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Otro golpe más para el sector comercial de Bilbao, que atraviesa uno de sus peores momentos. Los cierres se suceden y los carteles de 'se alquila' y 'se vende' inundan casi todas las calles de la capital vizcaína. Una oleada a la que se suma ... la tienda del portal web Micolet, que ha echado el cierre como consecuencia de los estragos causados por la crisis derivada del coronavirus. La empresa vizcaína, dedicada a la venta 'online' de ropa femenina de segunda mano, inauguró el local de García Rivero, que albergaba su primera tienda física en España, el pasado 6 de febrero, un mes antes de la declaración del estado de alarma. Pero este establecimiento ha sucumbido también a la pandemia y tras el confinamiento no ha vuelto a levantar la persiana.
Micolet dio el salto de la web a la calle para derribar las reticencias y barreras que aún hay en torno a la calidad de las prendas de segunda mano. Y, además, hacerse un nombre entre aquellas clientas que desconocían su versión digital. «Ya somos bastante conocidos, porque hemos hecho ruido a nivel online, pero desde García Rivero podremos llegar a un público diferente», expresó su deseo Aritza Loroño, uno de los dos socios fundadores, a Bizkaia Dmoda el día de la inauguración. Pero debido a la crisis, los nuevos hábitos de consumo y el imparable auge del comercio online, han decidido volcar sus esfuerzos en el canal digital de venta. «Ahora es nuestra prioridad, ya que es la vía más segura para el equipo y las clientas. Además, a raíz del confinamiento hemos duplicado el trabajo, por lo que también nos estamos centrando en mejorar el servicio cada día», asegura Olatz Elezcano, responsable de comunicación de Micolet.
La limpieza profunda del guardarropa durante la cuarentena, el cambio de armario con la llegada del otoño, la crisis económica y la creciente preocupación por el planeta están impulsando la moda de segunda mano. «Desde la cuarentena, recibimos 10.000 prendas diarias, el doble de las que nos llegaban antes de la pandemia, y la gente también se está animando a comprar más», apunta Elezcano. Ya no solo envían ropa quienes hacen limpieza en casa, también los comerciantes. «Nos mandan prendas las tiendas que han cerrado y también marcas que han tenido demasiado stock sin vender. Nos lo hacen llegar para darle salida y rentabilizarlo de alguna manera», explica la responsable.
Micolet surgió «casi por casualidad», a raíz de un problema común en muchas casas. La pareja de José María del Moral, uno de los socios, tenía el armario «llena de ropa y complementos que ya no utilizaba pero que estaban en buen estado», explica Loroño. Así que recogieron sus prendas y cuando reunieron 800 en total, gracias a las donaciones de «hermanas, amigas, novias o madres», lanzaron Micolet. Así nació en 2015 en Erandio esta web de compra y venta de ropa de mujer de segunda mano que hoy emplea a 50 personas y tiene un stock de 180.000 prendas. Lo que le diferencia del resto de apps de la competencia es la comodidad. Quienes deciden vender a través de esta web no han de preocuparse por absolutamente nada más que por meter todo aquello de lo que se quieren desprender en una caja y llamar para que lo recojan.
La empresa vizcaína se apoya en un buen puñado de actrices, cantantes y famosas de todo tipo que venden su ropa movidas en algunos casos por un afán medioambiental o simplemente por hacer hueco en su armario. Es el caso de modelos como Ariadne Artiles o Noelia López, actrices como Cayetana Guillén Cuervo, Kira Miró o Cristina Castaño, cantantes como Leire, vocalista de 'La oreja de Van Gogh' o Soraya Arnelas; o 'influencers' como Alexandra Pereira, Marta Carriedo o Paula Ordovás.
La compañía cuenta ya con más de un millón de usuarias satisfechas y salva al mes alrededor de 60.000 prendas que, de otro modo, serían desechadas en la basura. Además de en España, de donde procede el 80% de las ventas, la empresa vende ropa y complementos en Alemania, Italia, Inglaterra, Portugal y Francia. De hecho, en estos dos últimos países «las chicas ya nos pueden enviar sus artículos. Nuestro objetivo ahora es tener vendedoras en todos los países en los que operamos», apunta Elezcano. Para este año, se habían propuesto entrar en Holanda y Bélgica y abrir diez tiendas físicas en distintas ciudades españolas, pero el coronavirus ha aplazado sus planes hasta «que todo vuelva a su cauce, esperemos que en 2022». Eso sí, de momento, han sabido adaptarse a la realidad posterior al Covid-19, que, sin duda, es mucho más digital.
El valor de Micolet reside en la comodidad. Quienes deciden aligerar su armario a través de esta web solo tienen que preocuparse de meter todo aquello que quieren vender en una caja y rellenar e imprimir una hoja de recogida. Micolet se encarga de recoger la caja en casa por 4,99 euros y después verifica el estado de las prendas (se desecha un 15%, que se devuelve a la vendedora o se dona a ONGs). Las valoran con un software propio que tiene en cuenta variables como el color, la talla o la época del año (no cuesta lo mismo un pantalón corto en invierno que en verano). El vendedor recibe un mail con el precio y, si está de acuerdo, se fotografía la prenda y se pone en venta en la página web. Cuando se vende, Micolet se queda con un fijo de 1,5 euros y un 25% del precio. Si la prenda pasa mucho tiempo en el almacén, se va rebajando, pero avisan siempre al vendedor.
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