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«¡Que tiemble Amancio Ortega!», bromea Eduardo Gaviña, más conocido como Yogurinha Borova, su nombre artístico en el mundo de la noche. Este vasco, nacido en Llodio hace 51 años, lleva subiéndose a los escenarios más de dos décadas. «Ser travesti nunca fue mi ... vocación, simplemente, surgió por casualidades de la vida. Tenía que sobrevivir. Lo probé, me gustó, lo perfeccioné y se terminó convirtiendo en mi trabajo», cuenta. Aclara que detrás no hay un deseo de ser mujer, él solo se divierte. «Comencé con el grupo 'Las Fellini' en 1994. Actuábamos en el local 'Bailongo', ubicado en la calle Henao, en el corazón de Bilbao. No hacíamos lo que se supone que hacen los travestis, solo nos echábamos unas risas», recuerda.
Desde entonces, actúa, baila y escribe sus propias canciones. De hecho, ya ha lanzado tres discos al mercado. «Me he creado mi propio personaje, Yogurinha Borova, una mujer que vino del frío. Con ella me río de mí mismo y transmito buen rollo. Vendo la imperfección, casi no me sé mis propias letras», explica entre risas. La clave de sus números siempre es el humor. En cuanto a la vestimenta que utiliza para sus 'shows', deja claro que no quiere ridiculizar «la imagen de la mujer»: lo mismo se pone un vestido «estilo Balenciaga» que va en chándal. Hoy, con una trayectoria consolidada en este mundillo, puede presumir de haber actuado en numerosos rincones del mundo: desde en muchas ciudades de nuestro país, hasta en Nueva York, Milán o París, entre otras. «También soy el primer travesti que hace canciones para niños, sobre la homofobia o el 'bullying'. Estoy encontrando un bonito camino que seguramente continúe», añade.
Su carrera como travesti transcurría imparable, pero el pasado marzo la pandemia le bajó del escenario de un día para otro. «No se están celebrando espectáculos», lamenta. En estos difíciles momentos que estamos viviendo por la crisis de coronavirus, este artista que lleva más de 30 años afincado en Bilbao, no ha tenido otro remedio que reinventarse. «Siempre hay que tirar para adelante», asegura. Para buscar una nueva salida profesional, Eduardo ha trasladado su creatividad e ingenio al mundo de la moda. «En el pasado, ya di mis primeros pasos: gané un concurso con una línea de chándal y lancé una pequeña colección», cuenta. En febrero, sin saber la que nos vendría encima, lanzó su página web, donde ofrece sus canciones y el 'merchandising' de este divertido personaje. «También empecé a vender algunos modelos de camisetas», añade. Una pequeña colección de ropa que aumentó en los meses de confinamiento, que pasó solo en su casa de Bilbao. Aprovechando sus estudios en diseño gráfico, se entretuvo ideando prendas y accesorios que la misma Yogurinha llevaría en sus 'shows' y que podían gustar a mucha gente en estos tiempos en los que el colorido y la alegría se hacen más necesarios que nunca.
Eduardo admite que «diseñar las prendas ha sido un juego, como tener una muñeca y vestirla». La ropa está inspirada en la cultura japonesa o en la 'pop' americana y en el mundo que rodea a Yogurinha Borova, su personaje sobre el escenario. Las prendas, desde sudaderas hasta camisetas, están elaboradas en la mayoría de los casos en talleres de Euskadi, tienen un estilo casual y son unisex. En ellas, los llamativos estampados, creados por él mismo, se llevan todo el protagonismo. «La gente que viene a visitar Bilbao dice que nos vestimos en tonalidades tristes, con ropa gris, marrón, negra... Por eso, me he propuesto llenar la villa del color y la alegría de mis diseños, porque lo necesitamos más que nunca», explica. Algunas camisetas de la firma incluyen mensajes como 'no más plumofobia' y los más peques de la casa también tienen disponible un diseño. «También saqué el modelo 'Onnagata', palabra que hace referencia a los actores japoneses que actuan en el teatro Kabuki vestidos de mujer. Tiene el dibujo de un yogur y se puede leer 2020, el año en el que se iban a celebrar los Juegos Olímpicos de Tokio», cuenta. El precio de los diseños van desde los 11,95 euros de las camisetas hasta los 38 euros de una mochila.
Mientras va ideando y añadiendo diseños nuevos a su página web, los adeptos de sus prendas y accesorios no hacen más que aumentar. «Por eso, sigo con el proyecto, creo que he encontrado un filón», asegura. Personas desde Estados Unidos hasta Italia o Alemania ya han adquirido las piezas que idea Eduardo con tanta dedicación en su casa de Bilbao. «En nuestro país, también he vendido mis diseños por todas partes», afirma. Y rostros conocidos de la televisión, como la colaboradora Nagore Robles, ya se han interesado por las prendas: «Le he enviado la sudadera que quería, espero que le llegue pronto». Su marca va viento en popa, gracias en parte a su popularidad en Instagram, donde supera los 10.100 seguidores y ya ha lanzado su primer sorteo. «¡Los usuarios pueden ganar una camiseta con la cara de Yogurinha y muchos arcoíris», anuncia entusiasmado.
A Eduardo Gaviña o Yogurinha Borova, como prefieran, le sobran ganas e ideas. De hecho, ya planea lanzar una colección de prendas cómodas que vayan a caballo entre el pijama y el chándal. «Pasamos muchas horas en casa y no sabemos cuánto tiempo vamos a estar así. ¡Tenemos que sentirnos bien a pesar de todo!», asegura. Y no quedan ahí sus futuras propuestas: «también se me ha ocurrido diseñar hasta unas cortinas de baño con estampado propio». No se cierra a colaboraciones con otras firmas y espera que con el tiempo todos sus artículos se elaboren de principio a fin en Euskadi. «No es fácil. El otro día hasta puse un anuncio en Facebook», reconoce. Y tiene otro sueño, aunque quizá más inalcanzable: «Me encantaría que Jon Kortajarena y Michelle Pfeiffer lucieran algun día mis diseños«. Mientras llega el momento, hay Eduardo, Yogurinha y viceversa para rato.
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