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La boda de cuento de una interiorista bilbaína en Baqueira Beret. Diluart

Boda en Baqueira Beret

La boda de cuento de una interiorista bilbaína en Baqueira Beret

Celia Pérez, que conoció a Alfonso Gómez esquiando en la estación aranesa, lució para su gran día un vestido tubo de seda con chaqueta de tweed firmado por el diseñador vizcaíno Eder Aurre

Miércoles, 29 de mayo 2024, 19:12

Para Celia Pérez y Alfonso Gómez, interiorista de 27 años y abogado de 31, Baqueira Beret es más que el simple escenario de su boda, ya que representa el inicio, el compromiso y la culminación de su historia de amor. «Es la esencia de nuestra relación», confiesa la novia. Esta joven pareja compartía amigos en común, pero no fue hasta un fin de semana en la nieve cuando Alfonso dio el paso definitivo para conocerla mejor. Poco a poco, su relación comenzó a consolidarse, pero también sufrió un giro inesperado. Celia se rompió la pierna y Alfonso estuvo con ella en el hospital. Pero cuando a ella le dieron el alta, Alfonso decidió volver a las pistas y ese mismo fin de semana se rompió la rodilla. Un inicio accidentado que les llevó a pasar más tiempo juntos, conociéndose y fortaleciendo aún más su relación.

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La magia de Baqueira Beret continuó jugando un papel crucial en su historia. Durante una escapada en la que Celia disfrutaba de unos días de esquí con sus amigas, Alfonso decidió sorprenderla sin previo aviso. Se presentó inesperadamente y juntos se fueron a esquiar solos. Mientras estaban esquiando, en una zona con vistas indescriptibles del Valle de Arán de fondo, el 14 de enero del 2023, Alfonso fingió que le dolía la rodilla y se arrodilló. Celia, preocupada, se acercó, y fue sorprendida con una propuesta de matrimonio. En ese entorno mágico, Alfonso pidió su mano, iniciando así una nueva etapa en su relación después de cinco años y medio saliendo juntos. «La pedida me pilló por sorpresa», reconoce la interiorista.

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La esencia de la relación entre esta joven pareja ha sido Baqueira Beret. Por esa razón, no podían celebrar su gran día en otro lugar. La celebración de la boda comenzó una semana antes, ya que muchos invitados aprovecharon para ir a esquiar y disfrutar de este entorno idílico. El viernes, un día antes de darse el 'sí, quiero', organizaron una preboda inolvidable en la que los novios esquiaron junto a un grupo de amigos y familiares. Mientras el novio optó por un traje, algunos invitados fueron disfrazados de pingüinos. Fue solo un pequeño adelanto de lo que sucedería el día de la boda.

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Y llegó el 16 de marzo, el día del enlace. Celia disfrutó de una mañana tranquila con sus amigas, con quienes desayunó, se vistió y maquilló, ya que le hacía mucha ilusión compartir este momento con ellas. Poco a poco, se iba acercando la hora de ponerse su vestido de novia, firmado por el diseñador vizcaíno Eder Aurre, que lo describe como «un diseño sorpresa que esconde muchos detalles». Celia eligió al conocido modisto por la complicidad que compartieron desde el primer momento. «Hubo mucha cercanía y comodidad. Ni me lo pensé, fui a verle y lo decidí», recuerda la joven.

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Aurre describe el diseño de esta novia de Laukariz como «elegante, contemporáneo, sofisticado y juvenil». Se trata de un vestido tubo con hombrera de cuello envolvente que cruza por la espalda. Está confeccionado en crepé de seda con cuello de satén y faldón de georgette de dos metros. Además, incluye una chaqueta de tweed tipo Chanel con mangas desmontables. «Tiene muchos matices que ella fue descubriendo al ir avanzado la ceremonia», cuenta el diseñador.

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Celia tenía claro que no quería llevar muchas joyas. Por esa razón, solo llevó el broche de su madre para sentirla cerca en un día tan especial. A pocos días de la ceremonia, Celia encontró en el joyero de su suegra los pendientes que mejor le encajaban y que, casualmente, fueron los mismos que utilizó ella y la madre de ésta el día que se casaron. Una coincidencia que se convirtió en un pequeño homenaje a ambas familias, añadiendo un toque aún más emotivo a su atuendo nupcial.

230 invitados

Para completar su look, la novia optó por unos elegantes zapatos de terciopelo de Flordeasoka. Además, lució un velo bajo que le aportaba elegancia. El ramo de la novia fue una composición silvestre de nardos blancos, que encajaba perfectamente con el vestido y el entorno natural de Baqueira Beret. Esta elección reflejaba a la perfección la esencia de Celia y el encantador ambiente natural del lugar. «Este vestido es tan tú», fue la reacción unánime de los invitados al verla con la espectacular creación del diseñador vasco, completando así el conjunto con una armonía excepcional.

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Celia llegó a la iglesia de Sant Andrèu en Salardú, una joya del románico tardío del siglo XIII, decorada con rosas en tonos naranjas y corales que aportaban un toque de color al entorno histórico. Al final del pasillo, le esperaba Alfonso, vistiendo un elegante traje de Jajoan. Celia se acercó al altar al ritmo de la canción 'Nuvole Bianche' de Ludovico Einaudi, interpretada en vivo por una soprano y una orquesta. En ese instante, la tranquilidad que le había acompañado a lo largo de la mañana se evaporó y los nervios comenzaron a aflorar. «Me impresionó un poco. Es una iglesia muy pequeña y estaba llena de gente», confiesa Celia, emocionada por la presencia de sus 230 invitados.

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Luna de miel en Japón

Una vez finalizada la ceremonia, los invitados realizaron una pequeña peregrinación caminando desde la iglesia hasta el restaurante Vermouth, ubicado en la antigua casa club del golf de Salardú, donde se celebró el banquete y la posterior fiesta. El restaurante estaba decorado con las mismas flores que adornaban la iglesia, destacando especialmente los colores naranjas y corales, y con una mantelería clásica en color crudo con hojas verdes. La celebración del cóctel y el banquete se llevó a cabo en los jardines del restaurante, proporcionando un escenario al aire libre que realzaba la belleza del entorno natural y permitía a los invitados disfrutar plenamente del hermoso día de sol.

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Desde el primer momento, los invitados se entregaron a la celebración. «El momento de ver a la gente, tantas caras de felicidad y disfrutando tanto, fue muy especial para nosotros», recuerda Celia. Cada momento de felicidad y disfrute, cada risa compartida y abrazo afectuoso, fue captado con destreza por la cámara de Diluart, asegurando que esos recuerdos llenos de amor y alegría perduren para siempre.

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Celia y Alfonso realizaron su primer baile como marido y mujer al ritmo de 'Islands in the Stream' de Dolly Parton, para el cual tomaron clases especiales. Aunque muchos invitados ya estaban inmersos en la euforia de la boda y se perdieron este momento, al día siguiente decidieron repetirlo para los familiares que no pudieron presenciarlo. «Disfrutamos juntos, disfrutamos de la gente. Sentir que estaba allí por y para nosotros desde el minuto uno es lo que me llevo», asegura Celia. Después de su inolvidable unión en Baqueira Beret, los recién casados se sumergieron en una luna de miel en Japón, donde el esquí les llevó de vuelta a los orígenes de su historia de amor.

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