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La novia de Castellón que viajó a Bilbao para encontrar su vestido
Raquel, la novia de Castellón que viajó a Bilbao para encontrar su vestido soñadoDespués de once años compartiendo risas, lágrimas y sueños, Raquel Cisneros y Javier Zarancón decidieron dar un paso más allá en su relación, sellando su historia de amor con una romántica pedida de mano en París, en su décimo aniversario. Fue en ese mágico escenario, entre las calles empedradas y las luces centelleantes de la ciudad del amor, donde Javier le pidió a Raquel que compartiera el resto de sus días a su lado.
El pasado 1 de julio llegó el día que tanto estaban esperando. El monasterio de El Puig se convirtió en testigo privilegiado de la unión de esta joven pareja de 32 años y natural de Castellón. Celebraron su amor en una emotiva ceremonia, rodeados de familiares y amigos bajo el cálido sol de un día de verano. La decoración del monasterio estuvo centrada en la puerta del edificio, el cual se adornó con olivos pequeños y cestas de flores en tonos amarillos, blancos y verdes, agregando un toque de frescura y distinción al entorno.
Raquel tenía claro que la encargada de dar vida a su vestido de ensueño sería la diseñadora Alicia Rueda. «Desde que conocí su cuenta en Instagram, me enamoré de su trabajo, de sus diseños», confiesa. Llegó al atelier con las ideas claras, con una lista de imprescindibles con los que quería trabajar. Y la diseñadora marquinesa supo materializar su vestido soñado. «En cada prueba, procuro trasladar las ideas claras a las prendas y que funcionen a la perfección con cada novia, que el diseño refleje su forma de ser y personalidad», cuenta desde su atelier de la calle Diputación. Así juntas trabajaron para crear un vestido que no solo transmite la visión de Raquel, sino que también encaja perfectamente con su estilo.
Quería lucir un vestido con cola, pero versátil, capaz de adaptarse a cada momento de su gran día. Para lograrlo, eligieron un crepé que se ajustaba delicadamente al cuerpo de la novia, creando una base elegante y refinada. Después idearon una cola desmontable de gasa de seda que, junto con las mangas, se fusionaba de manera armoniosa, creando un aire romántico. Los pétalos de 3D en tul bordado, según afirma Alicia, «fueron construidos sobre el cuerpo», añadiendo un toque de sofisticación y originalidad al diseño. Así cada detalle se unificó para crear un conjunto excepcional que encapsula a la perfección la esencia de la novia. Esta conexión entre la visión de Raquel y la habilidad de Alicia para plasmarla se fortaleció en cada prueba, donde las mangas y los detalles del vestido se ajustaban con la complicidad y la confianza compartida entre ambas.
Raquel eligió valores como la naturalidad y la comodidad en detrimento de una elegancia impostada y tradicional. «Quería verme yo misma», asegura. Por esa razón se decantó por una coleta que acompañó de un elegante tocado que le regalaron sus amigas para lucir en su boda. Para completar su look nupcial, Raquel optó por unos zapatos azules personalizados de Just-Ene Zapatos, que añadían un toque de color a su conjunto. Además, llevaba consigo un bonito ramo de peonías blancas, que complementaban a la perfección su estilismo.
Mientras Raquel caminaba hacia el altar del brazo de su padre, la suave melodía de 'Young and Beautiful' de Lana del Rey acompañaba sus pasos. A medida que avanzaba hacia Javier, quien la esperaba con su elegante chaqué de Scalpers, las lágrimas de felicidad comenzaban a humedecer sus ojos. Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia fue la entrada de las abuelas de Raquel, acompañadas por sus dos hermanas. «Tenía claro desde hace mucho tiempo que las encargadas de llevar los anillos y las arras iban a ser ellas», afirma la novia. En vez de lanzar su ramo, Raquel decidió dividirlo y entregárselo a sus abuelas, Irene y Gracia, que vivieron con emoción este detalle inolvidable.
La celebración del banquete, con alrededor de 180 invitados, tuvo lugar en la finca Más de Alzedo, una masía del siglo XVIII situada en Ribarroja, frente al Parque Natural del Turia, a tan solo 18 minutos del centro de Valencia. La pareja optó por una estética romántica, con el comedor adornado con flores silvestres que añadían un toque de frescura y naturalidad al ambiente. El predominio del color azul creaba una atmósfera serena y sofisticada en todo el lugar, mientras que la mantelería teñida en tonos azulados aportaba un toque de elegancia.
Un día que permanecerá como un símbolo eterno de su amor y el inicio de un nuevo capítulo en sus vidas. Cada momento del enlace fue capturado por el fotógrafo Javier Gurrea, quien fue el encargado de inmortalizar cada sonrisa, cada lágrima de felicidad y cada gesto de amor entre la pareja y sus seres queridos. Con el corazón lleno de recuerdos imborrables, Raquel y Javier disfrutaron de su luna de miel en Nueva York y Bahamas.
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