvo la oportunidad de cursar materias de diseño de moda. «En las universidades de Estados Unidos puedes elegir clases que no tienen que ver con tu carrera. De este modo, me formé en sombrerería y en confección de flores de seda, pero no con la intención de que fuera mi profesión, sino como un 'extra' a mis estudios», nos cuenta. Sin embargo, eso que pretendía ser un 'plus' en su formación, le ha llevado a vestir, literalmente, de la cabeza a los pies a las mujeres más elegantes de nuestro país. También, sus piezas han conseguido llegar a pasarelas tan importantes como la de Madrid o París, aunque, en esta ocasión, su aparición haya sido en formato digital.

Palomo, al que se le podría considerar un erudito de la moda y gran conocedor del trabajo de Mariana Barturen, llamó a la sombrerera en pleno confinamiento para explicarle la idea que tenía en mente para su nueva colección. Ante la imposibilidad de verse en persona, su única vía de contacto fue el teléfono móvil. Él en Posadas (Córdoba) y ella en Madrid, resolvieron el dilema que el creativo andaluz había planteado.

La base de la colección iban a ser las telas que Palomo había rescatado de sus colecciones anteriores. Telas que el modisto ya sabía cómo se comportaban, que ya tenían una definición en la línea y en el movimiento muy claras, telas que ya comprendía. «Ves que tienes un montón de retales y stock que crees que han perdido el valor, igual que la ropa de una temporada a otra. De repente te das cuenta que estabas equivocado. Hemos hecho un arduo trabajo de volver a mirar todo el archivo de telas que teníamos y hemos encontrado maravillas. Hemos hecho un trabajo precioso», cuenta el modisto en el 'fashion film'. Sobre esas telas, sobre su propia esencia, quiso que crecieran esas florecillas silvestres que hacían nacido durante la pandemia, y ahí entraba en juego la inestimable ayuda de Mariana.

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«Desde su taller de Posadas, Palomo veía florecillas amarillas típicas del campo. Yo, en las aceras de Madrid, veía rastrojo verde y amapolas entre el cemento, delicadas, algunas tan solo con dos pétalos», nos cuenta la sombrerera. El resultado de su sinergia ha sido un conjunto de amapolas, margaritas, flores silvestres, tallos y juncos verdes que salen de las costuras, que crecen en aberturas imposibles y cremalleras indiscretas, que trepan sobre trajes de chaqueta, vestidos de lentejuelas y volúmenes de tafetán y popelín como esas formas de vida insólitas que se han abierto paso en las cunetas. «Palomo es un genio, es el mejor 'couturier' que tenemos en España», afirma rotunda la sombrerera.

Lejos de lo que pueda parecer, estas flores no son naturales, son pequeñas piezas de Alta Costura confeccionadas en el taller mágico de Mariana Barturen. Está situado en el número 56 de la calle Príncipe de Vergara y es un espacio que merece la pena conocer, compuesto por maquinaria única de los años 40de la que salen auténticas joyas. En concreto, estas flores están hechas de seda y algodón, teñidas a mano una a una y alambradas también a mano con diferentes calidades de alambre para que mantuvieran la forma. «No queríamos que se quedaran pegadas a la tela. Queríamos conseguir un efecto muy concreto, como impulsadas hacia afuera. Como si la tela fuera el cemento y de ella surgiera la flor a 90º. Ha sido un trabajo muy laborioso de montaje», explica la vizcaína.

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Aparte de sombreros y tocados, Mariana hace zapatos, guantería, plumería, vestidos y velos de novia. Además, ofrece servicios especiales a diseñadores que, como Palomo Spain, quieran incorporar apliques florales o plumas en sus creaciones. Sin ir más lejos, el año pasado confeccionó unos chalecos de perlas engarzadas para los hermanos bilbaínos Ailanto, que más tarde se vieron sobre la pasarela Mercedes-Benz Madrid Fashion Week.

A pesar de la complejidad que entraña cada una de las pequeñas flores, desde el propio taller están dispuestos a compartir sus amplios conocimientos en la materia gracias a su Taller de Flores, una formación integral que llevan a cabo desde hace dos años, en la que dan a conocer a sus alumnos su interesantísimo 'know how': tipos de flores, tejidos y sus correspondientes aprestos, diseño y montaje de apliques florales. Son cursos de 12 horas para cuatro personas como máximo que pretenden fomentar esta artesanía única en España y evitar así que caiga en el olvido en plena era tecnológica. Y más en estos difíciles tiempos de pandemia, en los que el sector textil se ha visto gravemente afectado.

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