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Quédense con su rostro, porque Oihana Torres podría ser una de las futuras 'caras bonitas' de la moda. De rasgos afilados, melena morena y ojos negros, esta bilbaína de 17 años y vecina de San Ignacio acaba de dar sus primeros pasos en un sector que le apasiona «desde siempre». Y lo hacía a lo grande: ganando el certamen de belleza Miss Grand Euskadi 2021, que se celebró el pasado viernes 5 de noviembre en el BEC de Barakaldo. Un deseado primer puesto con el que se proclamaba la joven más guapa de nuestro territorio y que le da opción de participar en el concurso nacional. «Llevarme la corona ha estado muy bien, pero me quedo con el crecimiento personal que me ha dado la experiencia», asegura.
Esta joven de sonrisa eterna, «luchadora e ilusionada por la vida», lleva desde niña posando para su padre, un amante de la fotografía. «A mí me encantaba, me lo pasaba genial», reconoce. Pero no fue hasta hace tres meses cuando la industria de la belleza se cruzó en su camino. Sucedió durante una tarde de café y confesiones con su madre. «Era un día que no me apetecía salir de casa, no me acuerdo ni qué llevaba puesto. Fuimos a tomar algo y no había sitio en la cafetería, así que mi ama le preguntó a una mujer, que casualmente era Marta Teruelo, una de las organizadoras del concurso, si estaba terminando. Al verme, me habló del certamen y me propuso que me apuntara», recuerda. Una oportunidad que Oihana quiso aprovechar: «De pequeña, en las tiendas me ponía enfrente del espejo para probarme mucha ropa, mi familia se reía. Después, crecí y siempre me solían decir que con mi altura, 1,79 metros, podía dedicarme a ello. Nunca me lo tomé en serio, hasta que el concurso me brindó la oportunidad. Me dije: esta es la mía, lo voy a intentar. Y mira, no ha salido tan mal».
En los tres meses de trabajo intenso que precedieron al certamen de belleza, Oihana se esforzó al máximo para poder ganar. «Una de mis grandes virtudes es que llevo adelante todo lo que me propongo. He dedicado mucho tiempo a las redes sociales y en casa estaba todo el día con los tacones. Tenía a mis gatas asustadas», asegura. Una experiencia de la que «ha aprendido muchísimo» y ha disfrutado con sus «maravillosas» compañeras: «He tenido mucha suerte. Nos hemos ayudado mucho. Cada una tenía sus flaquezas».
Una mezcla de nervios y ganas la invadieron los días previos a la gran final: «Todo el trabajo de estos meses se resumía en esa noche». Durante la velada, Oihana trató de seguir los consejos que le habían dado sus seres queridos: que fuera ella misma y que lo disfrutara. «Creo que eso se notó bastante porque no podía parar de sonreír. Estaba muy feliz», recuerda. Desfiló como si lo llevara haciendo toda la vida y llegó a los asistentes con un bonito discurso en el que agradeció todo el apoyo recibido. Bordó la gala o, como dijo una de sus abuelas, «se metió al público en el bolsillo desde el baile de apertura». Finalmente, la joven se coronó 'Miss Grand Euskadi 2021' ante un público agradecido, su familia - a la que considera su amuleto de la suerte- y su cuadrilla. «Había trabajado mucho, pero no me lo esperaba. De hecho, aún lo estoy procesando», añade.
Ahora que es la joven más guapa de Euskadi, Oihana quiere explorar sus límites en este sector. No descarta dedicarse a la moda en un futuro, pero tiene claro que sus estudios son su prioridad. Cursa segundo de bachillerato en el colegio IES Ibarrekolanda, donde está volcada en la Selectividad. El año que viene, planea matricularse en Educación Primaria. «Ser profesora me parece fascinante porque educas a las generaciones futuras», añade.
Se pasa frente al espejo «solo el tiempo necesario» para verse y sentirse bien: «Tengo muchas cosas que hacer. Además, tampoco me voy mirando en todos los reflejos», admite. Adora el maquillaje y está aprendiendo «pequeños truquitos milagrosos» que pone en práctica en las ocasiones especiales. Durante la semana, sin embargo, opta por unos looks naturales en los que no puede faltar la máscara de pestañas. Pese a su juventud, sigue a rajatabla una rutina facial en la que no falta una limpieza, el tónico, el sérum y la crema. «La necesito en mi vida», reconoce entre risas. Por otro lado, practica deporte tres veces a la semana, ya que le permite evadirse. Unos días va al gimnasio y otros a correr. Además, reconoce ser de «buen comer»: «Soy capaz de terminarme un chuletón, las patatas, el postre y todo lo que venga».
Ir de compras le parece «un planazo» y los vaqueros son su prenda fundamental: «Son cómodos y pegan con todo». El certamen también ha producido cambios en sus looks, y en concreto, en su calzado. Desde que se subió a los tacones, a raíz del concurso, Oihana ha dejado las deportivas en un segundo plano. «Los he descubierto y nadie me va a bajar de ellos. Me dan mucha seguridad», asegura.
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