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El nombre de Valentina Suárez-Zuloaga comenzó a sonar en las esferas más sibaritas de la moda hace poco más de un año. Esta joven emprendedora ha conseguido hacer del concepto 'slow fashion' y de las firmas 'made in Spain' una fusión perfecta, materializada ... bajo el nombre de ES Fascinante: un portal de venta online que promueve el talento creativo de España, el diseño sostenible y la moda artesanal. Es tataranieta del eibarrés Ignacio Zuloaga, conocido pintor costumbrista y retratista de la alta sociedad vasca de principios del siglo XX, y se ha casado este fin de semana con Manuel de Lacalle en la bella localidad de Zumaia, donde siempre ha veraneado con su familia. De su vestido de novia no se podía esperar nada más que un diseño especial acorde con su peculiar estilo, a juzgar por los impecables estilismos con los que la hemos podido ver en contadas ocasiones.
Valentina Suárez-Zuloaga se casaba el mismo fin de semana que otros rostros conocidos como María Pombo o Ainhoa Arteta. Al igual que ellas dos, y como no podía ser de otra manera, también apostó por la moda española para un día tan importante y entraba a la parroquia guipuzcoana de San Pedro en Zumaia enfundada en un bonito diseño de Juan Duyos. Era un vestido de cuello 'perkins', con un delicado cuerpo drapeado, semitransparente y con mangas abullonadas. Además, de sus hombros nacía una capa que parecía sustituir al tradicional velo y completaba el look con una falda bordada con cola de arrastre. Una maravilla de novia tradicional que no pierde de vista las últimas tendencias. También llevaba el cabello recogido y un pequeño ramo de flores blancas.
Es trabajadora, discreta y no se prodiga en redes sociales, aunque los medios ya han puesto el foco de atención en ella. Y es que entre su círculo íntimo se encuentran conocidos nombres del mundo de la moda como el estilista Josie, con quien aparece en la imagen superior, y rostros consolidados del papel couché como la princesa de Hannover, Sassa de Osma, o Sofía Palazuelo, futura duquesa de Alba. Se desenvuelve entre socialités y aristócratas, sí, pero puede presumir de una discreta elegancia que consigue, sin querer, que llame la atención. Ocurrió, precisamente, en la boda de esta última con Fernando Fitz-James Stuart, cuando hacía su entrada triunfal al Palacio de Liria en compañía de su madre, Margarita Ruyra Andrade: ambas lucían dos de los looks de invitada más elegantes de la velada. Ahora, las tornas se cambian y ha sido Sofía quien ha acompañado a su amiga en un día tan especial.
La duquesa de Huéscar acaparaba todos los titulares al dar una lección de sencillez en una época donde el exceso colma los looks de invitada. Fiel a su estilo, sin demasiados artificios, elegía un vestido cóctel en georgette de seda, sin mangas, con falda plisada en rosa claro. Era de alta costura de la firma Jantaminiau, una de las favoritas de la reina Máxima de Holanda que, además, acaba de abrir tienda en Madrid. Este diseño dejaba la espalda parcialmente al descubierto y lo completaba con un fajín de 'paillettes'. Como complementos, se decantó por una pamela ladeada a tono como elemento protagonista y unas sencillas sandalias de tiras de terciopelo fucsias a juego con el bolso de mano.
Zumaya también contribuyó a su encuentro con su cuñada, Belén Corsini, la novia de Carlos Fitz-James Stuart, otro de los nietos de la fallecida Cayetana de Alba. En su caso, la joven también apostaba por la discreción de un vestido de flores, melena suelta con pendientes llamativos y unas sencillas sandalias de tiras con bolso en contraste.
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