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Fue el año pasado durante el US Open de Long Island cuando una periodista francesa se percató del anillo que Kelley Cahill lucía en su mano derecha. Por respeto a la intimidad de Jon Rahm, la noticia no salió a la luz, pero ... esa joya tenía todo el aspecto de ser una alianza de compromiso. Para cerciorarse, consultó a los medios españoles. Poco tiempo después, el golfista de Barrika confirmaba la noticia: tenía planes de boda. Y por partida doble.
Él es español, ella estadounidense. Un amor transoceánico que comenzó a fraguarse durante sus años de estudio en la Universidad de Arizona. A los seis meses de conocerse se mudaron a vivir juntos y de eso ya han pasado dos años. «Ya nos sentimos como una pareja casada, así que no va a cambiar mucho», reconocía a los medios. Ahora, y tras haber competido en el Hero Word Challenge de Bahamas, la pareja ha celebrado este viernes su 'primera boda' en la Basílica de Begoña. Y decimos 'primera' porque en febrero habrá otra 'a la americana' y será en San Diego, en honor a la novia. «Las dos bodas significan mucho para nosotros porque somos conscientes de que todos los miembros de las dos familias no pueden volar a ambos lados del Atlántico para estar reunidos», afirmaba Rahm. El golfista profesional seguirá la estela de otro peso pesado del deporte nacional, Pau Gasol. Y es que el jugador de baloncesto se casó por partida doble el pasado mes de junio con su novia, Catherine McDonnell. Primero en San Francisco y luego en Girona.
Aunque Jon ha echado raíces en Arizona, donde lleva viviendo casi ocho años, no pierde su estrecha conexión con su Barrika natal. Presume de ser un entusiasta hincha del Athletic, un sentimiento que se ha encargado de que también lo comparta su prometida. De hecho, siempre que puede acude a San Mamés, estadio donde este sábado cumplirá un sueño: hará el saque de honor en el derbi contra el Eibar (18.30 horas). Su afición le viene de familia, ya que su abuelo fue delegado del club durante mucho tiempo. Con tan solo 24 años, este barrikotzarra ha alcanzado el éxito personal y profesional, aupándose al tercer puesto del ranking mundial. Ha ganado siete títulos entre el circuito estadounidense y el europeo, ha llegado a ser número dos del mundo, ha ganado una Ryder Cup con Europa y ha terminado entre los cuatro primeros en el Masters de Augusta, el Campeonato de la PGA y el US Open.
Ella es licenciada en biología y amante de la música, de la gastronomía y de los vinos de nuestro país. Es una una apasionada del deporte y de hecho ha practicado jabalina y tenis. Sus vestidos de novia aún son una incógnita, aunque ya sabemos cómo es su anillo de compromiso y podemos hacer las primeras cábalas sobre el estilo que elegirá en ambas ocasiones a la hora de pasar por el altar.
Hay una cierta tendencia a que los novios se esfuercen en personalizar el anillo de compromiso con el que pedirán matrimonio a sus respectivas parejas. El príncipe Harry, por ejemplo, ya lo hizo con su esposa Meghan Markle, a quien regaló una simbólica alianza elaborada con piezas del joyero de su madre, Diana de Gales. Jon Rahm, por su parte, contó con la ayuda de la esposa del también golfista Brian Stuard, que es joyera. «Diseñé lo que hay alrededor del anillo. Se supone que se tiene que ver como una corona y un grabado en el interior. Tuve un papel relevante en eso. No era exactamente lo que Kelley quería, pero le encanta y es más personal así».
A menudo, se asocia el diseño nupcial estadounidense con el estilo de vida que prodiga el 'American Way of life'. Las mujeres americanas saben conjugar la elegancia y la atemporalidad con el espíritu libre del que hizo gala, por ejemplo, la inolvidable Carolyn Bessette. La esposa de John John Kennedy fue la portadora de uno de los vestidos de novia más recordados de la historia: un innovador 'slip-dress' de Narciso Rodríguez. Este viernes, ese patrón de líneas suaves continua vigente entre las que planean pasar por el altar al otro lado del Atlántico.
Además, se caracterizan por elegir diseños que tienen una mezcla compensada entre relax y sofisticación. No abusan de las grandes colas de arrastre ni de los grandes artificios, aunque sí tienen prevalencia los cortes de estilo princesa y las faldas con volumen. Sino, optan por vestidos de línea sirena que se ciñen al cuerpo como una segunda piel. Dejar los brazos al descubierto es otra de las señas de identidad de las novias americanas, siendo los tirantes o los escotes palabra de honor los patrones más recurrentes. En cuanto a texturas y detalles, predomina el trabajo de encaje y unos laboriosos bordados-joya. En peluquería y maquillaje suelen coincidir en una extrema naturalidad, utilizando bases neutras y dejando la melena suelta. El velo, es otra parte esencial, ya que muchas recurren a él. No suelen ser muy trabajados y prenden desde la nuca hasta el suelo, prescindiendo de coronas, horquillas o tocados que lo sujeten.
Estas son las líneas más recurrentes y coinciden, a grandes rasgos, con el estilo de Kelley a la hora de vestir de largo: siluetas que marcan su atlética figura, importancia de los escotes, ya sean palabra de honor o asimétricos y detalles brillantes como el 'strass'. Quedamos a la espera de desvelar los dos secretos mejor guardados de esta novia.
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