Una pareja de ancianos se hace las fotos de su boda 77 años después de casarse

Una pareja de Iowa (Estados Unidos), encargada del cuidado del matrimonio King, lo preparó todo al detalle para inmortalizar un día inolvidable. Irrepetible, sí, pero no sólo para los protagonistas sino para quienes lo organizaron. Han tenido que transcurrir casi ocho décadas para vivir ese ansiado momento. Y para la recreación de la esperada cita no faltó un romántico vestido para ella, un uniforme para él, un idílico enclave al aire libre para celebrar la ceremonia y una tarta para captar el tradicional corte con las manos entrelazadas.

Frankie King (97 años) y Royce King (98 años) celebraron su 77 aniversario de boda reviviendo unos sentimientos inexpugnables que han perdurado décadas, y lo disfrutaron con la deseada sesión de fotos que las responsabilidades de la guerra no les permitió en su día.

La historia de esta boda se sitúa un 16 de septiembre del año 1944, en plena II Guerra Mundial. Tal y como recuerdan, fue un evento organizado de forma apresurada, sin avisar a nadie y durante unos días de permiso de Royce, que en aquel entonces era teniente coronel de las Fuerzas Aéreas. Durante esos días de «permiso», la pareja aprovechó para casarse rápidamente, sin tiempo para preparativos y celebraciones. Ni siquiera pudieron vestirse para la ocasión. No era ni el momento, ni el lugar. Tampoco contaron con los invitados que hubieran deseado, por lo que la presencia de un fotógrafo también fue inviable.

No hay frase que defina mejor lo sucedido 77 años después de aquel día. Tras décadas de amor y una hija en común, hace unos días las redes sociales se veían inundadas por las imágenes de un enlace organizado por los cuidadores de una pareja anciana. Los protagonistas, una mujer y un hombre de 97 y 98 años respectivamente, emocionaron a propios y a extraños.

Ella, ataviada con un vestido de manga larga con flores bordadas, cuello alto, velo y un sencillo ramo de flores; y él, con el uniforme de las Fuerzas Áreas, se reencontraron en un altar preparado en el patio trasero de la casa en la que actualmente viven.

Durante unos minutos, recrearon el enlace que hace 77 años unió su amor y sus vidas para siempre, dejando para el recuerdo unas imágenes que jamás pensaron que darían la vuelta al mundo.

Como dice el refrán: «Nunca es tarde si la dicha es buena». Larga vida al amor verdadero.

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